Educarse para elegir una mejor calidad de vida financiera
Elegir, sin lugar a dudas, es un verbo activo que todos los días es utilizado y se aplica en cosas tan triviales que van desde optar por el guardarropa, escoger a la persona con la que compartirá la vida, cuántos hijos tener, hasta la empresa en la que se trabajará y lo mismo debería suceder en cuanto a las finanzas personales.
Las elecciones se ven afectadas por factores externos que empujan a las personas a distinguir una opción de otra: para un guardarropa, el clima o la moda tienen importancia; para elegir a la pareja, cada quien se basa de acuerdo a su propia escala de valores; para el número de hijos, tal vez el ingreso económico sea un componente a considerar; para la institución bancaria a la que se le quiere confiar el dinero, se toma en cuenta su tamaño, la experiencia, el servicio, entre otros.
A muchas personas no las educaron para saber elegir y en la adultez, la decisión la dejan para el último segundo o para cuando los eventos los han rebasado y ya no existe otra opción que la que se está tomando o dejan que el resto del grupo tome la decisión por ellos. Muchas veces las elecciones no son blanco o negro, pero el cambiar de un segundo a otro, provoca, -la mayoría de las veces- pérdidas no solo de dinero o de tiempo, sino de oportunidades.
Nunca es tarde
Si bien, no se está facultado para cambiar de un día para otro, sí se pueden considerar las siguientes recomendaciones, como primer paso, para encaminarse a tomar decisiones adecuadas y lograr una mejor calidad de vida financiera:
Tomarse un tiempo para reflexionar. A pesar de que todos los días se toman decisiones respecto a las actividades básicas para vivir, las elecciones relacionadas con aspectos financieros suelen dejarse en el último lugar, ya sea porque se cree que no son tan importantes o bien, porque no se acaba de entender cómo funcionan. La no elección es pensar que, lo que le funciona al amigo, funciona para todos. Y aunque la experiencia de un tercero sea buena, cada quien vive una situación familiar y económica distinta.
Aprender sobre las consecuencias. Así como a los niños se les enseña a asumir las consecuencias de hacer o no hacer algo, lo mismo sucede en las finanzas personales. En este caso, las decisiones que se toman o dejan de tomar, afectarán de forma directa el patrimonio. Por ello, es necesario saber elegir, no solo pensando en el próximo viaje de vacaciones, sino en el cómo se quiere vivir, ya sea que se quiera incrementar el ahorro familiar para cumplir las metas en el corto, mediano o largo plazo o estar preparado para asumir cualquier imprevisto que se presente, lo más importante es que se elija y se actúe en consecuencia.
Hacer la tarea y actuar para elegir. El hábito de hacer la tarea se tiene desde la infancia. Para elegir lo que sea más conveniente con respecto a las finanzas personales, es necesario estudiar las opciones que se tienen al alcance. Existen una gran cantidad a elegir y herramientas para hacerlo, pero es necesario hacer la tarea, es decir, conocer, investigar y analizar cuáles son las que satisfacen un mayor número de necesidades.
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