Vicente Rojo y la destrucción del orden
Parecería una idea controvertida afirmar que para construir algo nuevo hay que destruir el orden. Sin embargo, el artista plástico Vicente Rojo no hablaba de la sociedad o de la economía, se refería a la búsqueda constante de ofrecer algo nuevo en el campo del arte. Gracias a la exposición “Vicente Rojo: La Destrucción del Orden”, que se presenta en el Museo de Arte Moderno (MAM) de la Ciudad de México, se pueden apreciar más de 360 obras que hoy conviven de forma única y que también sirven de homenaje a este artista fallecido el 17 de marzo de 2021.
En entrevista con bbva.com, Natalia Pollak, directora del MAM, y Pilar García, curadora invitada para la exposición, comparten su experiencia con Rojo en la definición y creación de la exposición en homenaje a su trayectoria como artista. A pesar de su partida, hoy se puede afirmar “que él estaría muy satisfecho de los resultados, porque en compromiso con él, lo que hicimos lo hablamos y es lo que él realmente quería”, asegura Pollak.
El origen de la destrucción del orden
A partir de una serie de exposiciones figurativas en los años 60, Rojo descubre la inquietud de trasladar su arte a temas de mayor abstracción. Esta reflexión que converge con su visita a la Bienal de Venecia en 1964, en la que el artista del expresionismo abstracto, el estadounidense Robert Rauschenberg recibe el Gran Premio en la Bienal de ese año, se conjugan para que Rojo empiece con la creación del conjunto de cuadros que se llaman destrucción del orden.
La curadora explica que el título tiene que ver con la manera en que Rojo construye sus cuadros y la manera como cambia de lo figurativo hacia la abstracción. Él tiene la convicción de que para poder construir algo nuevo hay que destruir el orden, ”si quiero aportar y hacer algo distinto, primero tengo que conocer ese orden, lo conozco y luego lo destruyo para construir algo nuevo”.
García, quien también es la curadora de la colección artística del Museo de Arte Contemporáneo (MUAC) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), explica que “estos cuadros son dípticos en general, en donde del lado izquierdo, él pone una geometría muy estructurada -porque siempre sus cuadros fueron muy estructurados- y del lado derecho empieza a destruirlo o a construirlo de otra manera, con taches, incorporando nuevos elementos a la tela, aún así, rasgando la tela. Entonces empieza a experimentar y es a partir de esa experimentación que logra tener un lenguaje distinto y logra ser el pintor que fue”.
Rojo, una presencia de tiempo en el MAM
La presencia del artista en el MAM no es nueva. Pollak comenta que en 1981 y en 1996 se habían presentado dos exposiciones retrospectivas del artista. “Para el Museo de Arte Moderno, Vicente Rojo siempre ha sido una figura destacada, no solo como amigo, sino como colaborador y como artista. Él dio identidad gráfica a varias publicaciones que tuvo el museo y para nosotros es un honor tener esta exposición y haber podido cumplir con lo que él esperaba de esta muestra”.
Por su parte, García explica que las exposiciones antológicas que se habían hecho con anterioridad del artista habían sido cronológicas y a partir de sus series. Sin embargo, la exposición “Vicente Rojo: La Destrucción del Orden” es distinta “ya que se encuentra organizada de forma temática con la característica de que permite que piezas tempranas convivan con piezas de mediana carrera y con piezas de finales de su producción. Conformadas en cinco temas que son: memoria, homenaje, geometría, lenguaje y arquitectura”.
“Sólo el que sabe es libre y es más libre quien más sabe. La libertad que hay que dar al pueblo es la cultura.”
La exposición que alberga el MAM en el segundo piso y que se encuentra abierta a todo el público hasta el 5 de febrero del 2023, muestra obras de pintura, escultura y algunas notas que permiten ver el proceso de creación de Rojo. Respecto a las series, la curadora explica que el acercamiento del artista a las teorías del estructuralismo y los sistemas, lo aplica a su proceso creativo, de tal forma que trabajaba de 15 a 16 piezas a la vez, y explica que “a veces las tiraba al piso, en ocasiones los ponía en el muro y las empezaba a trabajar de manera rotativa, de tal manera que en una aplicaba una cosa y quería que no se pareciera a la siguiente”. Para el montaje de la exposición, los cuadros se encuentran con mucha cercanía entre sí y esto tiene que ver con el interés de la curadora de transmitir al público, cómo trabajaba Rojo y cómo era importante ver las piezas en su conjunto.
El respaldo de la Fundación BBVA México
La directora del MAM y la curadora invitada coinciden en mencionar que el apoyo de la Fundación BBVA México ha sido fundamental para la producción y apertura de esta exposición. La situación, como lo explica García, es que “no existen los suficientes presupuestos ni del Estado, y a veces tampoco de las propias instituciones, para crear investigación y para establecer una infraestructura que ayude a entender el arte y, sobre todo, el arte contemporáneo”. También aseguran que estas iniciativas permiten saber que existe un apoyo genuino de la iniciativa privada para poder crear un círculo virtuoso de colaboración con museos y con la cultura. Cómo escribió Miguel de Unamuno, poeta y filósofo español: “Sólo el que sabe es libre y es más libre quien más sabe. La libertad que hay que dar al pueblo es la cultura.”