El reto de las pensiones del futuro: cómo reinventar la Seguridad Social
José Antonio Herce, presidente del Foro de Expertos Independientes del Instituto BBVA de Pensiones, aboga por reinventar la seguridad social para que pueda hacer frente al gran reto al que se enfrentan las pensiones: la longevidad. Así lo expresó en una charla organizada por Deusto Business Alumni y BBVA en el Palacio Euskalduna de Bilbao, el 12 de junio de 2018.
Herce comenzó su charla relatando que el primer sistema de seguridad social moderno se creó hace unos 130 años, en la Prusia del canciller Otto Von Bismark. “Es un sistema que ha prestado un gran servicio a la sociedad”, subrayó. “Existe en todos los países del mundo; da pensiones mejores o peores de muchas clases en todos los países del mundo. La Seguridad Social va a seguir existiendo siempre; va a pagar pensiones siempre. No tan buenas como nos gustaría seguramente”.
Según José Antonio Herce, se ha llegado a un punto en el que la Seguridad Social española está exhausta y corresponde repensarla para que pueda seguir existiendo. El presidente del Foro de Expertos Independientes del Instituto BBVA de Pensiones enumeró los retos a los que se enfrentan los sistemas públicos de pensiones y que se resumen en tres: la sostenibilidad del sistema, la suficiencia de las pensiones, es decir, que el sistema pueda pagar pensiones dignas que eviten situaciones de pobreza, y la atención a las contingencias propias del siglo XXI, como la dependencia.
Hoy a los 65 años llega el 90% de una generación. Y cada año que pasa vivimos dos meses y medio más
Los dos primeros retos, sostenibilidad y suficiencia, tienen un denominador común, que es la longevidad. Según explicó Herce, hoy a los 65 años llega el 90% de una generación. Y cada año que pasa vivimos dos meses y medio más. “Todas las ganancias de vida del siglo XX han ido a las edades laborales. Por eso el siglo XX, a pesar de avatares históricos horribles, ha sido un siglo de tanto crecimiento de la productividad, del bienestar y de la igualdad en todo el mundo. Porque todas las ganancias de vida han ido a los años laborales”, manifestó.
La tiranía de los 65 años
“Pero si nos empeñamos a mantener la tiránica barrera de los 65 años como edad de jubilación, todas esas ganancias de vida se producirán fuera de edades laborales. Y por tanto no nos van a ayudar a crecer ni en valor ni en recursos. Todo lo contario: no solo no van a aportar recursos ni valor, sino que lo van a detraer. Ese es el reto que tenemos”, añadió.
Según explicó Herce, cuando se creó el primer sistema de seguridad social en la Prusia de Bismark, la esperanza media de vida al nacer era inferior a los 40 años, y la edad de jubilación se estableció en los 65. Hoy, en los países avanzados más que se ha duplicado la esperanza media de vida y la edad de jubilación es la misma.
En los países avanzados se ha duplicado la esperanza media de vida y la edad de jubilación es la misma que hace 130 años
La edad a la que sobrevive hoy el mismo porcentaje de una generación que sobrevivía a los 65 en 1900 son 91 años. Es la edad equivalente. Igualmente, los años de vida media que quedaban en 1900 a partir de los 65 años eran 9,1 años. Hoy en día el equivalente son los 81 años.
“Hoy la denominada gran edad se sitúa entre 81 y 91 años. ¿Eso quiere decir que la gente tiene que jubilarse a esa gran edad? No”, afirmó Herce. “Pero tomemos una decisión. Si nos empeñamos en seguir jubilándonos a los 65 (y no me valen los 67) apenas habremos empezado a recorrer el camino”.
Suficiencia de las pensiones
Herce se refirió a continuación a la suficiencia de las pensiones y recordó que desde su concepción, el Índice de Revalorización de las Pensiones (IRP) que se aprobó con la ley de 2013 suponía pérdida de poder adquisitivo para los pensionistas, en el momento en que el Banco Central Europeo cumpliera con su objetivo y su obligación, que es mantener una inflación del 2%.
El IRP, hoy cuestionado por casi todos los grupos parlamentarios, desliga la revalorización de las pensiones del índice de Precios al Consumo (IPC) y la liga a una serie de variables relacionadas con la situación financiera de la Seguridad Social. Supone una revalorización mínima del 0,25% y una máxima del IPC más un 0,5%.
“El impuesto inflacionario no es bueno. Es una sorpresa muy desagradable”, señaló Herce, en referencia a la pérdida de poder adquisitivo de las pensiones debido al impacto de la inflación. “Pero si queremos volver a indiciar las pensiones con el IPC y el crecimiento, para seguir garantizando que vamos en la vía de la sostenibilidad habrá que hacer algo muy doloroso”, dijo.
"La Seguridad Social es injusta por exceso, porque a los 12 años de haberte jubilado te ha devuelto todas tus cotizaciones"
Herce recordó que la tasa de sustitución de las pensiones públicas en España (el porcentaje de la primera pensión sobre el último salario) es de las más altas del mundo, por encima del 80%. “La Seguridad Social española es muy justa. De hecho, es injusta por exceso, porque a los 12 años de haberte jubilado te ha devuelto todas tus cotizaciones. Y aún te quedan 10 años de vida”.
Herce abogó por desarrollar plenamente los sistemas de pensiones de empleo, a través de convenios colectivos, para poder reinventar la Seguridad Social. “Los sistemas de pensiones de empleo pagarían las pensiones de los jubilados hasta llegar a la gran edad que se estableciese, y es a esa gran edad cuando empezaría a pagar pensiones la Seguridad Social”, explicó, refiriéndose a una propuesta reciente realizada en el ámbito académico con algunos colaboradores. Una especie de “sistema mixto en dos etapas”, dijo.
Repensar la pensión de viudedad
El presidente del Foro de Expertos del Instituto BBVA de Pensiones se refirió a las pensiones de supervivencia y en especial la de viudedad. “Históricamente las percibían las viudas de los trabajadores, como un seguro de vida. Los causantes de ese derecho no podían disfrutar de su pensión de jubilación, porque se morían enseguida, y eran las viudas las que se beneficiaban”.
Según Herce, hoy hay pensiones de viudedad que en muchos casos carecen de sentido, porque muchas personas que van a tener derecho a una pensión de viudedad van a causar su propia pensión de jubilación; tanto hombres como mujeres que han tenido carreras laborales con derecho a pensión. “¿Qué damos entonces a estas personas, dos pensiones vitalicias, la suya y la de viudedad?”, preguntó
Según explicó el economista, las pensiones de supervivencia tienen un coste de 22.000 millones de euros al año. Pero sacarlas de la Seguridad Social para que los asumieran los Presupuestos Generales del Estado tiene sus problemas también. “Para ello tendremos que desplazar dos terceras partes del gasto en protección de desempleo, la mitad del gasto en educación, o la tercera parte del gasto en sanidad. Díganme cómo lo hacemos” subrayó.
“Hay muchos países avanzados donde no hay pensiones de supervivencia como las conocemos en España. Lo que hay es un capital único o 12 o 18 mensualidades para que el hogar que ha sufrido estrés emocional y económico por la pérdida de un cabeza de familia pueda recibir la solidaridad de la sociedad”, concluyó.