Premio Fronteras por detectar, entender y proyectar el aumento del nivel del mar por la acción humana
La Fundación BBVA ha reconocido con el Premio Fronteras del Conocimiento en la categoría de Cambio Climático a la francesa Anny Cazenave, al australiano John Church y al británico Jonathan Gregory por sus investigaciones acerca de la respuesta del nivel de mar como consecuencia del cambio climático. La identificación de las causas, la integración de sistemas de observación satélite y la innovación aplicada en modelos numéricos han contribuido a descubrir que el ritmo al que se produce este incremento se está acelerando.
El jurado ha querido destacar que sus aportaciones han permitido “detectar, entender y proyectar la respuesta del nivel del mar a escala global y regional al cambio climático debido a la acción humana”. Las importantes repercusiones de la subida del nivel del mar hace indispensable reconocer los factores que más influyen. “Interpretar y proyectar los cambios en el nivel del mar constituye un desafío científico de enorme calibre”, explica el acta. Un reto para la comunidad científica en el que los galardonados son pioneros: “Sus hallazgos han sido instrumentales a la hora de poner a prueba nuestra comprensión del funcionamiento del sistema Tierra y formular proyecciones mejor consolidadas”.
El trabajo de los galardonados ha descubierto además, que el ritmo al que se produce el incremento del nivel del mar se está acelerando. “Tomada en conjunto, su investigación demuestra la aceleración reciente del aumento en el nivel del mar a escala global, y cuantifica las aportaciones relativas de las diferentes causas del aumento, principalmente la expansión térmica del océano y el deshielo de los casquetes polares y de los glaciares, provocados por el calentamiento global antropogénico”, señala el acta.
Anny Cazenave, experta en geofísica, es pionera en la interpretación de mediciones vía satélite. Su trabajo permitió resolver errores en estimaciones anteriores y proporcionó el primer conjunto de datos preciso y fiable sobre el nivel del mar a escala global. “Las observaciones desde el espacio han tenido un papel fundamental; antes de la era de los satélites y los datos de altimetría que comenzó a principios de los años 90, la única información que teníamos sobre el aumento del nivel del mar provenía de unos aparatos instalados en puertos, que no nos decían nada sobre el océano abierto, y por lo tanto se sabía muy poco sobre este fenómeno”, comenta la investigadora.
John Church, oceanógrafo, y Cazenave lograron reconciliar los nuevos datos de satélite con los registros locales de que se disponía, y consiguieron así construir un registro fiable de la evolución del nivel del mar en época reciente. Para ampliar ese registro al pasado, y también para hacer proyecciones de futuro, resultaron fundamentales los modelos numéricos desarrollados por Gregory.
"El ritmo al que se produce el incremento del nivel del mar se está acelerando"
Jonathan Gregory es experto en determinar el grado de sensibilidad del sistema climático a los distintos agentes, ya sea el aumento de concentración de CO2 atmosférico o el ritmo de deshielo. “Mi contribución ha sido combinar modelos que incluyen todas las variables que influyen sobre los cambios en el nivel del mar, para mejorar nuestra comprensión del pasado y así poder realizar proyecciones hacia el futuro”, explica el británico.
Comprender el problema para buscar una solución
“Nuestra confianza ha mejorado porque entendemos mejor el pasado; ahora podemos explicar cómo y por qué ha cambiado el nivel del mar a lo largo de los últimos 150 años, y la comprensión del pasado nos da confianza para predecir el futuro”, explica Gregory. Aunque se muestran optimistas, los tres premiados han enfatizado la gravedad del problema, su urgencia y la necesidad de acciones políticas.
“El nivel del mar está aumentando a un ritmo cada vez mayor. Si continuamos sin reducir nuestras emisiones, podríamos sufrir un aumento de hasta un metro, quizás más a finales de siglo. Pero si tomamos medidas urgentes y efectivas, podríamos reducir el impacto poco más de medio metro. Y este aumento durará muchos siglos”, afirma Church. “Unos 100 millones de personas viven a menos de un metro de un nivel de marea alta, así que en un siglo, podríamos tener a 100 millones de personas teniendo que adaptarse de alguna manera para proteger sus casas, retirándose de la costa o protegiéndola”.
Y aunque este aumento sea inevitable, Gregory señala que está en nuestras manos ralentizar este proceso: “Sí podremos influir sobre cuánto aumentará y cómo de rápido ocurrirá. No podemos detener el aumento, pero no es demasiado tarde para hacer algo por mitigarlo y reducir su impacto”.
Por su parte, Cazenave reclama más actuaciones: “No estamos haciendo suficiente para combatir el cambio climático. El aumento del nivel del mar es solo uno de los impactos, hay muchos otros como los eventos meteorológicos extremos, que son cada vez más intensos. Tenemos que cambiar el modelo de nuestra sociedad y nuestro modo de vivir, para consumir menos combustibles fósiles. En Europa la población cada vez es más consciente del problema, pero seguimos esperando acciones políticas concretas”.
“A los escépticos les diría que comparen el clima en 2019 con el de hace 10 o 15 años. Les diría simplemente que se fijaran en los hechos y en las observaciones”, concluye Cazenave.