Cómo gestionar el dinero para sacarle partido al Erasmus
España es el tercer país que más estudiantes Erasmus tiene. Conocer nuevos destinos, idiomas y personas, mientras se continúa la formación académica, es siempre una vivencia enriquecedora, pero en ocasiones supone también la primera experiencia de una persona en la gestión de sus finanzas personales.
Alemania, Francia y España son, por este orden, los tres países que más estudiantes de Erasmus emiten. Según datos de la Comisión Europea, la convocatoria del programa Erasmus+ para 2024 contará con un presupuesto de 4.300 millones de euros para apoyar la educación, la formación, la juventud y el deporte en Europa. La cuantía de la beca, que se puede complementar con otras que ofrecen algunas comunidades autónomas, se sitúa entre los 200 y los 300 euros mensuales, dependiendo del coste de vida en el país de destino.
Según Antonio Alcántara, director de la Oficina Internacional de ESIC, “esta beca es una ayuda que no va a financiar la estancia”. Por tanto, la gestión del dinero se convierte muchas veces en un reto. Los españoles además tienen como principales destinos Italia o hasta ahora el Reino Unido, países con alto nivel de vida, donde los estudiantes tienen que hacer frente a precios elevados tanto en vivienda como en transporte, alimentación y otros gastos del día a día. Para que el presupuesto no se dispare, hay que tener clara la hoja de ruta a seguir.
Una cuestión clave ¿Qué ciudad elegir?
Es una decisión importante, sobre todo, cuando la beca no sufraga todos los gastos porque, casi con total seguridad, habrá que recurrir a los ahorros o el apoyo familiar, o buscar un empleo que ayude a llegar a fin de mes. “Países como Polonia, Hungría, la República Checa o Portugal suelen ser más baratos. Los nórdicos como Noruega o Finlandia parecen más caros, a priori, pero hay muchos servicios subvencionados. En estos últimos, por ser estudiante, tienes ayudas en el transporte, en las residencias… Antes de decidirte, infórmate de los beneficios que te ofrecen”, recomienda Alcántara.
También cabe considerar en qué medida la ciudad de destino está bien comunicada con el lugar de residencia del estudiante: si hay vuelos directos y, en el caso de que los hubiera, si los ofrece alguna compañía de bajo coste, lo que reducirá el precio de los viajes al país de origen. O, por el contrario, si hay que hacer alguna escala o es necesario enlazar con un tren o un autobús para llegar al destino final, lo que puede incrementar el gasto.
Tener en cuenta los gastos fijos
Cuando se llega a una ciudad nueva, es recomendable hacer una lista lo más completa posible con todos los gastos fijos y variables a los que habrá que hacer frente. Aunque varía dependiendo de las ciudades, un estudiante Erasmus viene a gastar de media unos 800 euros al mes.
- Vivienda. Sopesar entre una residencia universitaria y un piso compartido y valorar qué opción es la más rentable para la economía personal. En cualquier caso, si se opta por un lugar que esté cerca de la universidad, el ahorro en gastos de transporte puede marcar la diferencia.
- Alimentación. Visitar los supermercados cercanos y comparar precios es una buena receta. Otra opción barata puede ser comer en el comedor de la universidad, que suele tener precios competitivos.
- Transporte. Siempre sale más rentable un abono transporte que pagar día a día. En ocasiones es más barato comprar uno semestral que el de un mes, aunque el tiempo de permanencia no supere un cuatrimestre. Otra idea es alquilar o comprar de segunda mano una bici o patinete eléctrico.
- Ocio. Este es uno de los puntos que puede ocasionar más gastos sin darse cuenta. Una buena opción para ajustarse al presupuesto previsto es aprovechar las actividades gratuitas del campus y las opciones que ofrece el Carné Joven Europeo o Carné de Estudiante. Otras dos opciones interesantes son: la tarjeta ISIC (International Student Identity Card) y la ESN (Erasmus Student Network). Ofrecen descuentos y actividades a buen precio.
Organizar presupuesto y controlar el gasto
Tras pasar varios días en la ciudad de destino y valorar el coste de los gastos imprescindibles, resulta recomendable elaborar un presupuesto mensual y procurar seguirlo. En él se pueden registrar los gastos y analizar cuánto se gasta y en qué. Si se tiene control sobre los gastos fijos, será más fácil distribuir el dinero restante en salidas, cenas con amigos o incluso para un capricho.
Además, es importante evitar los llamados “gastos hormiga”. Son aquellos que, por ser pequeños, no reciben suficiente atención: los cafés, las bebidas… Eliminándolos del día a día, se puede conseguir un ahorro considerable.
Siempre que sea posible, es bueno contar con un pequeño fondo de emergencia. Este puede servir para cubrir algún imprevisto como una visita al dentista o la necesidad de reemplazar el móvil, por ejemplo.
¿Pagar con tarjeta o en efectivo?
Lo mejor es pagar todo con tarjeta, para evitar robos o pérdidas de efectivo. Además, al pagar de manera digital, tendremos comprobantes de pago en caso de que se necesite reclamar por algo. Pese a esto, no está de más, llevar algo de efectivo por si acaso, pero mejor usarlo solo de forma excepcional. En el caso de los países que no tienen el euro como moneda oficial, también es más ventajoso el pago con tarjeta, pero si hay que cambiar moneda para pagar, es mejor hacerlo en bancos y establecimientos oficiales, que cuentan con comisiones más vigiladas y ajustadas.
Conviene disponer de varias tarjetas, de débito y de crédito, ante posibles pérdidas o problemas con su uso. La de crédito debe usarse solo para imprevistos y es conveniente limitar el saldo.