Qué significa invertir en capital riesgo
Los fondos de capital riesgo o capital privado (‘private equity’, en inglés) persiguen la inversión en compañías no cotizadas, entrando en su capital con participaciones de control, con el objetivo de transformarlas para mejorar su eficiencia y hacerlas crecer. Se trata de inversiones de largo plazo, pero de baja volatilidad en relación con los mercados de valores, en las que el beneficio se obtiene una vez que la compañía ha madurado y, pasados entre cuatro y siete años, el fondo vende su participación. “Es un capital paciente, que invierte a largo plazo, con el objetivo de transformar, de mejorar, de hacer mejores a buenas compañías”, explica José Luis Segimón, responsable de Inversiones en Mercados Privados en BBVA Asset Management.
Los fondos de capital riesgo necesitan mucho músculo financiero para entrar en el capital de las compañías en que invierten, ya que normalmente compran porcentajes mayoritarios o de control de las mismas. Por ello, la inversión mínima suele ser muy elevada (varios millones de euros) y está destinada principalmente a inversores institucionales. No obstante, se puede invertir en activos de capital riesgo a través de fondos de fondos, que invierten en una cesta de varios fondos, facilitando una inversión mínima menor y una mayor diversificación. Son productos pensados, en todo caso, para grandes patrimonios.
“Además de la toma de control, los fondos de capital riesgo buscan una alineación de intereses entre los equipos directivos de esas compañías. Esa combinación es muy potente. Es una manera de invertir diferente, que se ha demostrado exitosa por los resultados que ha conseguido en los últimos años”, explica Segimón. “Ha entrado mucho dinero, tanto de inversores institucionales como de particulares, a esta clase de activos por esa forma distinta de invertir a largo plazo para transformar y mejorar compañías”.
Plazo de la inversión
Una de las claves de este tipo de inversión es el largo plazo. Los planes de transformación y mejora para las compañías no se plasman en 18 o 24 meses, sino en un periodo de cinco años o incluso superior. El ciclo de los fondos de capital riesgo normalmente se distribuye en un periodo de cinco años de inversión y otros cinco de desinversión. Durante los primeros cinco años buscan compañías no cotizadas con las que seguramente llevan ya mucho tiempo trabajando en un plan de negocio. Cuando llega el momento de acometer la transformación, los fondos entran en el capital de la compañía y permanecen en él hasta que cuajan esos planes. “Antes de acometer esas inversiones, los fondos tienen que pactar el plan con el equipo directivo. Lo normal es que los fondos se mantengan tres, cuatro o cinco años en la compañía y luego vendan su participación, generando plusvalías si es posible”, señala Segimón.
Otra característica de los fondos de capital riesgo es su iliquidez. Una vez que se cierra el periodo de captación de recursos, el fondo se cierra y no se puede reembolsar lo aportado durante un periodo que puede ser de hasta diez años. No obstante, a partir del tercer o el cuarto año, el inversor puede empezar a recibir pagos por parte del fondo, a medida que reciba dividendos de las compañías en que ha invertido o vaya vendiendo sus participaciones en aquellas que hayan cumplido el ciclo de maduración.
El capital riesgo contribuye a impulsar la economías y el tejido empresarial de diversas maneras: constituye una vía de financiación para empresas no cotizadas; ayuda al crecimiento de las empresas, aumentando las ventas, la facturación y el tamaño; ayuda a crear empleo a un mayor ritmo, especialmente en empresas en fases iniciales o tecnológicas; fomenta la inversión, al liberar a las empresas de la dependencia entre su nivel de inversión y su capacidad de generar recursos internamente; aumenta la innovación y reduce la tasa de fracaso empresarial.
Tipos de fondos de capital riesgo
Existen diferentes tipos de fondos de capital riesgo, en función del tipo de compañía en la que inviertan: los fondos de ‘venture capital’ invierten en empresas jóvenes o ‘start ups’; los fondos de capital expansión entran en compañías con un potencial de crecimiento grande. Mientras, los fondos de ‘buy out’ invierten en compañías maduras, con una cuenta de resultados consolidada, donde hay estabilidad y consistencia en los retornos.
Las compañías objetivo del capital riesgo no cotizan en bolsa. Por ello, en el momento de la desinversión es necesario encontrar a un inversor dispuesto a comprar esa participación. “En el proceso de la compra tienes que enamorar al equipo directivo y convencer a los accionistas de que te vendan una parte. A la hora de vender, muchos fondos antes de comprar y cerrar la compra tienen más o menos claro cómo puede ser la venta al cabo de cuatro o cinco años, cuando se haya materializado el plan”, subraya José Luis Segimón. Si son compañías grandes se puede plantear una salida a bolsa. Depende de la situación del mercado de capitales en ese momento y de que haya una ventana de oportunidad. También se puede vender a un socio industrial, a un competidor líder mundial o a otros fondos de capital privado. Es habitual que fondos de ‘venture capital’ vendan sus participaciones a fondos capital expansión y estos, a su vez, a fondos de ‘buy outs’. O también, que los accionistas originales recompren su participación original.
Nuevo fondo de capital privado de BBVA
BBVA Asset Management ha lanzado este otoño un nuevo fondo de capital riesgo denominado BBVA Capital Privado 2020. Se trata de un fondo de fondos de estilo ‘buy out’, cuyo objetivo es la preservación de capital y obtener para el partícipe al final del periodo una rentabilidad de entre el 60% y el 70% neta de comisiones y gastos. “Buscamos una curva de rentabilidad estable, con poca volatilidad. Este perfil permite mejorar mucho la relación de rentabilidad riesgo, porque es un camino de rentabilidad totalmente distinto a otro tipo de activos, que aporta esa descorrelación y diversificación a las carteras”, afirma Segimón.
Este nuevo vehículo invierte en ocho o diez fondos y está destinado a los clientes de banca privada de BBVA en España. Según José Luis Segimón, “para un inversor de banca privada, el hecho de que sea un fondo de fondos le aporta una cesta de fondos complementarios que persiguen una diversificación adecuada del riesgo gestor, pero sobre todo geográfica y sectorial”. La inversión mínima es de 100.000 euros y el periodo de suscripción está abierto hasta final de año.