'Renting': una alternativa para optimizar tu negocio
Emprender un negocio lleva consigo importantes inversiones que, en ocasiones, pueden resultar gravosas si no se elige la opción adecuada. Muchos emprendedores se plantean si para obtener la máxima rentabilidad en su negocio es mejor adquirir ciertos bienes o, por el contrario, alquilar.
La decisión depende de muchos factores, entre ellos el capital con el que cuente la empresa o el grado de riesgo que se quiera asumir. Lo importante es contar con el mayor conocimiento posible sobre los productos que más encajan en el negocio, y poder tomar una decisión informada.
El renting es un dilema para muchos empresarios a la hora de montar un negocio. Pero lo cierto es que acaba imponiéndose y, actualmente, cada vez más empresas optan por algún tipo de renting, ya sea de vehículos, maquinaria o equipos informáticos.
¿Qué es el 'renting'?
El renting es un contrato de servicios de un bien entre una empresa y un cliente, principalmente empresas, aunque cada vez son más los particulares que también se apuntan a esta opción. El más extendido es el de coches por las numerosas ventajas que ofrece, pero el inmobiliario, de vehículos industriales o de material tecnológico se han hecho un hueco en el mercado.
Mediante el renting de vehículos el cliente paga una cuota fija mensual que incluye todos los servicios (seguro, gastos de mantenimiento, impuestos, etc.). Entre las ventajas que ofrece para el empresario es que puede computarse como gasto corriente, por lo que no inmoviliza ni consume recursos financieros.
La cuota mensual, que incluye el servicio integral, evita gastos imprevistos, y el IVA soportado es deducible del Impuesto de Sociedades. Además, permite ahorrar tiempo y costes de gestión asociados a la adquisición. Algunos contratos, como los de BBVA, ofrecen, además, la opción de defensa del carnet por puntos o la gestión de flotas online.
Más que un servicio de transporte
Si además de vehículos de transporte la empresa requiere vehículos industriales, como remolques, camiones o autobuses, las entidades también ofrecen el renting operativo. A diferencia de los contratos de renting de coches, el mantenimiento suele ser obligatorio entre cliente y proveedor, pudiendo negociarse incluirlo en el contrato. Este producto no computa como deuda, es igualmente deducible fiscalmente y su contabilización es muy sencilla al tratarse de un gasto.
Venta o alquiler de un local
Pero si lo que el empresario persigue es no incurrir en el elevado coste que supone comprar una nave o una oficina, puede optar por el renting inmobiliario. Es un arrendamiento a largo plazo donde los pagos se determinan desde el inicio de la operación, con una opción de compra no simbólica a favor del arrendatario.
Al finalizar el renting puede prorrogarse el contrato, ejercer la opción compra por el precio establecido o devolver el inmueble en las condiciones establecidas en el contrato. El plazo del arrendamiento suele oscilar entre los diez y 20 años pero, en esta ocasión, el mantenimiento y responsabilidad suele ser del cliente.
Otras modalidades
El renting tecnológico también es una solución cada vez más extendida, principalmente para aquellos autónomos o empresarios que acaban de comenzar. Aporta a las empresas, no solo el uso y disfrute de sus activos tecnológicos, sino una serie de valores añadidos, que se adecuan a las características propias de la tecnología.
Pero las entidades dedicadas al renting han alcanzado un elevado grado de especialización para adaptarse a las necesidades de mayores colectivos y hoy ya podemos encontrar renting de equipamiento médico, de equipamiento 'fitness' o de eficiencia energética.
El uso de nuevas tecnologías en este último ámbito, como el LED o la fibra óptica, están generando importantes ahorros en el consumo de energía (que oscilan entre un 40% y un 70%) y proporcionan mayores prestaciones que equipamientos convencionales.