Todos los detalles ocultos de los billetes del Perú
Están hechos de algodón 100%, aguantan más de 2.000 pliegues dobles, su textura es uno de los elementos de seguridad, además de la marca de agua, la tinta que cambia de color, el hilo de seguridad, los microtextos, el registro perfecto y la imagen latente.
Los billetes peruanos están llenos de secretos. Los avances en tecnología, impresión y artes gráficas abundan en cada una de las piezas. Más allá de sus elementos de seguridad, similares a los del euro y el dólar estadounidense, tiene la particularidad de que están hechos de algodón 100% y cada uno de los elementos de la nueva familia —cuyo último lanzamiento ocurrió en diciembre de 2023 con la puesta en circulación del de 200 soles, dedicado a Tilsa Tsuchiya, el Gallito de las Rocas y la Flor Bella Abanquina— es un homenaje a la música, la literatura, la historia, la ciencia, la pintura y la naturaleza del país.
Historia de los billetes de Perú
Fue en 1991 cuando comenzaron a circular los billetes expresados en nuevos soles. El primer cambio de familia se dio 20 años después de esa fecha. Ahora, al paso de una década, se ha completado el lanzamiento de una nueva era, que cuenta con nuevos diseños y elementos que dan mucho mayor seguridad. “En el mundo, hay una tendencia a cambiar la familia de billetes cada ocho o diez años y el Banco Central de Reserva del Perú (BCRP) se unió a esta ola”, explica Abraham Eduardo De La Melena Ruiz, especialista en Análisis del Circulante en el BCRP, la única institución autorizada para la emisión de dinero.
Con motivo del bicentenario de la Independencia del Perú (en 2021), se puso en el mercado el primer ejemplar de esta nueva familia: el de 10 soles, dedicado a la cantadora Chabuca Granda (en el anverso). “Esta familia tiene una mayor seguridad, pues se refuerzan los elementos ya existentes y se incorporan algunos que están disponibles en la industria”, destaca Jorge Zamora, integrante de la Sociedad Numismática del Perú. Por ejemplo, la marca de agua, el elemento de seguridad más antiguo, se fortaleció.
La marca de agua no debe confundirse con el sello de agua, ese relieve común en los sellos notariales. La marca de agua se distingue por sutiles variaciones en la densidad de las fibras del papel moneda. En las zonas más oscuras, la acumulación de fibras es mayor, lo que se traduce en un grosor superior del papel. Por el contrario, las áreas más claras, como el número 10 (en el billete de 10 soles), presentan una menor concentración de fibras y, por ende, un menor grosor. Al observar un billete a contraluz, se aprecia cómo las franjas con mayor densidad (las más oscuras) permiten pasar menos luz, mientras que las zonas con menor densidad (las más claras) la dejan pasar en mayor medida.
“Esta característica, denominada multitonalidad, es un sello distintivo de los billetes auténticos y un gran obstáculo para los falsificadores”, dice el experto del BCRP. La misma característica se comparte entre toda la familia. Dos elementos fundamentales de esta familia son también la tinta que cambia de color y el hilo intersaliente, que trabajan en conjunto para crear un espectáculo visual único, gracias a las figuras en movimiento.
El hilo está ubicado en el mismo lugar en todos los billetes y posee propiedades magnéticas que ayudan a que las máquinas contadoras de alta velocidad, a las de vending, en establecimientos comerciales, así como a los sistemas de pago en estacionamientos y transporte público, como el metropolitano, validen su autenticidad. “Los billetes anteriores [de la familia pasada] de 10 soles o de 20 soles no tenían hilos intersalientes, ahora ya los hemos incorporado a nuestras menores denominaciones”, agrega De La Melena Ruiz.
Las tintas (con un elemento denominado Spark Live) cambian de color y en el fondo se aprecia imágenes en movimiento. Está compuesta por pigmentos especiales que, al ser expuestos a diferentes ángulos de luz, dan un efecto de luz distinto. Estos pigmentos están encapsulados en microesferas que se encuentran en la superficie del papel. Al girar el billete, la luz incide en ellas desde diferentes ángulos, lo que provoca el efecto de cambio de color.
Este efecto es muy difícil de reproducir con precisión, lo que convierte a la tinta de color en un elemento de seguridad muy efectivo. “Son elementos nuevos en los billetes, pero que se mejoraron”, asegura el experto de la Sociedad Numismática del Perú.
Esta familia cuenta también con una característica que no es visible a simple vista y que para observarla se requiere de una lupa. Se trata de microtextos insertados en los billetes y que corresponden a la denominación de cada uno de ellos. Por ejemplo, en el billete de 100 soles, dedicado en anverso a Pedro Paulet, aparece el número 100, en repetidas ocasiones, por encima de la cabeza del personaje.
A todas estas medidas de seguridad se añaden el registro perfecto: se trata de una coincidencia precisa entre el diseño del anverso y el reverso del billete, de tal manera que al colocarlo a contraluz, se observa una imagen completa. Además de la imagen latente: una imagen que se puede ver a simple vista, pero que se vuelve más clara cuando se inclina el billete en un ángulo determinado.
Proceso planificado
Las medidas de seguridad como los elementos gráficos plasmados en los billetes fueron planificados con mucho tiempo de antelación por el BCPR. El primer paso que dio el banco central fue elegir a las personalidades y los elementos que se iban a plasmar en los billetes. Su apuesta fue destacar a personajes del siglo XX que hayan dejado un legado significativo en ámbitos como la música, la literatura, la ciencia, la historia y la pintura.
Así fue que se optaron por los rostros que adornarían las denominaciones: Chabuca Granda en el billete de 10 soles, José María Arguedas (escritor, poeta, profesor y antropólogo) en el de 20, María Rostworowski (historiadora e investigadora social) en el de 50, Pedro Paulet (ingeniero peruano, precursor de la aeronavegación) en el de 100 y Tilsa Tsuchiya (pintora y grabadora) en el de 200.
El diseño de los billetes no solo se limitó a las figuras destacadas, sino que también abordó la riqueza de la biodiversidad del país. En el reverso de cada billete se plasma la fauna y flora autóctonas, desde la majestuosidad del cóndor hasta la delicadeza del colibrí cola de espátula, pasando por la gracia de la vicuña y la imponente presencia del jaguar y el gallito de las rocas.
El diseño final de los billetes fue resultado de un concurso en el que participaron reconocidos impresores de todo el mundo. La empresa británica de RU International Limited fue la ganadora. Los billetes peruanos no son solo papel y tinta, sino una obra maestra de seguridad y tecnología que protege y celebra la riqueza cultural y natural del país.