¿Sabes lo que es la banca en la sombra?
“La banca en la sombra es la actividad de intermediación crediticia o financiación realizada por cualquier entidad financiera, infraestructura, plataforma que se encuentra fuera total o parcialmente del circuito bancario tradicional”, explica María Abascal, de BBVA Research. Algunos ejemplos podrían ser los vehículos de gestión de inversión colectiva, las titulizaciones, los hedge funds (fondos de inversión altamente apalancados), y más recientemente toda la financiación vía crowdfunding, peer to peer lending.
¿Por qué ha crecido en la actualidad?
La avalancha de la regulación bancaria ha tenido como efecto colateral el fuerte crecimiento de la actividad de la banca en la sombra. Durante los últimos años, la banca ha experimentado un entorno complejo (macro y regulatorio).
La banca en la sombra, sin embargo, se ha visto favorecida por una regulación más laxa. De hecho, ha llegado a representar el 40% de los activos del sistema financiero global en 2014, según el Consejo de Estabilidad Financiera. Como consecuencia de esto, se puede estar transfiriendo riesgos del sistema bancario al sistema en la banca. De ahí que sea necesario poner el foco en esta actividad para evitar la repetición de episodios de riesgo sistémico. Es, de hecho, una de las asignaturas pendientes de la reforma regulatoria global.
¿Qué factores positivos y negativos tiene la banca en la sombra?
Puede ser un instrumento útil para complementar a la banca en la concesión de créditos. Al final, con este tipo de actividad, lo que hacemos es favorecer la financiación de nuevos proyectos, nuevas ideas, innovación; en definitiva, es un complemento útil para apoyar el crecimiento igual que lo hace la banca. Los agentes aprovechan el arbitraje regulatorio; por eso se ha expandido tanto esta actividad.
Sin embargo, debemos recordar que es una actividad con menos regulación y menos supervisión, y, por tanto, los riesgos asumidos por los inversores no son los mismos. Y eso es algo que los inversores deben tener en cuenta. En definitiva, esta actividad, de alguna forma, disminuye la disciplina de mercado al verse sometido a menos regulación, y esto es importante que se comprenda bien. Al mismo tiempo, exacerba la prociclicidad del sistema financiero, puesto que tiene una elevada dependencia de la financiación a corto plazo.
Por todo ello es importante que las autoridades monitoricen bien esta actividad. Necesitamos un marco de regulación que convierta esta actividad en una actividad transparente, que opere en condiciones de mercado y que sea una actividad resistente. Quizás no se trata tanto de aplicar la regulación bancaria tal cual a los no-bancos, sino contar con un marco general que regule y supervise y ofrezca unas garantías mínimas.