¿Sabes cuáles han sido los principales cambios en el balance de riesgos globales?
Durante el último trimestre se ha hecho visible un deterioro significativo en el balance de riesgos a escala global. Esto se debe a dos motivos: la confluencia de muchos focos de inestabilidad que afecta a los principales flujos económicos, y un aumento de la incertidumbre a escala mundial. Sara Baliña, de BBVA Research, explica los cambios que está sufriendo la economía.
El balance de riesgos del servicio de estudios de BBVA ha seguido manteniendo el conjunto de eventos de riesgos y, sin embargo, ha introducido algunos cambios en la probabilidad de que cada uno de esos eventos se pueda llegar a materializar a corto o medio plazo. En particular, se ha incrementado la relevancia de que se pueda tener una recesión económica en EE. UU. y también un proceso de desapalancamiento más o menos desordenado en China, sin duda el principal elemento novedoso.
Por otra parte, se mantienen algunos riesgos, como la posibilidad de una guerra comercial a nivel mundial que afecta fundamentalmente a EE. UU. y China. La mejora que se ha observado en la relaciones comerciales recientes entre ambas economías puede restar un poco de intensidad a este escenario pero, en opinión de BBVA Research, hay elementos todavía estructurales que van a ser difíciles de resolver a corto plazo y, por lo tanto, pueden provocar un choque.
Por otro lado, se considera que la posibilidad de asistir a tensiones en los mercados de financiación de la eurozona es un evento que sigue estando muy presente y, sobre todo, en un entorno de inestabilidad política significativo y en vísperas de la celebración de las elecciones al Parlamento Europeo en mayo.
En este contexto, BBVA Research ha reducido la probabilidad de ocurrencia de un escenario donde la Reserva Federal (Fed) suba los tipos de interés de forma muy agresiva. Las últimas declaraciones del Banco Central Europeo (BCE) van en esa dirección y, desde un punto de vista más estructural, se ha mantenido la posibilidad de un estancamiento económico.
De los eventos de riesgo mencionados, ¿cuáles tendrían una mayor severidad sobre la economía mundial?
Sin duda, el asistir a una recesión económica en EE. UU. y un proceso de desapalancamiento más o menos desordenado en China. En el caso de la recesión cíclica en EE. UU., la mayor parte de los modelos que anticipan la existencia de una recesión económica apuntan a un incremento de la probabilidad en los últimos meses. En este caso, es muy complicado que una economía que acumula tantos años de crecimiento sostenido en ausencia de medidas de oferta orientadas a relanzar la productividad no entre en un escenario de desaceleración.
Además, hay una serie de elementos que pueden ejercer de amplificadores: un entorno de inestabilidad e incertidumbre política muy elevado, un margen de maniobra por parte de la política monetaria y una política fiscal para contrarrestar la posible recesión. Sobre todo vulnerabilidades que afectan al sector corporativo altamente endeudado y con un deterioro de los estándares crediticios que pueden hacer que los efectos sobre el conjunto del país y el conjunto de la economía sean mayores ante una desaceleración económica.
Respecto a China, el entorno es muy parecido al que teníamos hace unos meses. La confluencia de dudas crecientes sobre el ritmo que se está desacelerando la economía y un ratio de apalancamiento privado que no logra caer, hace difícil a las autoridades gestionar ese equilibrio entre mantener en la medida de lo posible una desaceleración económica ordenada sin que los desequilibrios macroeconómicos vayan a más.
A día de hoy, las presiones sobre el sector corporativo no son menores. Puede observarse una reducción significativa de la financiación a través de la banca en la sombra y eso está acelerando el ritmo de impago del sector corporativo. De esta forma, en 2018 se ha visto un aumento importante de los impagos empresariales, un elemento que hay que tener en cuenta.
Otro elemento a tener en cuenta son las señales de presión financiera: la corrección en la bolsa de valores de China o la depreciación de su divisa. Estos factores, de alguna forma, no dirigen hacia una buena dirección a la hora de evitar una caída más o menos significativa del ratio de deuda sin que la economía sufra en una medida superior a la que el servicio de estudios considera su escenario base.