Cinco ideas para cuadrar un presupuesto y conseguir ahorrar
El presupuesto es una herramienta muy útil para administrar las finanzas personales. Permite planificar ingresos y gastos durante un periodo de tiempo y ayuda a tomar decisiones en el día a día. Pero hay ocasiones en que las cuentas se descuadran. Si esto sucede, existen algunas fórmulas para proteger nuestra salud financiera reajustando la contabilidad doméstica.
No hay recetas mágicas para que el presupuesto familiar cuadre “y menos con los niveles salariales en los que nos movemos la mayor parte de los individuos”, explica Juan Ignacio Cáceres, profesor de la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de la Universidad CEU San Pablo. Cáceres recomienda “intentar ajustar los gastos familiares siempre que se pueda, cuando no haya comienzo de curso académico de los chicos, rotura de electrodomésticos o imprevistos de ese estilo. Y, de esa forma, intentar ir formando un colchón económico que nos permita hacer frente a los gastos no corrientes”.
En España, por ejemplo, la tasa de ahorro de los hogares a mediados de 2022 alcanzó el 16,1%, su nivel más alto en un año. Lo ideal sería poder ahorrar un 20% del sueldo mensual, “lo que no es nada fácil y menos en la situación de elevada inflación que tenemos actualmente”, comenta el profesor del CEU, consciente de que ahorrar es más difícil todavía en economías menos consolidadas como la mexicana, dónde el 87,2% de los ciudadanos no tiene capacidad de ahorro, según datos recientes del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).
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En estos momentos en los que resulta especialmente difícil ahorrar, contar con buen presupuesto, que nos permita identificar claramente nuestros hábitos de gasto, es fundamental no solo para gestionar el día a día, sino especialmente para planificar el futuro y estar preparados para los imprevistos. Hacer un buen presupuesto y adaptarlo a los cambios que se van produciendo en la economía de cualquier familia no es una tarea excesivamente complicada si tenemos en cuenta estas cinco claves.
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Aclarar los ingresos y los gastos
Puede ser tedioso, pero resulta realmente útil registrar todos los ingresos, gastos fijos y variables en un papel o en una plantilla de Excel para tener una fotografía clara de la situación de las finanzas. Este ejercicio nos permitirá visualizar de manera global nuestros ingresos y gastos, tomar conciencia de dónde se concentran nuestros gastos, valorar si se pueden recortar y establecer un límite en los casos en que lo consideremos necesario.
Una vez analizada nuestra situación financiera y definido el presupuesto personal, es imprescindible revisar cada cierto tiempo (semanal o mensualmente) nuestra planificación para saber si sus efectos son los que esperábamos o si hay que hacer algún ajuste.
Algunos bancos, como BBVA, ofrecen herramientas digitales dentro de sus aplicaciones móviles para categorizar y registrar los gastos, establecer presupuestos mensuales y darles seguimiento.
¿Cómo descargar la 'app' de BBVA?
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Eliminar gastos hormiga
Cuando se habla de ahorro es importante adquirir un hábito y una responsabilidad hacia el bienestar financiero propio. Llevar un diario de gastos permitirá, por ejemplo, detectar esos gastos hormiga que en muchas ocasiones descuadran el presupuesto al final de mes: un refresco o un café diario o un taxi que podríamos haber reemplazado usando el transporte público.
De acuerdo con el Banco Central de la República Argentina, los gastos hormiga son aquellos que se realizan sin darse cuenta, pero sobre todo sin preguntarse si es posible posponerlos, reemplazarlos o suprimirlos y que, poco a poco, disminuyen la capacidad de ahorro.
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Revisar grandes gastos para bajarlos
La alimentación suele ser una de las partidas más relevantes en las economías familiares. Así que conviene reflexionar e intentar sustituir o reducir el consumo de los productos más caros y fijarse en los precios para elegir los mejores insumos según su relación calidad/precio.
En el caso de los servicios básicos, como la luz, conviene revisar la potencia contratada, por si se pudiera rebajar, conocer y aprovechar las franjas horarias más baratas, cambiar algunos hábitos y plantearse si merece la pena invertir en electrodomésticos y tecnologías más eficientes. Un cambio de bombillas tradicionales por LED o reducir el consumo fantasma desconectando los aparatos electrónicos cuando no los estemos utilizando puede suponer a lo largo del año un ahorro considerable.
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Usar ‘apps’ para vender o comprar más barato
Otra opción, sobre todo cuando tenemos más tiempo que dinero, es invertir algunas horas a la semana en buscar las opciones más económicas para los gastos más habituales. Gracias a internet resulta cada vez más fácil comparar los precios de un mismo producto ofertado por diferentes establecimientos y proveedores.
Además de posibles ofertas, existen decenas de aplicaciones y plataformas digitales destinadas a ayudarnos a conseguir el mejor precio comprando objetos de segunda mano o vendiendo lo que ya no necesitamos, lo que permitirá, además, conseguir unos ingresos extra.
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Evitar el consumismo
El ahorro está reñido con el consumo innecesario y, para evitarlo, los expertos proponen reflexionar antes de hacer un gasto, grande o pequeño y no dejarse llevar por los impulsos. ¿Cómo vencerlos? Una buena opción es seguir la regla de las 48 horas que consiste en dejar pasar esos dos días entre el momento en el que se siente el impulso de realizar una compra y el momento del gasto. Si pasado este tiempo lo seguimos considerando necesario, es el momento de hacer la adquisición. En caso contrario, nos habríamos evitado un gasto innecesario.