'Cohousing senior': vivir con amigos para combatir la soledad
Supone una alternativa al modelo residencial tradicional y tiene como objetivo el cuidado mutuo entre los usuarios para un envejecimiento lo más autónomo posible. El ‘cohousing’ se presenta como una modalidad residencial que aspira a ofrecer una vivienda independiente, con zonas y servicios comunes -como la cocina o el área de descanso-, a millones de personas mayores que, a su vez, pueden compartir gastos y reducir los costes de los servicios e instalaciones que puedan necesitar.
Según algunas de las conclusiones de las proyecciones de población que elabora el Instituto Nacional de Estadística, dentro de 15 años, la población de 80 y más años crecerá en un 47,5%, al pasar de cerca de tres millones en 2024 a 4,35 millones en 2039. Los centenarios prácticamente se triplicarán y superarán los 46.000 frente a los cerca de 17.000 de este año. Además, según estas estimaciones, un tercio de todos los hogares estarán habitadas por una sola persona, hasta alcanzar los 7,7 millones de viviendas unipersonales, frente a los 5,4 actuales.
¿Qué es el cohousing senior?
Una opción atractiva para la población senior es el ‘cohousing’, un modelo en el que un grupo de personas se mudan a una urbanización o una comunidad de viviendas independientes adaptadas y comparten servicios como la limpieza, además de actividades de ocio y estancias comunes como el comedor.
Si por algo se caracteriza el ‘cohousing’, es porque facilita las relaciones entre vecinos y les permite mantener su independencia económica y privacidad. José Luis Suárez, CEO de Living Cohousing, explica que con este modelo se crea un entorno amigable que permite a las personas mayores estar acompañadas por amigos y compartir experiencias vitales. De esta forma, pueden formar parte de una comunidad de vecinos con necesidades afines, “manteniendo su dignidad, independencia y autonomía el mayor tiempo posible en la que es su casa”.
La soledad en las personas mayores supone un riesgo grave de salud pública, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por sus siglas en inglés). El aislamiento social aumenta significativamente el riesgo de una persona de morir prematuramente por todas las causas —al igual que ocurre con el tabaquismo, la obesidad y la inactividad física—. También se asocia a un aumento de casi el 50% del riesgo de demencia y está relacionado con mayores tasas de depresión, ansiedad y suicidio.
En España, se estima que cerca de tres millones de personas mayores de 65 años sufren soledad. José Carlos Rodrigo Marías, responsable del departamento financiero de la cooperativa Hábitat Colaborativo, que ha puesto en marcha varios proyectos de ‘cohousing’, señala que este modelo sirve para “luchar contra la soledad no deseada, conocida como la epidemia del siglo XXI”.
Compartir gastos y facturas
Rodrigo asegura que los gastos mensuales del ‘cohousing’ son mucho más baratos que los de cualquier otro modelo. Este modelo permite abaratar la compra o el alquiler de una vivienda. Además, los vecinos pueden hacer frente juntos a “los costes de los servicios que puedan demandar o necesitar”. Tal y como subrayan varios investigadores, a medida que los hogares colaboran para compartir recursos, crece una economía colaborativa, lo que deja a los convivientes en una situación financiera más favorable.
Los convivientes pueden, por ejemplo, compartir las facturas, los alimentos, los automóviles, los electrodomésticos, los muebles, los servicios de limpieza y del cuidado de personas mayores y el precio de instalaciones costosas —como piscinas— que de otro modo no podrían pagar. Los costes de este modelo pueden variar dependiendo del modo de vida que deseen los residentes y de su nivel de autonomía. Por ejemplo, si están en buena condición física, pueden ser ellos mismos quienes se encarguen de cortar el césped y limpiar las salas comunitarias.
Para las personas mayores, otra ventaja es que pueden dividir la carga financiera de instalar equipos especiales como rampas, iluminación para los caminos de acceso y viviendas o espacios adicionales para los cuidadores. La Asociación de Cohousing de Estados Unidos destaca que cada vez más viviendas se construyen teniendo en cuenta “la accesibilidad para sillas de ruedas, así como la planificación de barras de apoyo y otras ayudas que las personas mayores pueden necesitar a medida que envejecen”.
De clases de baile a un servicio de lavandería
“El factor diferencial y clave del ‘cohousing’ frente al modelo de residencia, que lo consideramos necesario y complementario, es la participación en la toma de decisiones”, subraya Rodrigo. Los propios integrantes de una comunidad deciden qué medios y atenciones consideran necesarios en cada momento. El límite de las posibilidades está en la imaginación de los vecinos, que pueden planificar viajes juntos, recibir sesiones de fisioterapia o clases de baile, tener servicio de peluquería, de pedicura, de lavandería o de catering y recibir asesoramiento financiero y jurídico.
Todo ello con una gran ventaja: comparten los gastos de todos estos servicios. Tal y como afirma Suárez, “el ‘cohousing’ hace posible que las personas se organicen en cooperativas para poder disfrutar de viviendas, asesoramiento y servicios asociados de forma sencilla y acceder a servicios de una manera más económica que si los contrataran de forma individual”.
A ello se suma que apostar por este modelo puede impulsar el desarrollo de edificios eficientes energéticamente, “con sistemas de reciclaje y criterios de sostenibilidad que permiten ahorrar y cuidar el entorno”. Además, las viviendas de la comunidad pueden ser equipadas con tecnologías sofisticadas para garantizar el bienestar de los ancianos. Algunas investigaciones estudian cómo el uso de sensores, de cámaras y de otros aparatos dotados de inteligencia artificial pueden detectar anomalías y proporcionar análisis predictivos sobre el comportamiento y la salud de las personas mayores.
Un modelo en desarrollo
El modelo de ‘cohousing’ para personas mayores, originario de los países nórdicos, goza de una amplia tradición e implementación en todo el norte de Europa. Pese a todas las ventajas mencionadas y aunque en España cada vez es un modelo más conocido, aún está en desarrollo.
Aunque el número de proyectos maduros en España es bastante limitado, entre los mayores que lo conocen es una opción bastante respaldada. La alternativa de vivienda para la jubilación mejor valorada por los mayores es el domicilio de residencia de los últimos años (8,9 sobre 10), seguida por el cohousing (5,1), tal y como indican los últimos datos disponibles del Informe Mayores UDP. Las viviendas de hijos o familiares (4,4) y las residencias (4,5) obtienen una valoración media inferior a 5.
Aun así, el 'cohousing' no es una alternativa ideal para todas las personas. Es un modelo que requiere vivir en compañía, en comunidad, y de manera activa y participativa. “Y esto requiere de personas que deseen vivir así”, subraya Rodrigo. Además, en la actualidad los plazos de puesta en marcha de un proyecto de 'cohousing' para personas mayores son “demasiado largos”. El experto insiste en que normalmente “se trata de proyectos complejos, tanto desde el punto de vista social como desde la perspectiva económica y en el que confluyen, además, muchos otros aspectos como el inmobiliario, el legal o el financiero”.
Para aquellas personas interesadas en el 'cohousing', hay algunos consejos que pueden ser útiles.
- El primero sería informarse y asegurarse de que las características de este modelo son compatibles con sus expectativas de vida para la jubilación. Rodrigo sugiere, por ejemplo, visitar algunos proyectos en funcionamiento.
- El segundo paso sería “crear o integrarse en un grupo de personas con intereses y valores afines, con los que se compartan inquietudes, vivencias o estilos de vida y con las que se desee emprender un proyecto vital para la jubilación”.
- Buscar asesoramiento de entidades profesionales expertas también resulta aconsejable para evitar errores que hagan fracasar el proyecto.