Cómo reacomodar las finanzas personales después de las vacaciones
Tras gastar más de la cuenta durante las vacaciones en la playa o la montaña, es posible que los números queden en rojo y las cuentas no cierren. Con estas recomendaciones, se podrá reforzar la salud financiera y conseguir la deseada estabilidad post-vacacional.
El verano es la temporada en la que muchas personas buscan relajarse y olvidarse por unas semanas de la rutina y la presión de las clases o el trabajo. Por ello, algunas de ellas deciden invertir parte de su presupuesto para viajar en el período veraniego, lo que trae consigo, además de días de relax, sol y playa, gastos extraordinarios que repercuten directamente en el bolsillo.
Al regresar a la rutina diaria quizás en la billetera, caja de ahorro o cuenta corriente haya escasez de dinero y facturas que aún están pendientes de pago. Es posible recuperar el rumbo de las finanzas con estos consejos y así reponerse financieramente después de las vacaciones.
Se acabaron las vacaciones y también el dinero. ¿Qué hago?
Es probable que antes de salir de vacaciones se haya reservado una cantidad de dinero en efectivo para darse algunos gustos, pero, como por arte de magia, todo ese dinero desapareció.
Por ello, es importante que se pueda hacer un buen diagnóstico para medir la salud financiera, teniendo en cuenta los ingresos, gastos y en definitiva todos los costos que se imputen al bolsillo. El estudio del Centro de Innovación de Servicios Financieros (CFSI, por sus siglas en inglés) analiza cuatro componentes de salud financiera que se relacionan con estos pilares: gasto, ahorro, préstamo y planificación. Lo que se haga en estas áreas construirá la resiliencia y habilidad para enfrentar las dificultades financieras y poder solucionarlas.
Procurar dar solución al endeudamiento inmediato o falta de liquidez es una tarea que hay que emprender necesariamente. Una opción es solicitar al banco un crédito que ayude a paliar la situación actual.
Optimizar los gastos
Lo importante no es cuánto se gana, sino cómo se gestiona el gasto. Se debe tratar de optimizar todos los gastos mediante la racionalización, que se verá reflejada en diversas acciones como por ejemplo: hacer la compra del supermercado sin apetito y con una lista de compras, reducir las salidas a restaurantes o shoppings y dejarlo sólo para ocasiones especiales, aprovechar los eventos culturales gratuitos que ofrece la ciudad, planificar actividades considerando un presupuesto que esté acorde a la situación financiera actual, y por último evitar los gastos hormiga como el desayuno en el café del barrio, las empanadas de la media mañana en el trabajo y la botella de agua en la estación de servicio.
Con planificar algunos cambios en la forma de gastar, será posible lograr la deseada estabilidad económica.
Tener un colchón o fondo de emergencia
Los gastos adicionales también enseñan por qué es importante tener un fondo o colchón financiero para emergencias. La mejor manera de evitar el impacto de los imprevistos sobre el dinero ahorrado es creando este fondo. Cuando el dinero no alcance por el exceso de las vacaciones, se tendrá una base con la que se podrá contar para hacer frente a la situación post vacacional sin necesidad de meter mano en el presupuesto de los próximos meses hasta volver a la regularidad.
Un buen fondo de emergencia es el que se compone del dinero suficiente para, al menos, afrontar de tres a seis meses de gastos, incluyendo los costes corrientes y el gasto de vivienda.
El fondo de emergencia, si puede llegar a cubrir hasta seis meses de gastos, ya se puede considerar como un fondo apto. Cuando surja una emergencia entonces se recurre a este instrumento y posteriormente se repondrá el dinero utilizado.
Adoptar un producto financiero para ahorrar
Este sería el último paso necesario para poder afrontar con éxito el exceso de las vacaciones. Tras todo lo anterior, se debería considerar la opción de elegir aquellos productos de ahorro que más convengan, según la necesidad de cada persona o familia y que permitirán salir de cualquier imprevisto.
Se trata entonces de optar por aquellos productos que sean más cómodos para cada persona y según el perfil de ahorrador. El tipo de instrumento financiero que se utilice para este fin dependerá de la meta para la cual se ahorra. Una vez definida la misma, se podrán incorporar elementos de ahorro más habituales como las cajas de ahorro, cuentas bancarias, etc., siempre según la necesidad.