Balance de la COP27: luchar por hacer posible lo improbable
Balance de la COP27: luchar por hacer posible lo improbable
Tras unos intensos días en Sharm El Sheikh es momento de tomar un poco de distancia y hacer balance de la COP27, la cumbre global sobre el clima promovida por Naciones Unidas. El primer recuerdo -nada más aterrizar- tiene que ver con las incoherencias contemporáneas de nuestro mundo aplicada a estas cumbres: 35.000 personas representantes de gobiernos, instituciones, empresas y sociedad civil reunidas en un rincón de un desierto para abordar el mayor reto que tenemos en nuestro mundo para las próximas tres décadas.
Como en casi todas las cumbres sobre el clima, ha habido importantes avances fruto del consenso pero son manifiestamente insuficientes ante este enorme desafío que tenemos ante nosotros. Me quedo con seis claves que bajo una perspectiva financiera ilustran bien la complejidad del asunto.
Ha habido importantes avances fruto del consenso pero son manifiestamente insuficientes
En primer lugar destacaría la dimensión geopolítica. Aunque la COP27 ha estado marcada por el complejo contexto global, ha habido buenas noticias como la vuelta al trabajo conjunto de Estados Unidos y China en materia climática o el retorno de Brasil a la primera línea con Lula da Silva, -casi como un rockstar- voz de los bosques en el mundo. Los países africanos han sido protagonistas también. Todo ello ha puesto de manifiesto la creciente tensión entre el norte y el sur.
Y ésta es precisamente la segunda clave que quiero señalar y que ha sido el foco de esta cumbre: las reivindicaciones históricas por el apoyo a los países en desarrollo.
Empezando por las sombras, se ha constatado que los países desarrollados han seguido sin cumplir con el objetivo de 100.000 millones de dólares al año de contribución financiera a los países emergentes, llegando solo a los 83.000 millones pero con la expectativa de que se llegará a esa cifra en 2023. Se ha dejado en todo caso para la próxima COP28 el acordar el nuevo objetivo a partir de 2025 que deberá ser mucho mayor.
Sesión en el pabellón español. De izquierda a derecha: Rafael Matos director de sostenibilidad e impacto social de Cofides; Helena Viñes, miembro del grupo de expertos de Naciones Unidas sobre compromisos de cero emisiones netas; Toni Ballabriga, director global de negocio responsable de BBVA y José Luís Blasco, director de sostenibilidad de Acciona.
Pero también hemos visto luces muy destacadas. La creación de un fondo de daños y pérdidas sufridas por los países emergentes derivados del desarrollo asimétrico de nuestro mundo, aunque queda por concretar para la próxima COP quién contribuirá, con qué importes y bajo qué condiciones; la petición de reforma de las instituciones financieras multilaterales empezando por el Banco Mundial; y las iniciativas de movilización de financiación a países concretos con mecanismos innovadores como los 'Just Energy Transition Partnerships' en Indonesia y Sudáfrica con cerca de 29 millones de dólares comprometidos o la iniciativa CFLI promovida por Bloomberg, que BBVA viene co-presidiendo en Colombia.
En tercer lugar tenemos todo lo relativo a mitigación. Es cierto que se ha mantenido vivo el objetivo de 1,5ºC que se selló en Glasgow pero es una pena que no se haya sido capaz de dar un paso más en cuanto a reducción del uso de combustibles fósiles y nos hayamos quedado en el mismo punto que estábamos hace un año con el foco solo en el uso de carbón. Tampoco ha habido buenas noticias en relación a la actualización de las Contribuciones Nacionales Determinadas (NDCs, en sus siglas en inglés): apenas una treintena de países y algunos de ellos con una ambición muy limitada. Quizás lo más destacado en materia de mitigación haya sido el compromiso global de reducción del 30% en emisiones de metano a 2030 firmado ya por 150 países, aunque China, India y Rusia no lo hayan suscrito.
Es una pena que no se haya sido capaz de dar un paso más en cuanto a reducción del uso de combustibles fósiles
Una cuarta clave de esta cumbre ha sido el progreso en iniciativas que deben facilitar la inversión en descarbonización como los avances en los estándares de reporting internacional en sostenibilidad (ISSB, por sus siglas en inglés), así como en la plataforma de datos para las cero emisiones netas (Net-zero Data Public Utility) que permitirá agrupar progresivamente información para la gestión climática a nivel mundial, clave para el sector financiero.
Sesión de la GFANZ sobre la gestión de la contabilidad de los compromisos de cero emisiones netas del sector financiero.
Otro de los temas que ha tenido más llegada ha sido la creciente presión por la integridad y credibilidad de los compromisos voluntarios asumidos por las empresas, las ciudades y las regiones. En este sentido, me gustaría destacar el informe colectivo publicado por la alianza bancaria de cero emisiones netas promovida por Naciones Unidas (Net-zero Banking Alliance) en el que se constata que más de 60 bancos ya han publicado objetivos intermedios de descarbonización, tal como se comprometieron en su adhesión a esta alianza. Un informe que muestra un paso muy relevante que las entidades deberán implementar y reportar de forma sistemática cada año. A destacar también, la iniciativa del Grupo de Expertos nominado por el propio Secretario General, Antonio Guterres, que han emitido un informe con 10 recomendaciones para dotar de la máxima credibilidad estas iniciativas del sector privado que tan importantes son para conseguir el cambio sistémico que necesitamos.
No es suficiente financiar lo netamente sostenible, sino que hay que facilitar la financiación de la transición
Y, por último, se ha evidenciado que necesitamos transformar toda la economía en su conjunto. No es suficiente financiar lo netamente sostenible, sino que hay que facilitar la financiación de la transición, también de aquellas actividades más difíciles de descarbonizar, e incluso financiar una salida ordenada de aquellos activos que no tengan cabida en una economía de cero emisiones netas. Solo así podremos realizar una transición justa que no deje a nadie atrás y brinde oportunidades para todos.
Estas son mis seis claves de la COP27. Seguramente hay muchas más pero creo que es un buen resumen de esta cumbre. Como decía nuestro responsable global de Sostenibilidad, Javier Rodríguez Soler, hace unos días en este mismo foro, asistimos a "una oportunidad para la cooperación global en un nuevo orden mundial". Nos hemos quedado lejos de nuestras ambiciones, pero soy de los que piensan que hemos avanzado y debemos seguir luchando por hacer posible lo improbable.