Relaciones más breves, emocionales e hiperconectadas: así son las parejas del siglo XXI
Los emparejamientos múltiples y diversos a lo largo de la vida, que combinan lo presencial y lo virtual, la normalización de las rupturas a cualquier edad, y por motivos más emocionales que objetivos, y la influencia de las nuevas tecnologías en la vida familiar caracterizan el “amor digital” propio del siglo XXI, según un estudio de la Universidad de Málaga financiado por la Fundación BBVA.
Las personas quieren seguir viviendo en pareja, pero de una forma diferente a la de generaciones anteriores. La sociedad digital reformula el ‘arte de vivir juntos’ y trae consigo relaciones de muy diversos tipos y formas, con una legitimación social cada vez mayor. Se espera, además, que aumenten las personas sin pareja, la frustración y el sentimiento de soledad.
Estas son algunas de las conclusiones del estudio ‘La gestión de la intimidad en la sociedad de la información y el conocimiento. Parejas y rupturas en la España actual’, realizado por un equipo de investigadores de la Universidad de Málaga bajo la dirección de Félix Requena Santos, catedrático en el Departamento de Derecho del Estado y Sociología de la universidad andaluza.
Esta radiografía de las parejas españolas que, además de utilizar diferentes encuestas del CIS y el INE, recoge el resultado de entrevistas personales a parejas de distinta tipología, así como un análisis de sus redes sociales, muestra también cómo el espacio físico compartido está perdiendo importancia en favor del “estar en relación o comunicación”. Otra novedad que se va a ir imponiendo, según los autores, es la combinación de relaciones presenciales y digitales basadas únicamente en la intensidad emocional entre sus miembros, que darán lugar a un nuevo tipo de amor: “el amor digital”.
El estudio, financiado con una de las ayudas a la investigación en Economía y Sociedad Digital que concede la Fundación BBVA, constata la pérdida de valor del matrimonio tradicional y la mayor visibilidad y legitimidad de las parejas homosexuales, destacando que ya no se trata únicamente de parejas jóvenes, sino que se ha extendido a todos los rangos de edad, así como que ha aumentado el número de parejas homosexuales con hijos.
Rupturas menos traumáticas
A pesar de la revolución experimentada en las últimas décadas por el concepto de pareja y sus diversas tipologías, el estudio muestra que se trata del modelo de relación que sigue predominando entre la población española: aproximadamente un 70% de los españoles mantienen algún tipo de relación de pareja. Entre quienes no la tienen, un 43% afirma que es por no haber encontrado a la persona adecuada, y un 22% responde que no ha tenido la necesidad de tenerla.
El informe presta especial atención al análisis de las rupturas de las relaciones y los reemparejamientos posteriores para llegar a la conclusión de que las rupturas están más presentes en todas las generaciones y que se viven de una forma más natural y menos traumática que en el pasado, por lo que se abre con más facilidad la posibilidad de nuevas uniones.
En una sociedad cada vez más emocional, el sentirse querido, acompañado, y satisfecho es fundamental en la vida en pareja, de manera que los motivos de las rupturas están cada vez más relacionados con estas cuestiones emocionales y no tanto con razones objetivas. El desamor, la monotonía y la infidelidad son las causas más frecuentes frente a motivos económicos, adicciones, el haberse casado muy jóvenes, o el incumplimiento de los roles conyugales, más propios del pasado. En las parejas heterosexuales, la mayoría de las veces es la mujer la que pone en marcha la ruptura, lo cual refleja una autonomía cada vez mayor, según los autores.
Respecto a la posibilidad de formar nuevas parejas, el estudio señala que hay una mayor predisposición que en el pasado y una mayor aceptación social, sobre todo entre las personas de mayor edad y que “elementos como las TIC, la transformación de los roles de género o el incremento de la esperanza de vida y el sentimiento de soledad, harán que los procesos de reemparejamiento tengan aún más presencia en el futuro”.
Relaciones y nuevas tecnologías
La investigación dirigida por Requena Santos ha comprobado también cómo las nuevas tecnologías están transformando “de forma casi silenciosa” muchas de las dinámicas y rituales clásicos de la vida familiar.
Las encuestas señalan que estas tecnologías son muy útiles a la hora de coordinar las actividades domésticas, facilitan la cercanía y son fundamentales para sobrellevar la mayor movilidad geográfica. Al mismo tiempo, son muy valiosas para ocupar el tiempo de ocio tanto en familia como de manera individual, facilitan la toma de decisiones en pareja, ayudan a conocer gente nueva, sirven para encontrar pareja, y son un paso previo que puede ayudar a la formación de una pareja sobre todo en grupos sociales con mayores dificultades para acceder al mercado de emparejamientos.
Las conclusiones también muestran que, si bien se tiene la opinión de que las TIC hacen que se pierda el tiempo, cuando se entrevista en profundidad a las parejas se aprecia la idea de que no es tanto un tiempo perdido como un tiempo compartido en pareja, aunque cada uno lo haga con su propia pantalla.
