La política fiscal en Europa: lecciones de la crisis y opciones de futuro
Rafael Doménech, de BBVA Research, ha participado hoy en el seminario 'Reflexiones sobre el Futuro de la Eurozona' de la Universidad Menéndez Pelayo UIMP (Santander) donde distintos economistas de universidades e instituciones europeas han debatido sobre las opciones de política económica en la eurozona. En concreto, el responsable de Análisis Macroeconómico ha ha analizado en detalle la política fiscal en la UE durante la crisis económica, de la que se obtienen conclusiones de cara al futuro. “Aunque pertenecer a la eurozona ha supuesto muchos beneficios para la economía española, de los errores en la gestión de la crisis de deuda también se deben obtener lecciones para mejorar y reforzar el funcionamiento de la Unión Económica y Monetaria”, ha dicho durante su intervención.
Según ha explicado Rafael Doménech, el objetivo del estudio, en el que también ha participado José Manuel González-Páramo, ha sido analizar de manera sistemática la política fiscal durante la crisis de deuda soberana en la Unión Monetaria Europea (UEM). La interacción entre las incertidumbres de las políticas económicas en países con importantes desequilibrios macroeconómicos y una unión monetaria incompleta redujo el margen fiscal de sus miembros, no evitó la crisis de deuda y generó una segunda recesión, que prolongó la crisis económica durante cuatro años más.
Del análisis de la evolución de la deuda pública y del déficit presupuestario, el servicio de estudios de BBVA concluye que:
- La deuda pública ha sido sostenible en el conjunto de la UEM, pero ha existido una enorme heterogeneidad en el margen de actuación de la política fiscal entre sus miembros. Algunos países de la UEM eran claramente sostenibles mientras Grecia reestructura su deuda, los gobiernos de Irlanda y Portugal eran rescatados, y España e Italia se enfrentaban a significativas tensiones financieras.
- Aunque su situación fiscal era muy similar a la de Reino Unido, España experimentó una crisis de la deuda soberana y se enfrentó a tensiones financieras mucho más intensas, generando una segunda recesión y un importante aumento de la tasa de paro.
El responsable de Análisis Macroeconómico de BBVA, ha explicado en este curso cuáles han sido los determinantes nacionales y los condicionantes externos que explican la crisis de la deuda soberana en España, frente a una situación mucho más favorable que permitió que otros países pudieran salir más rápidamente de la crisis.
Un ejemplo de ello es que EE.UU. y Reino Unido iniciaron la reestructuración y recapitalización del sector bancario en 2008, cuando el espacio fiscal era todavía muy amplio. En España no se llevó a cabo hasta 2012, cuando el espacio fiscal era ya inexistente. “A esto se suman, entre otros factores, los desequilibrios macroeconómicos, un mercado laboral más rígido, la apreciación del euro, el contagio de los rescates de Grecia, Irlanda y Portugal, la crisis de liquidez en la financiación del déficit exterior, la intervención tardía del BCE por la falta de respaldo político para gestionar más eficazmente la crisis o el riesgo de ruptura del euro”, ha enumerado.
Aunque pertenecer a la eurozona ha supuesto muchos beneficios para la economía española, de los errores en la gestión de la crisis de deuda también se deben obtener lecciones para mejorar y reforzar el funcionamiento de la Unión Económica y Monetaria”
De la crisis de la deuda soberana en la UEM, el economista de BBVA Research está convencido de que pueden aprenderse lecciones con las que mejorar las políticas nacionales. Por ejemplo, entre sus recomendaciones, ha explicado que se deben evitar los desequilibrios económicos del pasado con políticas macroprudenciales, dar una mayor importancia a la composición de los flujos externos de capital, y adoptar soluciones rápidas ante las crisis bancarias. Asimismo, Rafael Doménech considera que hacen falta políticas fiscales prudentes y un compromiso reforzado e inquebrantable con la UEM, así como reformas estructurales con las que conseguir un mercado de trabajo más eficiente y equitativo, y una mayor productividad.
Por lo que respecta a la nueva arquitectura europea, ha insistido en que uno de los objetivos de una unión fiscal, bancaria y económica más genuina e integrada debe ser evitar futuras crisis de deuda soberana. “Los miembros de la UEM deben de tener, al menos, el mismo margen de maniobra en sus políticas fiscales que los países que no pertenecen a la UEM, y para ello es fundamental que exista un activo europeo sin riesgo y que el BCE sea un auténtico prestamista de última instancia” ha dicho.