Premio Fronteras a la pionera en el análisis económico de las causas de la brecha de género
La Fundación BBVA ha reconocido a Claudia Goldin con el Premio Fronteras del Conocimiento en Economía, Finanzas y Gestión de Empresas por sus contribuciones en el análisis histórico del papel de la mujer en la economía. Las investigaciones de la catedrática de Harvard han ayudado a comprender los factores determinantes detrás de la brecha de género. El jurado del galardón ha destacado su papel como creadora del campo del análisis empírico de la brecha de género y pionera en su método.
Ya en 1990, Claudia Goldin (Nueva York, 1946) publicó ‘Understanding the Gender Gap’, un libro que recoge sus estudios sobre la brecha de género en el mercado de trabajo, y en el que utiliza innovadores métodos históricos cuantitativos para obtener datos desde 1820 sobre empleo, ingresos, experiencia laboral, discriminación y horas trabajadas. Un análisis muy influyente que estudia las causas de las diferencias salariales entre hombres y mujeres, cuestionando las explicaciones más convencionales de este fenómeno, y que treinta años después de su publicación sigue siendo fuente esencial en este área de investigación y ha dado forma a gran parte del trabajo actual sobre la mujer y el mercado laboral.
En su estudio, la economista estadounidense combina largas series temporales históricas sobre la brecha de género en el mercado de trabajo con las teorías económicas sobre determinación de salarios, participación en el empleo y discriminación, para rastrear la historia económica de las mujeres norteamericanas. “Aunque el libro se ocupa de analizar un país, Estados Unidos, sus resultados son aplicables a otros países”, ha afirmado Goldin después de conocer el galardón.
Claudia Goldin sitúa el origen de la discriminación salarial en la utilización creciente de los mecanismos de promoción con la expansión del trabajo administrativo, en contraste con los mecanismos de pago por unidad de trabajo realizada que predominaban entre las mujeres empleadas en las manufacturas a principios del siglo XX. Goldin argumenta que el desarrollo de los departamentos y las políticas de personal crearon las condiciones institucionales que permitieron la persistencia de la discriminación.
Claudia Goldin, Premio Fundación BBVA Fronteras del Conocimiento en Economía, Finanzas y Gestión de Empresas - Fundación BBVA
Su investigación aporta además la comprobación de cómo han variado las aspiraciones de las mujeres a lo largo del siglo XX: a principios del siglo tenían que elegir entre trabajo como medio de subsistencia o familia; a partir de los años 20 eligieron anteponer el trabajo; en los años 40 esa relación se invirtió, y en los 60 se introdujo el concepto de carrera, que se situó por delante de la familia, hasta llegar al momento actual, a partir de los años 80 en que las mujeres quieren compaginar carrera y familia.
El análisis de Goldin cubre un amplio rango de materias, incluyendo la inmigración, la desigualdad de ingresos no solo entre géneros, el cambio tecnológico y la educación. En la mayor parte de sus estudios interpreta el presente a través del pasado y explora los orígenes de asuntos de interés actual. Actualmente está completando un amplio proyecto sobre las transiciones familiares y profesionales de graduados universitarios de ambos sexos desde finales del siglo XIX hasta el presente.
La brecha de género en la actualidad
El estudio de Goldin observa que en la actualidad, esas diferencias se están reduciendo. “Los factores cruciales que las han reducido tienen que ver con lo que está ocurriendo en el entorno de los individuos, más que con los propios individuos. Me refiero a los cambios económicos y tecnológicos, como el aumento de los ingresos. Sobre todo, la reducción de las diferencias se debe a cambios educativos que dan a las mujeres el empoderamiento necesario para desarrollar sus carreras profesionales”, asegura.
“Hemos heredado del pasado diferencias sociales y culturales”, continúa Goldin. En ellas destaca un tipo de organización del trabajo que hace que los empleados que trabajan más horas sean más valiosos para sus empresas. “Si una pareja tiene hijos que requieren cuidados, uno de los miembros de la pareja se suele responsabilizar de atender sus necesidades en casa, mientras que el otro está más pendiente de las necesidades del trabajo. Por lo general, de manera desproporcionada las mujeres han asumido el papel de atender las necesidades del hogar, y los hombres han estado más volcados en el trabajo”.
La maternidad y el cuidado de los niños se convierten por tanto en otra de las razones. “En muchos estudios no vemos grandes diferencias salariales cuando las mujeres no tienen niños, o no asumen la responsabilidad de ocuparse de las obligaciones del hogar”, asegura.
“El cambio fundamental tiene que ver con los hombres más que con las mujeres”, comenta Goldin. Desde su punto de vista, si los padres de familia son capaces de exigir un mayor salario por su disponibilidad laboral, le estarán trasladando a sus empresas que valoran mucho a su familia. “Y si las empresas se dan cuenta de que tienen que pagar a sus empleados mucho más para contar con su total disponibilidad, suelen reaccionar”, destaca.
Mirando al futuro, la profesora señala que aunque la historia demuestra que ya se ha logrado mucho progreso en este terreno, “muchos de los problemas a los que nos seguimos enfrentando tienen que ver con lo que ocurre en nuestros propios hogares, y esto es muy difícil de resolver. Es fundamental que los hombres también asuman la responsabilidad de estar pendientes de lo que ocurre en sus hogares, y sean los primeros que digan a sus jefes que no están dispuestos a trabajar horas extra el domingo y perderse el partido de fútbol de su hija”.