Parejas sin convivencia: un fenómeno emergente
Uno de los hallazgos del estudio es el alto número de parejas que no conviven de forma habitual. Según los autores, es un reflejo de las dificultades de poder llevar a cabo proyectos de emparejamiento en las sociedades avanzadas, pero también se trata de una respuesta a las prioridades de las parejas del siglo XXI, que tratan de conjugar la libertad e intereses propios con la sociabilidad y el vínculo afectivo que da la relación de pareja.
Aunque la gran mayoría de las parejas que no viven juntas lo hacen por motivos económicos (25,7%) y laborales (13%), por considerarse muy jóvenes (25,4%) o no estar preparados para convivir (7%), empiezan a aparecer en España las llamadas parejas LAT (siglas en inglés de ‘Living Apart Together’), que eligen no vivir juntas a pesar de tener la posibilidad de hacerlo.
Las parejas que desean vivir en esta situación “por mantener su independencia” representan el 7% del total y tienen una edad media de 42,3 años. Uno de cada tres miembros está separado o divorciado y el 46,5% tienen estudios universitarios. Se trata de relaciones consolidadas, con más de seis años de duración y muchos de ellos esperan continuar en esta situación dentro de tres años (40%). Son también las personas que menos esperan casarse (77,5%) y un 43% ha convivido en pareja previamente.
Los autores consideran que se trata de un fenómeno emergente y que aumentará en los próximos años porque es algo mucho más común en otros países de Europa, sobre todo entre los mayores de 60 años. El hecho de que sean menos frecuentes en España “probablemente se deba a valores culturales más reacios al reemparejamiento en estas generaciones y por el mantenimiento de una importante red de apoyo familiar que dificulta la búsqueda de nuevas parejas, pero esta es una cuestión que previsiblemente va a cambiar de forma significativa en los próximos años con el envejecimiento de las generaciones que protagonizaron el cambio familiar en nuestro país”.
Parejas jóvenes: relaciones más satisfactorias pero menos duraderas
Las relaciones de pareja entre los menores de 30 años son más libres, pero al mismo tiempo más inseguras y con mayores incertidumbres. “La gestión de la intimidad basada en las emociones, unida a la búsqueda del bienestar y placer inmediato, conduce a que las relaciones de pareja sean más satisfactorias, pero al mismo tiempo menos duraderas”, explican los autores.
El estudio también señala que se ha producido un cambio importante en la percepción de la sexualidad, que pasa a ser una de las formas más importantes de comprobar la conexión emocional, pudiendo ser la incompatibilidad sexual un motivo de ruptura de la pareja. Constata también el rol de las nuevas tecnologías, que se convierten en un elemento protagonista en las relaciones de los jóvenes, ya que intervienen en todas sus etapas, tanto en su formación, como en su dinámica comunicativa y en las rupturas.
En cuanto al futuro, existe entre los entrevistados un consenso relativo en que las personas tendrán más parejas a lo largo de su vida, y al mismo tiempo habrá más población soltera, menos matrimonios y menos hijos.
Parejas en edades intermedias: el reto de la corresponsabilidad
En las parejas de edades comprendidas entre 30 y 55 años, una de las cuestiones más importantes es la conciliación de la vida laboral y personal. Los resultados señalan que el peso del trabajo en el hogar y de los cuidados sigue recayendo mayoritariamente en las mujeres, incluso en el caso de que ambos miembros de la pareja trabajen. Esta situación lleva a que las mujeres estén menos satisfechas con la relación de pareja y dificulta tener hijos.
De hecho, casi el 23% de las parejas españolas renuncian a la procreación de forma consciente y planificada, aunque los motivos no están siempre relacionados con la dificultad para conciliar. Tradicionalmente, las parejas se casaban para tener descendencia, pero poco a poco “la pareja se está convirtiendo en el centro de la relación y el valor social de los hijos desciende”, afirman los autores. Las entrevistas a las parejas que deciden no tener hijos muestran que se trata de personas que prefieren una felicidad de tipo personal y sin asumir responsabilidades de por vida. Entre los motivos para no tener hijos incluyen el deterioro que puede sufrir la relación de pareja, las dificultades laborales o la reducción de la libertad.
Parejas mayores: la revolución por llegar
El amor romántico más tradicional predomina en el discurso de los nacidos a finales de la década de los cincuenta, que protagonizaron el cambio social en España. Sin embargo, también le dan importancia a la personalidad y el sentirse bien, sobre todo las mujeres de esta generación, que “valoran la autonomía y la libertad a la hora de salir, divertirse y plantearse nuevas relaciones de pareja”, señala el estudio.
Las rupturas de pareja en la población de mayor edad han ido aumentando en los últimos años, normalizándose este proceso por causas emocionales, pues su principal motivo es el desamor. El diálogo entre los miembros de la pareja aparece como un factor fundamental, tanto en el éxito de las relaciones, como para sobrellevar estos procesos de separación de una forma más apropiada. Los autores consideran que el cambio del perfil sociodemográfico de las nuevas generaciones de personas mayores, traerá consigo importantes transformaciones en los patrones de emparejamientos a estas edades.