¿Puede la longevidad transformar las sociedades?
El aumento de la esperanza de vida, la longevidad, es un fenómeno relativamente reciente, que data del siglo XIX. Hasta entonces, durante cerca de 60.000 años, la esperanza de vida de la humanidad se mantuvo relativamente constante. Existen indicios de que el aumento de la esperanza de vida es ya un fenómeno permanente, con las implicaciones que ello tiene, no solo para los sistemas de pensiones, sino también para la organización de las sociedades en sí mismas.
Según estudios arqueológicos recientes, la esperanza de vida se ha mantenido constante durante unas 8.000 generaciones. Un estudio realizado por Mercedes Ayuso y Robert Holzmann, miembros del Foro de Expertos del Instituto BBVA de Pensiones, explica cómo desde el Paleolítico, con los primeros cazadores y recolectores, hasta principios del siglo XIX la media de la esperanza de vida ha sido alrededor de 31 años, situándose efectivamente entre los 27 y los 35 años.
El estudio analiza cómo, a partir del siglo XIX, la esperanza de vida al nacer se incrementa; primero en un número limitado de países en proceso de industrialización y modernización, y a partir del siglo XX en todo el mundo. “El aumento de la esperanza de vida es probablemente el cambio socioeconómico más importante de la historia de la humanidad”, señala Robert Holzmann.
La esperanza de vida al nacer se incrementa debido, en primer lugar, a la reducción de la tasa de mortalidad en las edades más tempranas hasta los cinco años, especialmente al mejorar las condiciones de salubridad de los alumbramientos y los avances en inmunización.
Como explican los miembros del Foro de Expertos del Instituto BBVA de Pensiones, en la actualidad la tasa de mortalidad en edades tempranas ha alcanzado cotas muy bajas en las economías más desarrolladas, lo que significa que los cambios más recientes en los incrementos de esperanza de vida corresponden fundamentalmente al aumento de la probabilidad de supervivencia en las edades más avanzadas, en este caso a raíz de los avances médicos. “En el futuro, prácticamente todo el aumento de la esperanza de vida se deberá a la mejora de la tasa de mortalidad alrededor de la edad de jubilación y en edades superiores” señala el informe.
"El aumento de la esperanza de vida es probablemente el cambio socioeconómico más importante de la historia de la humanidad
España, una de las mayores esperanzas de vida
El caso de España es paradigmático: la esperanza de vida al nacer es superior que en Europa, con una diferencia que se espera se mantenga a lo largo del tiempo. En término medio la esperanza de vida se proyecta 5,3 años superior en España que en Europa, diferencia que es mayor en el caso de los hombres que en el de las mujeres (5,51 años y 5,26 años respectivamente).
El aumento de la esperanza de vida tiene un impacto directo sobre los sistemas de pensiones e implicaciones ulteriores sobre la organización de la propia sociedad. “Cuando nacieron los sistemas públicos de pensiones, en el siglo XIX, el aumento de la longevidad se debía principalmente a las mayores probabilidades de supervivencia de los trabajadores, a lo que se añadía la elevada tasa de fertilidad, aumentando así todavía más la mano de obra y, por tanto, la participación en el sistema, gracias a lo cual aumentaron los ingresos”, señala el informe. “De este modo, la financiación de pensiones cada vez más generosas resultó posible y sencilla, ante una esperanza de vida en el momento de la jubilación que experimentaba únicamente un leve aumento”. En definitiva, el descenso de la tasa de mortalidad a tasas tempranas permitió generar una mano de obra suficiente para pagar unas pensiones generosas a unos jubilados cuya esperanza de vida entonces, una vez concluido el periodo laboral, aún no era muy larga.
“Sin embargo, la evolución en los países desarrollados durante las últimas décadas se ha caracterizado por una ralentización del crecimiento de la mano de obra debido al descenso de la fertilidad, mientras el número de jubilados aumenta debido al efecto cohorte y al aumento de la esperanza de vida en edades avanzadas”, continúa.
¿Repensar los sistemas públicos de pensiones?
Con tasas de fertilidad cada vez más bajas y esperanzas de vida superiores, los autores abogan por la necesidad de repensar los sistemas públicos de pensiones de reparto, ya que existen menos trabajadores en activo para financiar unas pensiones que hay que pagar por más tiempo.
“Tener una edad efectiva de jubilación cada vez mayor con el apoyo de un sistema de pensiones óptimo exigirá una transformación fundamental de las instituciones del mercado de trabajo y, esencialmente, de todas las demás instituciones sociales tal y como las conocemos”, sostiene el informe, que destaca una serie de cambios sociales que habrá que abordar:
- la forma en que se adquieren la educación y las habilidades en todas las edades, incluyendo la forma en que se negocian los salarios;
- la forma en que se desarrolla nuestra vida laboral y profesional para permitir una mayor vida activa;
- cómo enfrentarse al hecho de que adquiriremos nuestro cénit profesional mucho antes de la edad de jubilación y cómo adaptarse a posibles puestos inferiores en edades más avanzadas;
- cómo asegurarse de que las personas se mantienen saludables, hábiles y motivadas para trabajar en edades más avanzadas;
- cómo asegurarse de que una mayor proporción de personas de edad más avanzada con menor nivel de cualificación mantienen sus habilidades y su espacio en el mercado de trabajo (y no solo los que presentan mayor nivel de educación y que probablemente han acumulado mayor riqueza).
“Todos estos aspectos suaves pueden tener más difícil solución que los aspectos técnicos de un sistema de pensiones óptimo. Pero si no solucionamos los aspectos técnicos de los sistemas para la jubilación, estos aspectos suaves pueden no tener solución”, concluye el estudio.
Dos miembros del Foro de Expertos del Instituto BBVA de Pensiones
Mercedes Ayuso
Catedrática de Estadística Actuarial por la Universidad de Barcelona, es Doctora en Ciencias Económicas y Empresariales (Premio Extraordinario) y actuaria de seguros. Full member del grupo de investigación del Riesgo en Finanzas y Seguros (Riskcenter-UB). Entre sus líneas de investigación destaca el análisis del riesgo de longevidad y dependencia, sobre los que ha publicado en revistas científicas nacionales e internacionales.
Ha dirigido diferentes proyectos públicos del Ministerio de Economía y Competitividad. Miembro del Comité de Expertos nombrado por el Gobierno para la definición del factor de sostenibilidad del sistema público de pensiones. Ha comparecido en diversas ocasiones ante la Comisión no permanente de seguimiento y evaluación del Pacto de Toledo. Coordinadora del Máster Oficial en Ciencias Actuariales y Financieras y Co-directora del Máster en Dirección de Entidades Aseguradoras y Financieras de la Universidad de Barcelona
Robert Holzmann
Robert Holzmann
Después de cursar un MBA por la Universidad de Graz (Austria), Robert Holzmann completó un Doctorado en Economía por la Universidad de Viena. También fue parte del Programa Executive Development en la Universidad de Harvard en los Estados Unidos.
Ha trabajado como Economista Senior del Fiscal Affairs Department del Fondo Monetario Internacional en Washington D.C., Old Age Financial Protection Chair en la Universidad de Malaya en Malasia y actualmente, es Director de la Austrian Academy of Sciences en Viena.
Robert Holzmann ha colaborado de manera importante en varios proyectos del Banco Mundial en Washington D.C. Entre ellos, fue el director de investigación del Labor Mobility Program y actualmente trabaja como Consultor Senior del Banco Mundial.