El Nobel que te explica por qué tomas malas decisiones económicas
Richard Thaler, el último Nobel de Economía, ha dedicado su vida profesional a demostrar que el ser humano está condenado a cometer errores con el dinero. Finalmente ha conseguido que la ciencia económica tenga en cuenta esos sesgos en sus modelos de estudio.
“A los economistas nos gusta creer que la economía es la física de las ciencias sociales. Incluir factores psicológicos en nuestros modelos de análisis nos complica la vida”. Pedro Rey, profesor de la Universidad Autónoma de Barcelona, hizo esta confesión durante un reciente debate para analizar la figura de Richard Thaler, precisamente el economista que más ha hecho para demostrar que en la economía no hay nada remotamente parecido a la ley de la gravedad: los seres humanos tomamos decisiones económicas irracionales. Y es algo que hay que tener en cuenta en las políticas públicas. El trabajo de décadas de Thaler en la llamada economía del conocimiento (en definitiva, la aplicación de la psicología humana al estudio de la economía) fue reconocido el pasado octubre con el Premio Nobel.
La teoría económica clásica considera al consumidor como un ente racional, que toma las mejores decisiones, con toda la información necesaria, para optimizar su beneficio. Los desajustes que se producen en el entorno serían automáticamente compensados por el mercado. Frente a este planteamiento ortodoxo, dominante en los últimos años, se reveló Thaler. Como destacó Tano Santos, doctor en Economía por la Universidad de Chicago, en el coloquio 'Las conductas humanas en la economía y las finanzas', organizado por la Fundación Ramón Areces, el ahora aclamado Premio Nobel “ha tenido que pelear mucho para que sus ideas, muy heterodoxas al principio, fuesen aceptadas”.
Thaler, que combina la profundidad intelectual con un discurso atractivo y para todos los públicos, explica los grandes rasgos de su teoría con claridad. Frente al supuesto ‘homo economicus’ de la teoría económica más asentada (alguien racional, frío y que sabe en todo momento lo que hace y lo que quiere hacer con su dinero), habla de un ‘homer economicus’ [por 'Los Simpson'], es decir, alguien capaz de dispararse al pie cuando se trata de manejar las cuentas.
Richard Thaler
Thaler, como explicó Santos, fue de los primeros en “estudiar al consumidor de forma muy distinta a lo habitual: se fijó en lo que realmente hacía, desde un aspecto positivo y no normativo. Y esa descripción positiva de lo que hace el consumidor entronca con la psicología”.
Partiendo de ese punto, Thaler no culpabiliza a nadie: no habla de errores, habla de seres humanos que se comportan como tales. “Si hay que buscar culpables, son los economistas, por modelizar erróneamente los comportamientos”, explicó Rey. Pero el Premio Nobel sí clama por que los modelos de análisis económicos tengan en cuenta lo que el ser humano es, no lo que los economistas creen que debería ser.
El consumidor
Para recorrer ese camino, el Premio Nobel ha ido desarrollando a lo largo de su carrera una serie de conceptos, de gran influencia para los profesionales del marketing, que explican el comportamiento habitual del consumidor. Uno de los más llamativos es el de la contabilidad mental.
La mejor forma de explicarlo es con un ejemplo. ¿Por qué un matrimonio que tiene 50.000 euros ahorrados, con la idea de comprarse algún día un apartamento, pide un crédito por 20.000 euros para cambiar de coche, debiendo devolver además del capital, los intereses? ¿No sería más lógico disponer de lo ahorrado? Económicamente, sería lo racional. Pero ese matrimonio tiene una contabilidad mental, es decir, no ve su riqueza como una unidad, sino compartimentada. La cuenta de ahorro para el apartamento es sagrada, aunque esa decisión perjudique, sin ningún género de dudas, a su economía.
Otra de las zancadillas económicas en las que suele caer todo ser humano es el efecto de la propiedad, demostrado por Thaler a través de varios experimentos. Se valora más lo que tenemos que lo que no tenemos, aunque tenga exactamente el mismo valor económico, o dicho de otra forma, el euro que perdemos nos duele más que la satisfacción que nos da el euro que ganamos. Por eso se está mucho menos dispuesto a vender que a comprar, por más que los números pidan a gritos una venta.
Como destacó Pedro Rey, “Thaler no tiene solo una vocación económica, también quiere que los ciudadanos tomen mejores decisiones”. Así que, conocedor de estas trampas mentales, insta a tratar de aprovecharlas en las políticas públicas. Es decir, cree que los poderes públicos deben de tratar de llevar de la mano a los ciudadanos a tomar determinadas decisiones, pero dejando siempre la libertad de elegir. Es el concepto de ‘nudge’ (se puede traducir por acicate, pequeño empujón o incentivo), precisamente el título de uno de sus libros más conocidos, a su vez base de lo que ha venido en llamar el ‘paternalismo libertario’.
¿Tiene entonces Thaler una visión negativa del ser humano, al menos en cuanto a sus comportamientos económicos? ¿El ‘homer economicus’ es tan obtuso como el personaje de dibujos animados? No todo está perdido: sus experimentos también muestran que a veces se toman decisiones económicas no plenamente eficientes, simplemente por un sentido de la justicia. Para bien o para mal, los seres humanos son predeciblemente irracionales, y esa es la gran aportación del Nobel de Economía 2017 a las Ciencias Sociales.