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Opinión 21 marzo 2025

CERAWeek 2025: Regreso al futuro

La conferencia CERAWeek 2025, celebrada en Houston, Texas, del 10 al 14 de marzo, reunió a más de 10.000 participantes del sector energético, tecnológico, financiero y gobierno, congregando a más de 2.000 empresas y 80 países. El tema de este año, ‘Avanzando: estrategias energéticas para un mundo complejo’ (Moving Ahead: Energy Strategies for a Complex World), abordó el dilema entre la seguridad energética, su asequibilidad y la descarbonización bajo una óptica de pragmatismo y realismo.

Dicho realismo, enfatizado por altos miembros de la administración Trump, múltiples directivos de las empresas energéticas más grandes del mundo y representantes de distintos gobiernos, implica reconocer algo que se respiraba en el ambiente de la conferencia: la transición energética no ha procedido como se esperaba.

A pesar de que la participación en la generación de electricidad de las energías renovables a nivel global ha aumentado de prácticamente cero a un 15% en los últimos 15 años, la generación de energía con carbón y petróleo alcanzó un máximo histórico en 2024. De hecho, el actual porcentaje de energía primaria proveniente de hidrocarburos es prácticamente igual al de hace 20 años. Asimismo, la emisión de gases de efecto invernadero ha continuado aumentando en los últimos años y está cada vez más lejos de las metas intermedias necesarias para alcanzar net zero en 2050.

Lo anterior refleja la necesidad de equilibrar las metas de descarbonización con otros objetivos y replantear las prioridades de cada región con una perspectiva pragmática.

Para los países en desarrollo, esto implica aumentar la producción y el consumo de energía para fortalecer el desarrollo económico, la lucha contra la pobreza y el acceso a los sistemas de salud y educación. Por ejemplo, alrededor del 30% de la población mundial depende de biomasa para cocinar y calentar sus hogares y 600 millones de personas en África no tienen acceso a electricidad. Dado que la mayor parte del crecimiento poblacional a nivel global en las próximas décadas ―unos 2.000 millones de personas― será en países en vías de desarrollo, la falta de acceso a fuentes de energía impedirá el desarrollo económico y generará tensiones migratorias aún más graves a las que se viven hoy en día. Si bien algunas regiones pueden avanzar en estas metas desarrollando fuentes renovables, la falta de financiamiento y la urgencia por mejorar el bienestar de sus poblaciones implican que la gran mayoría lo hará con energía convencional.

Para países desarrollados, las políticas deben priorizar la asequibilidad y la seguridad energética para mantener un costo accesible y satisfacer la demanda bajo cualquier circunstancia. Es decir, los gobiernos no deben tolerar disrupciones, escasez o elevados incrementos de precios. Para ello, es importante reforzar las cadenas de valor domésticas, diversificar las fuentes de energía y construir alianzas energéticas que garanticen la seguridad nacional. No obstante, el elevado grado de incertidumbre geopolítica y comercial incrementa la complejidad para alcanzar dichos objetivos.

CERAWeek

En el caso de Europa, aunque muchos de los ponentes de CERAWeek elogiaron los logros alcanzados hasta ahora, otros expresaron que la ambición por la descarbonización por sí misma no será suficiente para alcanzar los objetivos finales. Si bien el desarrollo de renovables ha sido importante para fortalecer la seguridad energética de Europa, que no es abundante en recursos fósiles, las políticas basadas en mandatos y sanciones corren el riesgo de atrofiar la creatividad e innovación del sector privado, poniendo en riesgo la competitividad de la región. Tanto dirigentes del sector privado como de la Comisión Europea indicaron que algunas regulaciones podrían relajarse, principalmente aquellas vinculadas a la industria del gas. Lo anterior sugiere que el papel preponderante del petróleo y gas durará más tiempo del esperado y que la inversión en la oferta e infraestructura de energía convencional podría aumentar en los próximos años.

"Las políticas basadas en mandatos y sanciones corren el riesgo de atrofiar la creatividad e innovación del sector privado, poniendo en riesgo la competitividad de la región [europea]"

En el caso de Estados Unidos, que atrajo la mayor atención de la conferencia, el cambio de objetivo no podría haber sido mayor. Bajo la nueva administración del presidente Trump, las prioridades son restaurar la dominancia energética (‘energy dominance) y terminar las políticas de cambio climático del presidente Biden, a las que el nuevo secretario de energía, Chris Wright, calificó como “irracionales y cuasi-religiosas” porque “impusieron sacrificios infinitos sobre los ciudadanos”.

En esencia, se busca desamarrar la abundancia energética del país para expandir su producción y reducir su costo, tanto para las familias como para los negocios, a fin de mejorar la competitividad y apoyar la reindustrialización. En el corazón de esta estrategia “drill, baby, drill se encuentra el gas natural debido a su abundancia, su papel preponderante en la generación de electricidad como fuente despachable y fiable, su uso en procesos industriales como la producción de hierro, acero, cemento, etc., y la oportunidad de exportarlo y utilizarlo como palanca geopolítica y comercial.

