Pignoración de dinero o valores como garantía real
La pignoración consiste en inmovilizar como garantía bienes dinerarios, como pueden ser dinero, acciones, fondos de inversiones o valores de renta fija, como pagarés o letras del tesoro, para obtener un porcentaje de financiación sobre la cantidad que se inmoviliza.
Esta pignoración sería la figura equivalente a la garantía de bienes inmuebles que se presta en las hipotecas, con la salvedad de que se impide la libre disposición de los activos pignorados mientras esté vigente la obligación principal. Esta fórmula de garantía, es una fórmula bastante habitual en el campo financiero, aunque resulte extraña o desconocida para muchos.
¿Qué ventajas tiene?
Partiendo siempre de la premisa de que disponemos del dinero, acciones o valores necesarios para pignorar, podemos acceder a condiciones financieras mucho más ventajosas que con un mero aval. La pignoración es una garantía de alta calidad si los activos tienen una buena clasificación y pueden ser realizables sin problemas.
Los porcentajes de financiación van a variar si pignoramos dinero en efectivo depositado en una cuenta a plazo, valores de renta fija o valores de renta variable. A menores fluctuaciones de valor, maýor porcentaje de financiación.
En algunos casos, podremos disponer de los rendimientos que genere el activo pignorado. Por ejemplo, se permite la libre disposición de intereses de imposiciones a plazo o dividendos de acciones. Pero en el caso de los fondos de inversión, se realizan pignoraciones por participaciones y no se permite el reembolso.
Por último, la pignoración es un mecanismo para operar aumentando el apalancamiento. En estos supuestos, tanto las ganancias como las pérdidas serán mayores que si partimos de la posición inicial. Financiarse mediante pignoración de activos está a la orden del día y es un campo muy virgen dentro de las economías domésticas que ofrece infinidad de posibilidades.