¿Qué planes tienen los reguladores financieros en 2022?
Los principales organismos reguladores, tanto a nivel global como europeo, han presentado sus planes de trabajo exponiendo los objetivos estratégicos y las nuevas iniciativas de medidas regulatorias para este 2022. Victoria Santillana y Diego Heras, del equipo de Regulación, responden a nuestras preguntas sobre los planes de trabajo de las autoridades, y las expectativas con respecto a los temas de mayor trascendencia para los reguladores.
- ¿Qué podemos esperar de los planes de trabajo regulatorios para 2022? Los planes vienen definidos con un perfil muy continuista y principalmente centrados en tres claras líneas de trabajo: Covid, la sostenibilidad y la digitalización del sector bancario, temas que han tomado un gran protagonismo en los últimos años.
- ¿Cómo reflejan los planes de trabajo la evolución de la pandemia? La aparición del COVID-19 en 2020 obligó a los reguladores financieros a tomar medidas para garantizar el correcto funcionamiento del sistema bancario en unas circunstancias sin precedentes. Por tanto, una de las prioridades para el próximo año será el seguimiento y el análisis del efecto de las medidas propuestas para la recuperación.
- ¿Cuál será el foco en la regulación financiera? Desde una perspectiva más global, se quiere impulsar el entorno regulatorio prudencial bancario mediante la finalización del marco regulatorio de Basilea III y el fortalecimiento de la protección de los consumidores en la regulación de conducta y de los mercados financieros, así como reforzar la operatividad en caso de resoluciones bancarias y garantizar una transición ordenada hacia las tasas libres de riesgo tras la desaparición de ciertos índices de referencia (LIBOR, EONIA). Por parte del resto de las instituciones europeas, se seguirá trabajando en la finalización de grandes proyectos de integración, como la Unión del Mercado de Capitales y la Unión Bancaria.
- ¿Se verán avances en materia de finanzas sostenibles? Aquí el foco se pondrá en la integración de los riesgos ASG (Ambientales, Sociales y de Gobernanza) en la regulación prudencial y en las prácticas supervisoras, y en la creación de estándares internacionales para la divulgación de la información relativa a la sostenibilidad. También continuarán las iniciativas para hacer frente al cambio climático y otros retos medioambientales, como el seguimiento de riesgos climáticos en los stress test. Asimismo, vemos que cada vez toma mayor protagonismo la información financiera y no financiera sobre cuestiones relativas a los efectos climáticos. Aquí podemos decir que Europa se muestra como región pionera y de referencia en sostenibilidad, concentrándose en la adopción, implementación y ejecución de las medidas legislativas propuestas años antes, mientras a nivel global todavía se sigue trabajando en el diseño y discusión de medidas.
- ¿Entonces, la transformación digital del sector bancario ha pasado a un segundo plano? Al contrario, los planes de trabajo mantienen la apuesta por la digitalización como un factor clave para consolidar la recuperación económica, sin perder de vista sus riesgos. Se mantiene el constante seguimiento del impacto de las nuevas tecnologías en los modelos de negocio de los bancos, con un aumento de la atención en el mundo de los criptoactivos, en los temas relacionados con la ciberseguridad y en la resiliencia digital. A nivel europeo, se espera que en 2022 avancen las iniciativas ya puestas en marcha por la Comisión Europea, como la finalización de la Digital Markets Act (DMA), el Digital Operational Resilience Act (DORA), la regulación de mercados de criptoactivos (MiCA), el reglamento de Inteligencia Artificial, los proyectos de Identidad Digital, las diversas propuestas del paquete de prevención del blanqueo de capitales y la fase de investigación del Eurosistema sobre el Euro Digital.
En definitiva, ¿en qué difieren los planes regulatorios de 2022 a los de 2021? Respecto al año 2021 se hace más hincapié en el análisis de impacto para evaluar la efectividad de las medidas post Covid. La máxima preocupación es anticiparse a la aparición de nuevos riesgos que puedan afectar al sistema financiero y cómo resolverlos, con especial interés en los riesgos ASG y de ciberseguridad, que se han visto acentuados a consecuencia de la pandemia. Adicionalmente, vemos positivo la mayor atención que aparentemente este año se prestará a la necesidad de coordinación internacional, ya que los estándares regulatorios —que a menudo se definen globalmente pero se implementan localmente— pueden generar diferencias entre geografías y problemas de extraterritorialidad regulatoria.