Rafael Doménech habla en profundidad sobre la revalorización de las pensiones y la inflación
Las recomendaciones del Pacto de Toledo sobre pensiones están siendo objeto de un intenso debate. Una de las propuestas más polémicas plantea la derogación del Índice de Revalorización de las Pensiones (IRP) y la vuelta a la actualización automática de las pensiones en función de la inflación. Rafael Doménech, Responsable de Análisis Macroeconómico de BBVA Research, habla sobre pensiones, retos y futuro.
Para aumentar las pensiones en función de la inflación no es necesario derogar el Índice de Revalorización de las Pensiones (IRP). De hecho, este índice lo que permite es que las pensiones suban en función de los ingresos y gastos del sistema y, por lo tanto, lo único que hay que hacer es calcular cuáles son los ingresos adicionales que necesita el sistema para que las pensiones puedan subir el 1,6%, que es lo que se está proponiendo en estas últimas semanas. De esta manera, la pregunta no es si las pensiones pueden o no subir con la inflación, sino cuánto cuesta en términos de carga intergeneracional esa subida que consolida año tras año. Adicionalmente, el IRP proporciona una información muy útil sobre la situación financiera de las pensiones. Por lo tanto, por estas dos razones, sería aconsejable mantener este esquema.
¿Qué nos dice la información para el cálculo del IRP sobre la situación del sistema público de pensiones?
El IRP pone de manifiesto que el sistema está en déficit desde el año 2011. Los gastos continuaron aumentando más o menos a la misma tasa pero, como consecuencia de la crisis, los ingresos disminuyeron, manteniéndose más o menos constantes, y no volvieron a crecer hasta 2013.
En 2017 se ha recuperado el nivel de ingresos que había en 2007, pero entre medio se ha abierto una brecha considerable. ¿Cuál es el tamaño de esa brecha? En términos acumulados, el déficit desde 2011 hasta 2017 equivale a 81 mil millones de euros, lo que supone un poco más de 9.000 euros por pensionista.
Si se ponen estas cifras en relación a la pensión media de jubilación, que es de unos 1.071 euros mensuales, se ve que los ingresos del sistema en este momento permiten pagar algo más de 900 euros, de manera que el déficit mes a mes de cada una de estas pensiones es de unos 150 euros. Esta es la magnitud del esfuerzo que la sociedad está haciendo, también en términos intergeneracionales, para seguir manteniendo la financiación de la pensión.
¿Cuánto costaría revalorizar las pensiones con la inflación en 2018 y en los años siguientes, sin mantener o ampliar el déficit existente?
El IRP muestra que para volver a subir las pensiones de acuerdo con la inflación sería necesario este año y, durante los próximos cinco, cerrar la brecha de déficit existente. Es decir, habría que añadir unos 18 mil millones anuales para que el IRP proporcionara un aumento de la inflación del 1,6%.
Esto equivale aproximadamente al 15% de los ingresos por cotizaciones que van al sistema de pensiones; o aproximadamente a un 15% de todos los impuestos directos que recaen sobre la renta y las riquezas de las familias y de las empresas; o algo más de un 13% de todos los impuestos indirectos que se pagan a lo largo de un año. Así, habría que hacer un esfuerzo adicional muy importante para evitar que el déficit de esa brecha entre ingresos y gastos se vaya abriendo hacia el futuro.
¿Cuáles son los retos futuros del sistema de pensiones?
Los retos que se presentan son incluso superiores a los que plantea el déficit actualmente. Y esto es consecuencia de dos buenas noticias; por un lado, vivimos más tiempo, y por otro lado, en la próxima década se va a empezar a jubilar la generación del ‘baby boom’. Esto implica que el número de pensiones, que actualmente es de unos 9,5 millones, va a aumentar en las próximas décadas hasta 15 millones en el 2050. Así, para poder mantener el sistema sin cambios tal y como lo conocemos hoy en día, necesitaríamos que la afiliación a la Seguridad Social, el número de cotizantes, pasara de los aproximadamente 18,5 millones actuales a los 27 millones; y dadas las previsiones demográficas, por mucho empleo que creemos parece difícil que podamos alcanzar esos números. Por lo tanto, el sistema necesita seguir realizando cambios para afrontar ese reto demográfico.
¿Qué se debe hacer para afrontar el futuro?
- En primer lugar, lo que no se puede hacer es derogar las reformas del sistema de pensiones que se han hecho en 2011 y en 2013, que apuntalan su propia sostenibilidad.
- En segundo lugar, todo lo que se pueda hacer para crear más y mejor empleo es bienvenido, porque eso significará que el sistema, que es de reparto, tiene mayores ingresos para pagar las pensiones.
- En tercer lugar, no hay que olvidar que, en la medida en que las nuevas pensiones entran en el sistema con un déficit financiero, la pensión media que en el año 2007 era aproximadamente de unos 770 euros y en 2017 de 1.071 euros ha aumentado fundamentalmente como consecuencia de la entrada de pensiones cada vez más altas. Por lo tanto, hay que corregir ese desequilibrio financiero. Otros países ya han demostrado cómo se puede hacer; países que son referentes en el Estado de bienestar como, por ejemplo, Suecia. Se trata de ir introduciendo gradualmente un sistema de cuentas individuales o cuentas nocionales. El sistema sigue siendo de reparto, sigue siendo público, pero es transparente y permite que la pensión inicial se calcule teniendo en cuenta no solo la esperanza de vida, que va aumentando, sino también el equilibrio entre ingresos y gastos presentes y futuros del sistema; tiene en cuenta, por lo tanto, la evolución demográfica del sistema. De esa manera, se evitaría una situación como la actual, en la que las pensiones entran con un nivel muy alto, pero pueden verse en la situación de que no aumente o incluso pierda poder adquisitivo.
- En cuarto lugar, hay que asegurar que al menos la pensión mínima no pierde poder adquisitivo. ¿Cómo se hace eso? Blindando la pensión mínima a la inflación e incluso, preferentemente, permitiendo que la pensión mínima pueda aumentar más que la inflación conforme aumenta la renta per cápita, conforme aumenta el bienestar y progresa la sociedad.
¿Va a seguir siendo el sistema público de pensiones un pilar fundamental del Estado de bienestar?
El sistema de pensiones va a seguir siendo un pilar fundamental del Estado de bienestar si se van haciendo, de forma gradual, todas estas reformas que se han comentado. Es muy importante generar empleo, un empleo de calidad, un empleo productivo, y que esas ganancias de productividad se transformen en aumentos de los salarios, de manera que esos aumentos de los salarios den lugar a contribuciones, a una base de ingresos del sistema de pensiones más elevada, que es la que permitirá que todas estas reformas se puedan hacer de la manera más gradual y fácil para el conjunto de la sociedad.
Por último, hay que tener en cuenta que no hay ningún dilema entre sostenibilidad y suficiencia; la mejor garantía para que el sistema de pensiones siga siendo un pilar fundamental del Estado de bienestar, para tener pensiones dignas, pensiones suficientes, es asegurar y seguir asegurando esa sostenibilidad del sistema de pensiones. Cuando el sistema no sea sostenible es cuando las pensiones dejarán de ser dignas y suficientes.