Cómo calcular la rentabilidad de una inversión
Calcular la rentabilidad de una inversión, sea del tipo que sea, es clave para saber con seguridad qué tal ha ido si ya la hemos hecho o para estimar con un mínimo margen de error cómo irá antes de realizarla. En definitiva, lo que se busca es averiguar cuánto hemos ganado (o esperamos ganar) con la operación, un ejercicio que no es tan sencillo como pudiera parecer a simple vista.
Un hábito básico para cuidar la salud financiera es destinar parte de los ingresos al ahorro y buscar fórmulas para sacar la mayor rentabilidad posible a estas cantidades que vamos reservando.
Aunque la mayoría de la población es consciente de la importancia de rentabilizar el ahorro, el 23,3 % de las personas que ahorran lo hacen —al menos en parte— con dinero en metálico (el clásico “debajo del colchón”), según la última Encuesta de Competencias Financieras elaborada por el Banco de España y la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). La falta de competencias financieras es, precisamente, una de las barreras más importantes para la inversión y el cálculo de la rentabilidad, una de las cuestiones que más dudas despierta.
Óscar Elvira, director del Máster Universitario en Banca y Finanzas de la UPF Barcelona School of Management, explica el concepto de rentabilidad de una forma muy sencilla: “cuando lo que obtienes a la hora de vender es superior a lo que has invertido al comprar, una inversión es rentable. La diferencia entre una cantidad y otra es el beneficio que, dividido entre la inversión, da un cociente al que llamamos rentabilidad”.
Fórmula para calcular la rentabilidad de una inversión
Esta es la fórmula más básica para calcular si una operación es rentable. Sin embargo, no es la más ajustada. Para obtener un resultado más preciso es necesario tener en cuenta también los gastos de la inversión (impuestos, notario, etc.) y sumarlos al importe de la inversión (o restarlos al beneficio).
Si, por ejemplo, para comprar ese activo de 100 euros hemos tenido que aportar 5 más en concepto de gastos, el beneficio es de nuestra inversión será de 45 euros y la tasa de rentabilidad del 45%.
Elvira añade algunas variables más que es necesario tener en cuenta: “Si en esa compra, tú pones 20 y 80 te los deja un banco, puedes calcular una rentabilidad sobre los 100 que cuesta el activo o sobre los 20 que has aportado”, indica. Por otra parte, las cosas cambian también si la inversión va a generar flujos recurrentes de ingresos, como es el caso de comprar una vivienda y ponerla en alquiler, invertir en bonos del Estado o en acciones de una empresa que reparte dividendos.
Alquiler o bonos: rentabilidad de los flujos recurrentes
Óscar Elvira explica que, cuando pide a sus alumnos que le den ejemplos de una inversión rentable, siempre contestan que comprar un piso y ponerlo en alquiler. Sin embargo, el profesor rápidamente les muestra cómo, a corto plazo, posiblemente la inversión no salga a cuenta.
“La gente cuando compra un inmueble se fija en lo que cobrará de alquiler. En cambio, no tiene en cuenta lo que paga por tener el activo. El importe que se paga por la hipoteca, más todos los gastos como seguro de vida, seguro de hogar, gastos de comunidad, tener que hacer frente a una reparación, tener que pintar el piso... Al final muchas veces el flujo anual de gastos supera al ingreso que pagan los inquilinos”, explica. Si la idea no es, a largo plazo (vender por más), quizá no sea la mejor idea.
Otro caso clásico de flujos recurrentes son los bonos del Estado. Para calcular su rentabilidad, hay que tener en cuenta la diferencia entre lo que se invierte y el reembolso, pero también “hacer un cálculo actualizando flujos y poniendo como incógnita la tasa de actualización, buscando calcular la rentabilidad anual”, indica.
¿Cómo influye la inflación en la rentabilidad de una inversión?
Más allá de los cálculos matemáticos, para saber si una inversión es rentable es imprescindible tener en cuenta el tiempo y, sobre todo, la inflación. “Dos capitales idénticos en momentos diferentes del tiempo no son equivalentes. Mil euros hoy no es lo mismo que mil euros dentro de un año”, recuerda el director del Máster Universitario en Banca y Finanzas de la UPF Barcelona School of Management.
“Si hoy nos ofrecen 3.000 euros por un reloj que recibimos de regalo en el último cumpleaños, pero no nos dicen cuándo nos los van a pagar, estos 3.000 euros carecen de valor, ya que si nos los pagan dentro de 100 años, estos 3.000 euros ya no serían lo mismo que si los recibiéramos hoy”, explica.
Por esta razón, es imprescindible también manejar el concepto de interés real, que es el interés nominal menos la tasa de inflación. “Si yo, por ejemplo, compro una letra del Tesoro español y este año 2023 obtengo un rendimiento de 3,60% y la inflación que tiene España es del 6%, en realidad no gano un 3,60, sino que estoy perdiendo 2,4”, explica el experto. “Ese interés real te daría una indicación de lo que vas incrementando tu patrimonio o lo que se está erosionando tu patrimonio”, asevera.
Teniendo todo esto en cuenta, la fórmula más exacta para calcular esta rentabilidad real es algo más compleja:
Rentabilidad real = ((1+rentabilidad financiera)/(1+inflación)) – 1
Óscar Elvira aporta otro ejemplo claro para entender estas dos fórmulas. “Disponemos de 100 euros, con los que podemos comprar hoy 100 pastelitos (pues su precio es de 1 euro por pastelito). Decidimos invertir estos 100 euros durante un año. Para renunciar a comprar esos 100 pastelitos hoy, deseamos poder comprar dentro de un año 105 pastelitos, es decir, deseamos obtener una ‘rentabilidad real’ del 5%. Como sabemos (por alguna extraña razón) que la inflación va a ser del 3%, decidimos invertir en un producto que ofrece una rentabilidad del 8%”. Esto se hace porque si restamos la inflación a la rentabilidad, nos da la rentabilidad real.
Sin embargo, con la fórmula exacta, se ve que el dinero resultante dará para comprar solo 104,85 pastelitos. Esto ocurre porque “no solamente a los 100 pastelitos iniciales hay que aplicarles la inflación (dentro de un año valdrán 103 euros), sino también a los 5 que deseo comprar (que valdrán 5,15 euros, y no 5 euros)”. Así, lo ideal sería invertir en un producto que ofrezca un 8,15%.
Rentabilidad real = ((1+0,0815)/(1+0,03)) – 1 = 0,05
Tener en cuenta estos conceptos, que ayudan a entender que los números se mueven siempre en un contexto, es clave para comprender a fondo los productos que se contratan y poder hacer un seguimiento realista y ajustado de su rentabilidad real.