Premio Fronteras para los padres de la economía industrial empírica
Timothy Bresnahan, Ariel Pakes y Robert Porter estudian el impacto de las empresas sobre el mercado. Para poder medir esta capacidad que tienen las compañías para modificar los precios, los tres galardonados con el Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Economía han desarrollado metodologías que han tenido un impacto significativo y duradero en la investigación empírica de la organización industrial, así como en otros campos como la salud y el medio ambiente.
El jurado del premio ha destacado que los trabajos pioneros de Timothy Bresnahan, catedrático de la Universidad de Stanford, sentaron las bases de la economía industrial empírica. “Nos preocupaba mucho” —ha explicado Bresnahan poco después de conocer la noticia del galardón— “que el declive en el grado de competencia en muchos mercados en los países ricos haya llevado a un incremento del poder del mercado”, lo que evidencia que “el progreso tecnológico no lleva necesariamente a precios más bajos y mejores productos para los consumidores, sino que ha sido capturado por los vendedores”.
Robert Porter, por su parte, “ha hecho importantes contribuciones teóricas y empíricas al estudio de la colusión, especialmente en el contexto de las subastas”, señala el acta del jurado. Este catedrático de la Universidad Northwestern (EE. UU.) ha investigado cómo detectar y evitar el acuerdo entre partes para evitar la competencia, ya sea mediante actuaciones para incrementar los precios que cobran a los consumidores, para bajar los precios que pagan a sus proveedores, o para impedir la entrada en el mercado de nuevos competidores.
La gran aportación de Ariel Pakes (Universidad de Harvard, EE. UU.) ha consistido en desarrollar modelos y métodos econométricos para el estudio de la demanda y la eficiencia productiva. Sus métodos para estimar la demanda y los patrones de sustitución en mercados con productos diferenciados han sido ampliamente adoptados tanto a nivel académico como en los análisis regulatorios y profesionales de la competencia.
Asimismo, sus métodos para la estimación de la productividad se han convertido en la herramienta estándar en el estudio empírico de la producción de las empresas.
Como explica el catedrático de Economía de la Universidad Pompeu Fabra José García-Montalvo, “en el análisis de Pakes todo tiene relación con todo. Cuando una empresa lleva a cabo una acción —por ejemplo bajar los precios— las otras empresas, teniendo en cuenta factores como la demanda y los costes, reaccionan, lo que a su vez provoca que los competidores reaccionen y vuelvan a ajustarse. En una cadena de acciones y reacciones que hará que poco a poco se vuelva a lograr una situación de equilibrio”.
Aplicaciones en sanidad
El jurado destaca que los modelos desarrollados por Bresnahan, Pakes y Porter son utilizados por las autoridades de la competencia de una gran cantidad de países del mundo, incluidos Estados Unidos y la Unión Europea, ya que las herramientas que han diseñado permiten entender cómo funcionan los mercados y ver si las posibles operaciones entre agentes provocarán o no distorsiones en el mercado.
“Creo que mi ejemplo favorito —explica Brenahan— es el de mis estudios empíricos de la industria de la cerveza. Jonathan Baker y yo escribimos sobre la industria cervecera hace mucho tiempo, y el trabajo ha llegado a ser la base de la mayoría de las revisiones sobre fusiones que hacen las agencias antimonopolio, porque descubrimos cómo pronosticar los efectos anticompetitivos de una fusión”.
Los métodos de Bresnahan, Pakes y Porter, resalta el acta del jurado, “han tenido varias aplicaciones en otros campos de la economía, incluyendo la macroeconomía, el comercio internacional, la salud y el medio ambiente.
Así, en el campo sanitario Pakes destaca que “estudiamos los servicios de salud y la asignación de pacientes a hospitales. Hay dos maneras de llevar esto a cabo en EE. UU.: una es que el médico y el hospital reciban un pago por cada servicio realizado. La otra se llama capitación, y en este caso se le da una cantidad fija al grupo médico para cada paciente, y si no se gasta todo el dinero, puede quedarse con el remanente que sobra. La pregunta entonces era si médicos y hospitales sacrificarían la calidad del servicio para ganar más dinero. Y lo que descubrimos es que los médicos que reciben una cantidad fija sí mandan a los pacientes a hospitales más baratos, pero no sacrifican la calidad, sino que envían a los pacientes a hospitales menos convenientes, más lejos del lugar donde residen, pero con la misma calidad de servicio”.
Sus esfuerzos se centran ahora en trasladar sus modelos a los mercados actuales: “Es fundamental —asegura Timothy Bresnahan— que analicemos y comprendamos a fondo las nuevas industrias (las de finanzas y alta tecnología especialmente) para poder implementar políticas eficaces de competitividad. Es el mayor desafío del campo”.