Predecir el futuro mediante la teoría de juegos
Tal vez hablar de predecir el futuro suene un poco presuntuoso. Pero lo que hace Bruce Bueno de Mesquita es, al fin y al cabo, predecirlo; en base a las matemáticas aplicadas a la teoría de juegos puede pronosticar mejor que los analistas de la CIA las decisiones que tomarán países y organizaciones sobre variadas cuestiones estratégicas.
Este moderno Nostradamus introduce en su modelo matemático perfeccionado durante más de 25 años los datos de los individuos implicados en la toma de decisiones de un determinado escenario. Para predecir una decisión con 10 personas relacionadas con la toma de decisiones, hay 3.600.000 posibilidades distintas; y Bruce Bueno considera hasta 200 participantes en sus cálculos computerizados.
Este profesor de Ciencias políticas de la Universidad de Nueva York no trabaja sólo para el sector público; entre sus clientes están algunas de las mayores empresas del mundo, como Arthur Andersen o British Aerospace. Si alguno de los lectores está interesado en sus servicios, para, por poner un ejemplo, saber cuándo se terminará la crisis, que vaya preparando la cartera. Su tarifa mínima es de 50.000 dólares.
La base del complejo sistema utilizado por Bueno de Mesquita se sostiene en una realidad del comportamiento humano:
La gente compite entre sí cuando decide actuar, y decide en base a lo que cree mejor para su propio interés.
Curiosamente para poner en marcha el modelo predictivo no necesita conocer en profundidad la política regional de la zona, ni su historia ni su economía, como tampoco requiere conocer en profundidad qué, cómo y cuándo fabrica una empresa. De lo que se nutren sus predicciones matemáticas son, básicamente de las siguientes informaciones:
- Qué quieren los actores políticos o empresariales.
- Lo qué dicen que quieren.
- Cómo afecta cada una de las decisiones a su desarrollo profesional o beneficio personal.
El porcentaje de aciertos de este predictor es de cerca del 90%, un dato que produce escalofríos en más de un experto analista. Su error más sonado fue en relación al proyecto de ley de reforma sanitaria de Clinton; la causa de este desacierto fue la información inexacta filtrada por un congresista tendencioso. Bueno de Mesquita y su equipo trabajan para incorporar al modelo escenarios con información imperfecta o incompleta.
Algunas predicciones de Bueno de Mesquita
Después de los terribles atentados del 11M en Madrid, EE.UU. temía un ataque terrorista similar antes de los comicios presidenciales de noviembre. Bueno acertó en su predicción de que este ataque no tendría lugar.
A la pregunta de si Irán construirá la bomba atómica, el profesor consideró en el 2009 que a finales de 2010 el país teocrático tendría suficiente material radioactivo para poseer armas atómicas. Para alegría del mundo civilizado, dijo que no se llegaría a crear esta arma.
En cuanto al eterno conflicto entre palestinos e israelíes, el modelo considera que no tiene sentido utilizar estrategias que busquen fomentar la confianza mutua, ya que ninguna de las partes tiene motivos para hacerlo. La razón esgrimida es que el concepto de "territorio a cambio de paz" es inestable:
- Si Israel se retira de determinados territorios a cambio de una paz futura, si los palestinos no cumplen es muy costoso recuperar esta zona. Y los palestinos tienen incentivos a solicitar más tierras como nuevo gesto de buena voluntad.
- Si los palestinos entregan sus armas a cambio de una futura cesión de tierras, pasa lo contrario. ¿Qué incentivos tiene Israel para ceder territorios una vez desarmado su vecino?
¿La solución propuesta por el genio para romper con este nefasto dilema? La economía:
La fórmula que produce incentivos a ambas partes para colaborar es el turismo. En un mundo en paz la principal fuente de riqueza de los palestinos serían los ingresos por turismo. Y también para Israel. Dejemos que en un primer momento se repartan dichos ingresos en un 40% para palestinos y 60% para israelíes. Esta fórmula no requiere de un compromiso de cooperación mutua. La ONU podría ser la encargada de repartir los ingresos.
Si hay guerra, los turistas no visitarán la región. Y los ingresos serán el estabilizador automático que reforzará que ambos contendientes no se ataquen mutuamente. Lo que no se sabe es cómo pretende Bruce Bueno evitar que los grupos más extremistas acepten la entrada de turistas. De todos modos, es un enfoque muy nuevo y que, si se toma en serio, podría solucionar por una vía indirecta las muertes de esa zona.
Una curiosa relación entre matemáticas, economía y paz. Como decía Clinton: "es la economía, idiota".
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