Nueva paternidad, redefinir lo que es ser padre
¿Por qué a algunos hombres les cuesta trabajo equilibrar la vida laboral y familiar? Esa es la pregunta que los padres se hacen y que Andrés Lodieu, especialista en Desarrollo Humano y consultor en Comunicación Empática explicó en una platica a colaboradores, familiares y amigos de BBVA México.
Lodieu expuso que tradicionalmente se ha transmitido la idea de que solo existe una manera de ser hombre, la cual consiste en que debe ser fuerte, cumplir con el rol de proveedor de la familia y no mostrar vulnerabilidades, porque esto es un símbolo de debilidad. No obstante, el rol de proveedor genera una fuerte presión en el padre, ya que se tiende a considerar que a una mayor abundancia de bienes y recursos, mayor éxito en el cumplimiento de este rol, y viceversa. Esto puede provocar estrés, ansiedad y depresión, al grado de considerar que “si no somos buenos proveedores y grandes proveedores, no valemos tanto”.
Sin embargo, este modelo tradicional cuenta con dos grandes debilidades. La primera es que el padre trabaja y dedica su tiempo a que a sus hijos no les falte nada y, en el empeño de lograrlo, acaba faltando en los hijos la figura paterna y todo lo que implica. La segunda es que al asumir completamente el rol de proveedor, se cierra la oportunidad de participar en otros roles familiares, como el cuidado de los hijos, las labores en casa, fomentar las conexiones con los hijos y la pareja, así como el bienestar personal. Entonces, ¿qué se puede hacer?
De acuerdo con el experto, es importante trabajar en desaprender las viejas formas y en redefinir lo que es verdaderamente el éxito, en donde no solo se encuentren los logros profesionales, económicos, los bienes materiales o el poder adquisitivo, ya que la calidad de las relaciones familiares, de la pareja y del caminar junto a los hijos son también parte fundamental del éxito.
Trabajar en conseguir el balance y equilibrio
Para lograrlo, el especialista recomendó establecer las prioridades en la vida familiar y responder a cuestionamientos como “¿cuáles son las prioridades en mi vida? ¿Cuáles son los tesoros en los que me quiero enfocar? ¿Cuáles son esos sueños que tengo con mis hijos y con mi esposa? ¿Cuánto tiempo realmente voy a pasar con mis hijos?” Las respuestas deberán estar acompañadas de un ejercicio de aceptación de que como persona, esposo y padre no siempre, y no en todos los ámbitos, se podrá ser perfecto y conseguir estar al 100% en todos los aspectos.
“Cada padre tiene una forma única e irrepetible de ejercer la paternidad, cada padre tiene la posibilidad de equilibrar el trabajo y la familia y de llevar una vida más plena y satisfactoria”
Un trabajo de autodescubrimiento en la etapa de la paternidad
Para Lodieu, la ‘paternidad consciente’ busca un enfoque en el que el padre pueda estar presente, que consiga dar tiempo de calidad y esté atento a la crianza de los hijos e hijas, con la finalidad de fomentar un ambiente de respeto, empatía, comprensión, vulnerabilidad, autenticidad, pero, sobre todo, “dejarlos ser niños y niñas, no intentar que sean adultos”. Además, añadió que se requiere una presencia plena, estar presente en el momento que se demande y dedicar tiempo de calidad, no cantidad.
El especialista en desarrollo humano mencionó que actualmente sigue existiendo un desbalance en el país entre las labores de la mujer, así como las del hombre y citó información del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), según la cual los hombres en México dedican aproximadamente el 30% de su tiempo al trabajo remunerado y el 4.5% al trabajo no remunerado. Este último incluye tareas domésticas y el cuidado de los hijos e hijas. En comparación, las mujeres dedican el 12% de su tiempo al trabajo remunerado y el 22.5% al trabajo no remunerado.
Por las cifras mencionadas, el especialista comentó que para que la construcción de la ‘paternidad consciente’ tenga efecto es relevante considerar tres puntos relevantes que ayudarán a generar un vínculo de confianza más sólido, así como reforzar el vínculo emocional para que sea más saludable; lo que llevará a reducir el estrés parental.
El experto destacó el primer punto para esta construcción, “corresponsabilidad”, en donde se busca tener una responsabilidad compartida que involucre activamente tanto al padre como a la madre en áreas de la crianza y el hogar. Agregó que la división de las actividades del hogar, en las que los hombres y padres de familia se deben involucrar, sería en tres fases: conceptualización, planeación y ejecución, cada una con un seguimiento.
- La conceptualización es la idea central de un proyecto: el viernes se hará un evento en casa.
- La planeación es el proceso para la toma de decisiones: la comida para la fiesta serán pizzas.
- La ejecución es llevar a la práctica el plan: hablar a diferentes pizzerías para elegir la mejor opción.
Asimismo, añadió que “tristemente el hombre se involucra en una sola de estas fases, dejando afuera el resto”. Por ello, instó a compartir y dialogar las responsabilidades del hogar y el cuidado de los hijos e hijas, pero, sobre todo, en una comunicación honesta y abierta para lograr esta corresponsabilidad.
Por otro lado, destacó que el respeto es relevante en un ambiente familiar. Valorar y responder a las necesidades emocionales y físicas de los hijos e hijas, con una comunicación empática o comunicación no violenta. Sin embargo, cada integrante de la familia tiene que expresar sus necesidades y no ocultarlas ni reprimirlas. Con esto se quiere enseñar y modelar que cada una de estas necesidades son relevantes y tienen la misma importancia.
Lodieu recomendó “aprender a observar más y evaluar menos”. En diversas ocasiones se hacen valoraciones de lo que se observa alrededor, pero estas evaluaciones paralizan a las personas. “Al etiquetar a las personas o poner algún adjetivo calificativo nos desconectan de nuestros seres queridos, amigos, compañeros de trabajo. Lo que debemos buscar es conectar con las personas”, agregó.
Por último, resaltó que la conexión antes de la corrección es una labor de los padres y de las madres, así como acompañar a los hijos en todo el proceso de su educación; esto debe ser a través de la unión, de la amabilidad y con firmeza, lo que evitará los extremos. El especialista mencionó que hacer invitaciones con un lenguaje empático a los hijos e hijas es una forma de conectar. “Podemos proporcionar dos opciones a los niños y niñas, por ejemplo: ¿cómo ves si después de bañarte te lavas los dientes? o ¿cómo ves si después de jugar te subes para cenar?”, lo que les permitirá ejercitar la capacidad de tomar decisiones y que existen opciones para elegir a una edad temprana en la vida.
Para concluir, el especialista en desarrollo humano resaltó que la contribución conjunta, ayuda a fomentar la flexibilidad y la adaptabilidad. “Es relevante que cada contribución familiar que se tenga tanto individual como en grupo, se haga una celebración, pero, sobre todo, dar las gracias por contribuir al bienestar y el orden del hogar. Esto nos lleva a una nueva paternidad con empatía y equidad en casa.”