Reinventarse, la otra vacuna ante el COVID-19
Sus historias ya son conocidas porque son ejemplos a seguir: consiguieron cumplir sueños sin apenas recursos y se convirtieron en líderes en sus comunidades. Toda una vida de “entrenamiento” las hace todavía más fuertes ante las dificultades. Ambas han vuelto a demostrar su capacidad de superación, reinventándose para afrontar la crisis del COVID-19. Jéssica Hernández y Yamile Salazar son dos emprendedoras de la Fundación Microfinanzas BBVA que han decidido seguir usando su herramienta de vida, cambiando las prendas que hacen habitualmente por mascarillas, para seguir contribuyendo al tejido social y económico de Colombia y poder, al mismo tiempo, sacar adelante a sus familias a pesar de esta crisis.
Desde los Altos de la Florida, a las afueras de Bogotá, Jéssica habla de su primer emprendimiento como un recuerdo lejano, aunque para muchos no es fácil olvidar la imagen de una mujer tan joven cargando a su espalda una lavadora. Ella le resta importancia, pero su historia dio la vuelta al mundo después de contarla en Naciones Unidas, y se convirtió en ejemplo e inspiración para muchas mujeres como ella.
Lejos han quedado sus paseos por las polvorientas calles de su barrio. Desde hace tiempo se dedica a la costura, que le permite pasar más tiempo con sus cuatro hijos, a los que cría sola. Seguramente, ellos son la razón por la que Jéssica no teme a las adversidades, y por la que hoy teje mascarillas para salir adelante y ayudar a los que la rodean. Desde su casa, y sin parar de coser, nos manda un mensaje de ánimo y nos dice que “tengamos paciencia”.
A poco más de 400 kilómetros de allí, en Medellín, Yamile comparte la misma inquietud que Jéssica y ha puesto también sus máquinas al servicio de una sociedad a la que siempre le ha dedicado tiempo y esfuerzo. 90 personas, la mayoría mujeres, trabajan para ella en su empresa de confección de ropa infantil. Así lo contó hace solo unos meses en Madrid, como uno de sus mayores logros.
Igual que Jéssica, Yamile no tuvo una infancia fácil. Su madre consiguió pagar a plazos una máquina de coser para que su hija hiciera realidad un sueño, que hoy es mucho más que eso. De él, dependen no solo su familia sino muchas otras que en estos momentos están más expuestas al impacto de la pandemia. Por eso, ha reinventado su empresa, “Ángeles y princesas”, y la ha convertido en un taller de mascarillas de diseño, desde el que también manda un mensaje a todos los microempresarios como ella: “A veces los momentos más difíciles son los que nos empujan a cosas mucho más grandes. Tenemos que buscar la manera de encontrar recursos para poder apoyar al mundo entero con nuestra labor.”
Hace solo unos meses era difícil imaginarse esta situación, que está cambiando el mundo. Un mundo que necesita más historias como la de Yamile y Jéssica, que demuestran una vez más esa capacidad de adaptación que todos buscamos ahora, y cuyos testimonios arrojan luz a un momento incierto.