Quiero invertir mi dinero, ¿en qué perfil de riesgo encajo?
Muchas personas tienen miedo a invertir o consideran que sólo conviene hacerlo cuando se percibe un salario muy alto. En realidad, no se es más o menos apto para invertir sino que lo importante es elegir el producto a medida para cada inversor. Para acertar, hay que tener en cuenta una serie de factores que nos permitirán averiguar cuál es nuestro perfil de riesgo y tomar mejores decisiones.
Actualmente, el mercado ofrece una gran variedad de productos de inversión para que personas con situaciones financieras muy diversas puedan sacar provecho a sus ingresos. No conviene tener miedo a invertir, pero antes de lanzarse a hacerlo hay que tener en cuenta que cualquier decisión de inversión lleva implícita un nivel de riesgo. Es importante identificarlo para estar preparado a la hora de lidiar con él.
Antes de empezar a invertir, el primer paso consiste en reflexionar sobre qué nivel de riesgo estamos dispuestos a asumir y qué rendimientos aspiramos a obtener. En una inversión, estos dos conceptos siempre están directamente relacionados: a más rentabilidad esperada, mayor riesgo se va a asumir.
Atendiendo a estos factores, los inversores pueden clasificarse en tres tipos de perfiles, principalmente:
- Inversor conservador: no está dispuesto a perder mucho dinero, es decir, quiere una exposición muy baja al riesgo y, por tanto, debe estar dispuesto a tener un rendimiento bajo.
- Inversor moderado: tiene mayor tolerancia al riesgo, busca un equilibrio entre la estabilidad y el crecimiento del patrimonio.
- Inversor arriesgado: su objetivo es maximizar la rentabilidad de su inversión, por lo que admite una decidida exposición al riesgo.
Estos perfiles no son absolutos en la práctica, pero es fundamental determinar en cuál de ellos encajamos mejor para tomar buenas decisiones como inversor. De esta forma conseguiremos elegir los productos que mejor se adapten a nuestras necesidades.
Preguntas que plantearse antes de invertir
Las respuestas a las siguientes cuestiones permitirán determinar el perfil de inversor:
- ¿De qué situación parto? En primer lugar hay que analizar la situación financiera inicial (ingresos, gastos, deudas…).
- ¿Cuáles son mis objetivos financieros? Hay que establecer unos objetivos claros, realistas y concretos. Estas metas deben incluir plazo, cuantía y finalidad.
- ¿Cuánto tiempo tengo para alcanzarlos? Es lo que se llama horizonte temporal de la inversión. Se trata del periodo de tiempo durante el cual el inversor está dispuesto a mantener invertido su capital, sin que se prevea necesitarlo para otros fines. Algunos productos de inversión deben ser mantenidos durante un plazo determinado para poder disfrutar de sus ventajas.
- ¿Qué nivel de riesgo estoy dispuesto a asumir? Esta cuestión depende de un componente objetivo — la capacidad financiera, el dinero que el inversor puede permitirse perder— y otro subjetivo — su forma de ser, sus conocimientos financieros y en definitiva, cómo tolera el riesgo—.
Actualmente los productos de inversión y los mercados son muy complejos y requieren un seguimiento constante. En caso de acudir a un profesional para que nos brinde asesoramiento, él determinará el perfil de inversión basándose en las variables anteriores.
Lo que el inversor principiante debe saber
- Conocer el perfil inversor no es fácil, ya que depende de elementos muy subjetivos y difíciles de cuantificar. Por ejemplo, hasta dónde está dispuesta realmente una persona a arriesgar su dinero.
- En este sentido, hay que asegurarse bien de que el riesgo asumido en las inversiones es compatible con la situación financiera personal y la disposición a tolerar pérdidas.
- El paso del tiempo, los cambios en la situación financiera y la experiencia adquirida pueden hacer que el perfil inversor cambie.
- La diversificación es esencial a la hora de invertir. Al principio, con una pequeña cantidad de dinero invertida, es complicado contratar distintos productos. En cambio, si los ahorros empiezan a crecer lo mejor es diversificar nuestra inversión, o lo que es lo mismo ‘no poner todos los huevos en la misma cesta’.
- Mirar la evolución de ciertos productos a lo largo del tiempo es un buen consejo antes de lanzarse al mundo de la inversión, pero no hay que tomarlo al pie de la letra. Es decir, que determinados activos estén dando o hayan dado muy buenas rentabilidades no garantiza que siga siendo así en el futuro.