¿Sabes qué es la desindustrialización prematura?
Desde el siglo XX, el término ‘países industrializados’ se ha utilizado para designar a países ricos y desarrollados. En general, la industria se asocia con altos niveles salariales y estabilidad en el empleo y, por tanto, no es extraño que los gobiernos se pongan como objetivo incrementar el peso de la industria sobre su economía. Miguel Cardoso, de BBVA Research, explica y contextualiza este proceso en España.
En general, el patrón de crecimiento de las economías desarrolladas ha seguido un proceso caracterizado por el incremento inicial de la industria, tanto dentro del empleo como en el valor añadido bruto (VAB). Sin embargo, a partir de cierto nivel de ingreso per cápita, se produce un punto de inflexión y otros sectores, como los de servicios, comienzan a ganar importancia.
Por otra parte, la evidencia muestra que ciertas economías emergentes están reduciendo ese peso de industria cada vez a menores niveles. A este proceso de desindustrialización se le llama ‘desindustrialización prematura’.
¿Cuál ha sido la experiencia de España y de sus CC. AA.?
España, como el resto de países desarrollados, pasó por un periodo de incremento en el peso de la industria sobre el empleo, sobre el VAB total, hasta llegar a niveles del 23% del total del empleo. A partir de ahí, lo que se ha observado es una reducción que ha llegado hasta niveles alrededor del 10%.
De manera clave, hay algunas comunidades autónomas que no han pasado por este proceso de industrialización, es el caso de Extremadura, donde el peso del empleo de la industria sobre el total apenas rondó en sus máximos alrededor del 10 o 15% del total. Estas cifras se comparan negativamente, con comunidades como el País Vasco, donde el peso del empleo llegó hasta el 40-45%.
Esto es importante porque, actualmente, lo que se observa es una relación positiva entre las comunidades autónomas que más peso del empleo de la industria alcanzaron y el actual nivel de ingresos.
¿Qué lecciones podemos aprender al respecto?
Probablemente este proceso de desindustrialización sea un síntoma de las carencias y desequilibrios que presentan algunas regiones y que no han permitido el desarrollo de sectores de alto valor añadido. Por lo tanto, más que centrarse en políticas que impulsen un sector en particular, es importante que se creen incentivos a través de políticas transversales para impulsar la acumulación de capital humano. Esto permitiría que las CC. AA. que han perdido el tren de la industrialización, no pierdan el tren de los servicios de alto valor añadido en una economía digital.