¿Qué son los ecosistemas digitales?
“Un ecosistema digital es un conjunto de productos y de servicios que están conectados entre sí”, explica Pablo Urbiola, de BBVA Research. ¿Como por ejemplo? Un sistema operativo móvil, una tienda de aplicaciones, un motor de búsqueda o una red social. Las grandes empresas tecnológicas, los conocidos como gigantes digitales, han construido con éxito dichos ecosistemas digitales.
¿Por qué han acumulado tanto poder los ecosistemas digitales?
El poder que han acumulado los ecosistemas digitales se debe, fundamentalmente, a tres de sus características. En primer lugar, los efectos de red; lo que hacen los ecosistemas digitales es permitir a los usuarios conectarse con otros usuarios y con productos y servicios de otras empresas. Por eso, cuando un ecosistema alcanza una determinada masa crítica, un número de usuarios, tiende a volverse cada vez más valioso y más fuerte.
En segundo lugar, los ecosistemas digitales ejercen un rol de guardianes o de puertas de acceso a productos y servicios de otros mercados. Es el caso, por ejemplo, de un sistema operativo móvil y de una tienda de aplicaciones; establecen las condiciones para poder crear y distribuir una aplicación o un servicio de pago móvil. Esto permite que los ecosistemas digitales puedan ejercer un cierto grado de control sobre esos productos y servicios en mercados relacionados.
Y en tercer lugar, los ecosistemas digitales generan, acumulan y explotan grandes cantidades de datos. Estos datos mejoran la calidad de los productos y servicios que ofrecen y esto les permite atraer cada vez a más usuarios que están más involucrados. Se produce, por tanto, un círculo positivo en la acumulación de datos que tiende a reforzar y a consolidar el ecosistema digital.
¿Cuáles son los beneficios y los riesgos de estos ecosistemas?
Estas tres características de los ecosistemas digitales, los efectos de red, el rol de guardianes y el 'big data', lo que permiten es aprovechar las sinergias que existen entre distintos productos y servicios. Y los consumidores pueden acceder de una forma sencilla e integrada a un amplio abanico de posibilidades. El problema es que estas mismas características de los ecosistemas digitales tienden a la concentración de poder en unas pocas empresas cuyo dominio, además, atraviesa las fronteras o las barreras tradicionales entre sectores empresariales o industriales.
El peligro reside en que esta concentración de poder acabe llevando a una situación en la que la competencia se reduzca, con menos incentivos a innovar, y, al final, menos opciones al alcance de los consumidores. Por eso es necesario un marco regulatorio claro para los ecosistemas digitales y una política de competencia que sea efectiva para preservar la competencia en la economía digital.