Niños, los guardianes de la herencia vallenata
Como antesala a los 50 años del Festival de la Leyenda Vallenata, BBVA Colombia llegó a Valledupar en donde anunció el apoyo a través de becas de formación musical a la Fundación Dinastía Romero, que forma a más de 300 niños de la ciudad.
“Ya comienza el festival, vinieron a invitarme, ya se van los provincianos que estudian conmigo...” Este es el estribillo que por estos días se escucha por todo el Valle, es decir por toda la región en donde se ubica la Ciudad de los Santos Reyes del Valle de Upar, más conocida como Valledupar, la capital del vallenato. Un ritmo que mezcla de manera armónica al europeo acordeón, a la indígena guacharaca y a la campesina caja. Una simbiosis cultural que trasciende geografías, culturas y regiones y que han hecho de esta ciudad la cuna adoptiva de este ritmo, que nació en La Guajira, unos kilómetros más al norte.
Aquí en Valledupar, en donde se lleva a cabo el festival de música más famoso del país, hay una academia de formación en vallenato que pese a tener unos pocos años de haber sido fundada, la historia de sus docentes y creadores se confunde con la historia misma de este ritmo: Academia Dinastía Romero.
“Francisco Romero, el primero de toda la dinastía, llegó de España, entró por Riohacha y fue dejando todo su cimiente a lo largo de la provincia hasta llegar a Becerril, desde donde comenzaron los Romero a regarse por todo este territorio. Era un mono alto, de ojos azules, que se casó con una negrita prieta y tuvo a Faustino y este a su vez a Escolástico. Y con él comienza toda la tradición”, dice Rosendo Romero, poeta y compositor destacado que con voz pausada y como si cantara un viejo vallenato va narrando la historia de su familia.
“Escolástico, cuyo nombre lleva la tarima principal de Villanueva, Guajira, en donde cada año se hace el Festival Cuna de Acordeones, se hizo amigo eterno de Emiliano Zuleta Baquero con el pacto de que cuando cada uno tuviera sus hijos, ellos los apadrinarían. Emiliano a Rosendo, que soy yo y mi padre, a Emilianito: Ahí nacieron dos de las dinastías más importantes del vallenato”, dice Rosendo.
Rosendo Romero, acompañado de su hermano Rafael y de su sobrino 'El Morre' Romero. - BBVA
Y así podrían pasar muchas horas, contando las historias de cómo los Romero han llenado el vallenato de sus composiciones y poemas que han inmortalizado Diomedes Díaz, Rafael Orozco y Armando Moscote, entre otros, como Noche sin Luceros, Montañera o Mensaje de Navidad.
El autor de inmortales canciones, como 'Fantasía' (“Ese que escribe versos, repletos de verano estando en primavera, ese soy yo”) dejada para la historia por Díaz, es considerado uno de los mejores exponentes de la literatura del Caribe, ese mismo hombre recuerda también con nostalgia a Martín Elías, un joven músico muerto el Viernes Santo pasado y cuyo duelo, parece no tener fin en esta ciudad.
Y es que en las calles de Valledupar, no se habla de otra cosa. En los taxis, cafés, panaderías y hasta en las casas de la ciudad, desde el 17 de abril, día de las exequias del hijo del Cacique de la Junta, han puesto en sus paredes un afiche del músico que circuló en un periódico local que vendió más de 150.000 ejemplares.
Pero la gran paradoja: mientras Valledupar enterraba a su hijo predilecto, un grupo de niños y niñas, como todos los días, llegaba a sus ensayos en la Academia Dinastía Romero, que dirige 'El Morre' Romero, sobrino del gran Rosendo Romero.
Niños de la escuela Dinastía Romero interpretando música vallenata. - BBVA
Allí, niños desde los siete años hasta los 17, provenientes de diferentes zonas de la ciudad, se inician en los compases y en los diferentes ritmos como el paseo, la pulla, el merengue y el son y van conociendo los instrumentos propios de este aire folclórico.
"Para mi la música significa el arte, la experiencia y yo estoy aquí en la escuela Dinastía Romero estudiando música porque quiero hacer realidad los sueños que tuve desde chiquito
“Para mi la música significa el arte, la experiencia y yo estoy aquí en la escuela Dinastía Romero estudiando música porque quiero hacer realidad los sueños que tuve desde chiquito", dice Gunargunyerey Nedder Mestre, un pequeño de escasos 12 años de edad y uno de los vocalistas del grupo. "Mi nombre quiere decir “hombre de poder”, porque yo soy de la Sierra Nevada de Santa Marta y soy de la etnia arhuaca”, remata.
Y es que ellos lo tienen claro, estudian música vallenata porque es el ritmo que consideran propio y porque saben que en ellos está la responsabilidad de que este folclor trascienda en el tiempo, como lo afirma Isabela Falla una de las vocalistas del grupo y poseedora de una de las mejores voces de la escuela, pese a que no supera todavía los 10 años y aún está cursando la primaria. “Estar en la academia me permite expresar todos mis sentimientos, que a veces pasan por la tristeza y otros por la alegría, pero es lo que me lleva a poder ser una artista y alcanzar mis sueños algún día”, dice Isabela.
Óscar Cabrera, country manager de BBVA Colombia, hizo entrega de morrales con útiles escolares a los niños de la escuela Dinastía Romero. - BBVA
A la sede de la fundación llegó el 'country manager' de BBVA Colombia, Óscar Cabrera, con un anuncio importante: la asignación de 150 millones de pesos en becas que beneficiarán a 85 niñas y niños de escasos recursos de Valledupar y que les permitirá acceder a formación musical de la mano de estos destacados maestros vallenatos.
Óscar Cabrera (BBVA): "Estamos anunciando nuestro apoyo a la fundación Dinastía Romero, una de las más importantes en la historia del vallenato
“Estos jóvenes lo están haciendo muy bien; tocan todos los instrumentos, cantan, son polivalentes y eso es muy importante. Es muy gratificante venir a Valledupar y hacer estos anuncios que para BBVA son muy importantes. Hemos sido siempre admiradores de la cultura vallenata y hemos apoyado a diferentes escuelas como la del Turco Gil y La leyenda Vallenata, y ahora estamos anunciando nuestro apoyo a la fundación Dinastía Romero, una de las más importantes en la historia del vallenato”, señaló Óscar Cabrera.
Los 50 años del Festival Vallenato son una muestra de la fortaleza del ritmo en el panorama de la cultura colombiana y una prueba que los cambios que ha arrastrado a lo largo de su historia, solo lo han fortalecido. Pero lo más significativo es que sean los niños los guardianes de este patrimonio. Mientras ellos lleguen todos los días a sus ensayos y con entusiasmo hagan de sus instrumentos una extensión de sí mismos, el vallenato está en buenas manos.
Niños de la Escuela Dinaría Romero, apoyados por BBVA, interpretan la música vallenata. - BBVA