Evitar el desperdicio de alimentos ayuda al bolsillo y al planeta
Uno de los errores más comunes cuando de alimentos se trata, es al comprar una cantidad mayor de la que se requiere. Tener una buena planificación para el gasto y consumo de éstos ayuda a generar un ahorro y mejorar la salud financiera ya que ni el dinero, ni la comida, terminan en el bote de la basura.
Desperdicio alimentario, un problema que se puede solucionar
De acuerdo con el portal de la organización civil Bancos de Alimentos de México (BAMX), un tercio del alimento que se produce en el país se desperdicia, lo que equivale a 38 toneladas por minuto; con esto se podría alimentar a 25.5 millones de personas que viven en carencia alimentaria. Por su parte, el Programa de la ONU para el Medio Ambiente estima que 931 millones de toneladas de alimentos o 17% del total de alimentos disponibles para los consumidores en 2019, terminaron en los basureros de hogares, tiendas minoristas, restaurantes y otros servicios alimentarios. Cabe señalar que, además de los alimentos que se desechan y la pérdida de dinero que implica para la economía familiar, el desperdicio de alimentos afecta fuertemente al cambio climático.
¿Cómo evitar desde el hogar el desperdicio de alimentos?
Existen maneras muy sencillas para disminuir el desperdicio de alimentos desde el hogar y que no afecte el presupuesto familiar. De acuerdo con especialistas en estos temas, la planeación es lo más importante, desde que se realizan las compras e incluso cuando se acude a algún restaurante. Aquí algunos consejos para sacarle el mejor provecho a la comida y evitar que llegue al bote de basura.
Asignar un presupuesto y no salirse de éste es lo más importante, pues ayuda a tener un mejor control de los gastos para el rubro de alimentos, contribuye a generar un ahorro que mejore la salud financiera y a mantener equilibradas las finanzas personales.
Hacer una lista y planificar el menú de la semana se convierte en una buena herramienta para que al momento de acudir al supermercado se compre únicamente lo necesario para consumir durante ese lapso de tiempo.
Revisar las fechas de caducidad constantemente. En el caso de los alimentos no perecederos como enlatados, procesados o congelados, se sugiere colocar los que estén más próximos a vencerse delante en la despensa o refrigerador, así se podrán aprovechar antes de que caduquen y no se tengan que tirar. De esta manera, solo se comprarán los productos para sustituirlos. En cuanto a los alimentos perecederos como frutas, verdura o cárnicos, es mejor comprarlos una o dos veces por semana para que cuando sean utilizados sigan frescos.
Tomar en cuenta las porciones dentro y fuera de casa. Lo más sencillo es cocinar la cantidad que se necesita diariamente. En caso de que se llegue a cocinar de más, se pueden almacenar en refrigeración o en congelación dentro de contenedores aptos. Para garantizar la vida de los alimentos se puede indicar con etiquetas las fechas en que fueron preparados, así se podrán volver a consumir con recetas que utilicen los restos de comida que quedaron. Cuando se come en restaurantes, el error más común es ordenar mal los alimentos. Es mejor preguntar la cantidad o porción del platillo que se vaya a seleccionar o bien, si se asiste con acompañantes, se puede acordar con ellos compartir los platos más grandes o abundantes. También se puede pedir para llevar lo que no se consumió, de otra manera toda la comida que se quede en el plato irá directamente a la basura.
Cuando se come en restaurantes, se puede pedir para llevar lo que no se consumió, de otra manera toda la comida que se quede, irá directamente a la basura.
¿Cómo afecta al cambio climático?
Organizaciones como las antes mencionadas señalan que una de las formas como los desperdicios de comida afectan al medioambiente inicia desde que se desaprovechan todos los insumos que se necesitaron para la producción de los alimentos, los recursos naturales que se ocuparon, los recursos humanos, así como las cadenas de suministro que se necesitaron para llegar al punto de venta y finalmente la manera en que llegó a la mesa de cada hogar y, más aún, cuando el desperdicio llega a los vertederos de basura estos alimentos siguen su proceso de descomposición generando gases de efecto invernadero.
Un correcto manejo y consumo de los alimentos ayuda a generar rutinas orientadas al consumo responsable; de esta manera se pueden ir incorporando a la vida diaria rutinas más sanas que incidan de manera positiva en las finanzas personales a través del ahorro y que, además, ayuden a generar y mantener un mejor estilo de vida.