De hecho, Estados Unidos es el mayor productor de gas natural y el principal exportador de gas natural licuado en el mundo; esto último tras el giro de Europa para desligarse de las importaciones rusas a raíz del conflicto entre Rusia y Ucrania. Tras la eliminación de la pausa para permisos de terminales exportadoras de gas natural licuado que implementó el presidente Biden, se espera que las exportaciones a Europa y Asia aumenten considerablemente.

La nueva administración también considera imprescindible fortalecer la seguridad nacional a través del liderazgo en la carrera por la inteligencia artificial (IA) -altamente intensiva en consumo de energía y minerales críticos-, así como en la extracción de estos minerales y la producción de metales necesarios en la cadena de valor del sector energético.

"La demanda de electricidad en EE.UU. podría crecer un 20% en 10 años, impulsada por la relocalización industrial, la electrificación de la economía, la expansión de los centros de datos y el auge en la IA"

De acuerdo con estimaciones oficiales, después de dos décadas de estancamiento, la demanda de electricidad en EE.UU. podría crecer un 8% para 2030 y un 20% en 10 años, impulsada por la relocalización industrial, la electrificación de la economía, la expansión de los centros de datos y el auge en la IA. De hecho, la demanda de electricidad de los centros de datos podría duplicarse o triplicarse para 2028 y observar un incremento en los próximos cinco años equivalente al consumo actual de Texas. Esto implica que el Departamento de Energía dará prioridad a la I+D para promover la innovación y el cambio tecnológico en energías fósiles, geotermales, nucleares e hidroeléctricas, que se consideran asequibles, seguras y fiables.

Por otra parte, el gobierno considera que el país se ha puesto en una posición de elevado riesgo al permitir que China domine el procesamiento del 80% de los minerales críticos. En respuesta, se planea expandir la producción de estos recursos, incluyendo litio y níquel con ideas innovadoras como la posibilidad de crear un fondo de deuda soberano y construir instalaciones de refinado de metales en bases militares, así como una mejor coordinación con países aliados.

CERAWeek

En Estados Unidos, para asegurar la expansión de la producción de energía y minerales, se planea eliminar entre el 20% y 30% de las barreras regulatorias y eficientar el proceso de trámites y permisos, a fin de reducir los costos y promover la construcción de infraestructura. Para la gran mayoría de los participantes, el gran cuello de botella que enfrenta la industria son las barreras regulatorias y medioambientales, un argumento con alta resonancia entre algunos participantes europeos.

Por resumir, la conferencia de este año podría sintetizarse en tres temas centrales. Primero, el mundo necesita más energía. En países subdesarrollados, debido a la priorización del crecimiento económico y la lucha contra la pobreza, en detrimento de la descarbonización. En países desarrollados, principalmente por la creciente demanda de electricidad vinculada a la IA, los centros de datos y la electrificación del transporte e industria. Segundo, la transición energética debe redefinirse como “aditiva” y no “sustitutiva”. Esto significa que la inversión en fuentes convencionales de energía va a continuar y será parte esencial de la transición. Principalmente, el gas natural por sus ventajas como fuente de energía fiable y la oportunidad de reducir su intensidad de carbono con tecnologías como la captura, almacenamiento y uso del carbono (CCUS, por sus siglas en inglés), la captura directa del aire, (DAC, por sus siglas en inglés), las mismas que podrían alcanzar su comercialización en los próximos años. Y tercero, la transición conlleva compromisos ambiciosos que no estaban debidamente valorados y, por tanto, va ser más compleja y costosa de lo que se pensaba hasta hace poco. Además, tendrá una velocidad y unas características distintas en cada país.

"La transición va ser más compleja y costosa de lo que se pensaba"

Si bien lo anterior refleja un consenso menos favorable para la energía renovable a lo que se visualizaba el año anterior, es importante recalcar que las oportunidades, un tanto opacadas por la coyuntura política, siguen siendo significativas. Primero, algunas tecnologías como las del viento y la energía solar han experimentado una reducción de costos significativa (un 70% y un 90% en la última década, respectivamente) y son competitivas con las alternativas tradicionales. Segundo, la probabilidad no trivial de un escenario catastrófico implica que la transición energética debe continuar. Tercero, la creciente demanda de electricidad de las grandes empresas tecnológicas, que cuentan con una cuenta de resultados colosal, podría generar un impulso significativo siempre y cuando mantengan sus objetivos para reducir su huella de carbono.

Finalmente, la participación de más de 230 startups pone en evidencia la fortaleza de la IA y la capacidad innovadora del sector privado, que tienen el potencial de modernizar la red eléctrica, aumentar la eficiencia energética y acelerar el desarrollo de nuevas tecnologías como los biocombustibles, sistemas solares fotovoltaicos avanzados, reactores modulares pequeños (SMR, por sus siglas en inglés) y las baterías de próxima generación, entre otros. En la medida que estas aplicaciones y tecnologías alcancen su adopción masiva y comercialización, la transición y la transformación económica alcanzarán un nivel que hoy en día todavía resulta difícil de visualizar.