Nubia Muñoz gana el Premio Fronteras por hacer posible la vacuna contra el cáncer de cuello de útero
La Fundación BBVA ha concedido su Premio Fronteras del Conocimiento en Cooperación al Desarrollo a la epidemióloga colombiana Nubia Muñoz por demostrar que la infección por el virus del papiloma humano (VPH) es la causa principal y necesaria del cáncer de cuello de útero, una de las principales causas de muerte entre mujeres de países en vías de desarrollo. Muñoz ha impulsado, además, la primera vacuna eficaz contra este virus, que logra prevenir más del 70% de los cánceres de cuello uterino.
El jurado del Premio ha destacado que la doctora Muñoz (Cali, Colombia, 1940) “es un ejemplo de mujer investigadora que, además, ha trabajado sobre enfermedades que afectan a las mujeres, especialmente en países en vías de desarrollo”. El acta del premio añade que “esta fue la primera vacuna desarrollada específicamente para la prevención del cáncer”.
Motivos personales para dedicarse a la medicina
La galardonada, que ha desarrollado toda su carrera en la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), sufrió de niña el impacto el impacto de las enfermedades infecciosas cuando su padre, un agricultor de Cali, murió de difteria, dejando a su madre sola ante el desafío de criar a cinco hijos.
Fue una muerte especialmente dolorosa porque podía haberse evitado si hubiera recibido un tratamiento adecuado de penicilina, en aquella época muy poco extendida en Colombia. Ese suceso la motivó a dedicar su vida a la medicina.
Pese a haber crecido en un ambiente tan modesto, Muñoz fue una estudiante excepcional, que ingresó en la Facultad de Medicina de la Universidad de Cali y, tras lograr la nota más alta de su promoción al final de cada curso, consiguió completar casi toda la carrera con beca.
Una vez que obtuvo su licenciatura, empezó a colaborar con su mentor, Pelayo Correa en el departamento de Patología de la facultad. Correa le sugirió dedicarse a la epidemiología del cáncer si lo que quería, según ella misma decía, era “lograr el mayor beneficio para la sociedad”.
Muñoz obtuvo después una beca del IARC para estudiar Salud Pública en la Universidad Johns Hopkins, en EE. UU., y en 1970 fue contratada en la sede del IARC en Lyon (Francia). Sus primeros proyectos se centraron en investigar agentes infecciosos de los que se sospechaba que podían provocar algunos tipos de cáncer, como el virus herpes simplex 2, en aquel momento considerado una posible causa de cáncer de cuello de útero.
Esta hipótesis, del investigador alemán Harald zur Hausen, resultó fallida. Pero después el propio zur Hausen propuso como agente causante del cáncer al virus del papiloma humano, esta vez correctamente. Su hallazgo, logrado a principios de los años ochenta, le valió el Nobel de Medicina en 2008.
A mediados de los años 80, Muñoz dirigía ya su equipo propio en IARC, y puso en marcha un gran esfuerzo internacional para confirmar el vínculo entre el papilomavirus y el cáncer de cuello de útero. Gracias a su colaboración con el investigador del Instituto Catalán de Oncología Xavier Bosch, logró confirmar la presencia del virus del papiloma en pacientes de Colombia y España. En la década siguiente ampliarían el trabajo a otros treinta países, con el mismo resultado.
Estos trabajos no solo demostraron que la infección por VPH es el factor de riesgo principal y necesario del cáncer de cuello de útero. También han sido esenciales para determinar que en todos los países las variantes del VPH que causan el cáncer son las mismas: la 16 y la 18.
“El trabajo de Nubia Muñoz ha proporcionado una información que es indispensable para el desarrollo de una vacuna universal contra el cáncer de cuello uterino”, dijo ayer Bosch al conocer el fallo.
La propia Muñoz explica que “el grupo de Harald zur Hausen identificó molecularmente los primeros tipos del virus del papiloma humano y desarrolló tests de laboratorio que permitían detectar la exposición a él. Yo continué los estudios, que concluyeron que el virus es la causa principal del cáncer cervical. Hay cerca de cien tipos de papiloma humano, y poco más de veinte tienen relación con el cáncer. Determinar eso era fundamental para que las compañías farmacéuticas pudieran desarrollar una vacuna”.
Una vacuna imprescindible en países en vías de desarrollo
La vacuna contra el VPH está disponible desde 2006. Se estima que gracias a ella hoy es posible prevenir la gran mayoría de los casos de cáncer de cuello de útero y también otros cánceres en que está implicado el VPH, como el 80% de casos de cáncer de ano, el 60% de cáncer vaginal; el 40% de cáncer de vulva y algunos casos de cáncer de boca y garganta.
El papel de esta vacuna se considera especialmente importante en países en desarrollo, donde pocas mujeres tienen acceso a técnicas de detección de lesiones precancerosas del cuello uterino –mediante citologías periódicas–, y por tanto la enfermedad se detecta muy tarde. Más del 80% de casos se dan en países en vías de desarrollo. De hecho, el cáncer de cuello de útero está entre las tres primeras causas de muerte por cáncer en mujeres de estos países.
Muñoz ha resaltado la seguridad y eficacia de la vacuna: “Sabemos que las causas más importantes de cáncer son el tabaco y los agentes infecciosos. Entre estos últimos están el papiloma, la Helicobacter pylori y las hepatitis B y C. Hace más de treinta años, tenemos vacunas para la hepatitis y ahora pasa lo mismo con el papiloma. Sabemos prevenir un 40% de los casos de cáncer, y la tragedia es que no usamos ese conocimiento”.
La vacuna está plenamente introducida ya en 84 países, en su mayoría desarrollados, y "ahora hace falta que se siga implementando en los países en vías de desarrollo, que es donde más se necesita". Para lograrlo será muy importante que los estudios que se están llevando a cabo en la actualidad confirmen que no son necesarias tres dosis, sino solo una: "Esto permitirá bajar el precio de la vacuna, que es uno de los factores que limitan su implantación. Esta es una de las razones de que muy pocos países africanos hayan podido introducirla".
La investigadora premiada asegura que su dedicación a la ciencia “nunca ha sido complicada, sino que ha sido un placer porque estoy haciendo lo que me gusta hacer. Siempre me propuse investigar para ayudar a la gente”.