¿Qué opción existe cuando no se puede cumplir con una deuda en Perú?
Personas y empresas han enfrentado la posibilidad de retrasos en los pagos de sus deudas, lo que generaría un aumento de los intereses de los préstamos y comprometería el récord crediticio. Sin embargo, actualmente, la crisis generada por el COVID-19 ha modificado esas políticas y las entidades financieras están brindando facilidades para que los deudores no se vean afectados.
La situación de emergencia sanitaria ocasionada por el COVID-19 ha obligado a los peruanos a cumplir con el aislamiento social decretado por el Estado. Esta medida implica que las personas no puedan salir a ejercer sus labores diarias y que, por lo tanto, las empresas no puedan funcionar normalmente o brindar sus servicios al 100%.
Esta crisis que atraviesa el país no solo afecta la salud de las personas, sino también a su economía. Los ciudadanos en general están atravesando dificultades económicas directas e indirectas debido al actual contexto nacional.
¿Cómo actuar en el contexto actual?
Frente a ello, las diferentes entidades financieras del país han tomando medidas como la reprogramación o congelación de los créditos otorgados para ayudar a los usuarios.
Lo más recomendable es acceder a canales digitales como la banca por internet o la banca por teléfono para poder solicitar la reprogramación o congelamiento de las cuotas. Además, por el estado de emergencia no se generarán intereses adicionales ni se verá afectado el historial crediticio de los clientes.
¿Cómo actuar después del estado de emergencia?
Cuando se pueda controlar la situación del COVID-19, progresivamente se regresará a la normalidad y para ello es importante saber cuál es la mejor manera de actuar en cuanto al manejo de las finanzas. Lo importante para la recuperación de la economía es tratar de cumplir con todas las obligaciones financieras.
Juan Carlos Ramírez, líder de Estrategia para Empresas y Pymes de BBVA en Perú, recomienda que, para poder afrontar los casos extraordinarios como el de la pandemia originado por el coronavirus, al momento de tomar un financiamiento, las cuotas no superen el 30% de los ingresos. Mientras que para el caso de una pyme, es importante mantener una valla en la proporción de los ingresos comprometidos con deudas. Sin embargo, si el financiamiento fuera de mediano plazo, como la adquisición de un activo fijo, el porcentaje de los ingresos comprometidos en las letras del préstamo podría ampliarse al 40%.
Es importante no olvidarse del pago, abonar solo una parte de la cuota o esperar que se acumulen dos o tres letras para pagar solo una. Al incumplirse con el pago se empiezan a activar una serie de penalidades como los intereses moratorios y las comisiones por atraso, que pueden convertirse en una bola de nieve para el deudor, afectando su historial crediticio.
Según Ramírez, lo ideal en una situación como esta es acercarse a la entidad financiera con la que se tiene la deuda y solicitar la reprogramación o reestructuración del cronograma de pagos. Se sugiere que, superado el problema de pagos, lo que toca al deudor es volver a hacer un análisis de su flujo de caja personal o del negocio para prevenir otra dificultad.