Presencia y ausencia de la lengua materna en un espacio comunitario

La pieza de Matamoros funciona en dos dimensiones: la primera, ‘Chasen Thajni: La casa de todos’, es una estructura arquitectónica elaborada a partir de materiales endémicos y técnicas propias de las construcciones tradicionales de la comunidad y funciona como una arquitectura móvil de manera temporal. Este espacio comunitario fue desarrollado con la ayuda de diversos integrantes de la etnia Ngiba para ofrecer actividades culturales que permiten rescatar y preservar su lenguaje y tradición. Dichas actividades no solo están dirigidas a la comunidad, sino también están abiertas al público en general.

La segunda pieza, ‘Romper en/el silencio’, es un formato sonoro que comunica directamente lo que sucede en ‘La casa de todos’ a la sala de exposición del Museo de Arte Carrillo Gil (MACG). “Mediante micrófonos ambientales, se capturan y se transmiten en tiempo real los sonidos que se recogen en torno a la casa. Un simple altavoz en el museo dispersa el sonido, habla y calla en relación a la voz o el silencio de la comunidad, pero también, en relación a la estabilidad e inestabilidad de la capacidad tecnológica y de conexión digital de la región mixteca”, destaca Matamoros.

Obra de arte que permite preservar y rescatar la voz materna dentro de la comunidad indígena

El artista plantea que el conjunto de su obra “trata de generar espacios para convocar y reunir la voz materna, pero también para cobijarla y resguardarla. Afirma la necesidad de la escucha y la presencia de nuestra voz Ngiba.”

Matamoros comenta que su pieza siempre estuvo pensada para funcionar por otras vías que no fueran necesariamente los museos o exposiciones y resalta: “en estos tiempos de pandemia decidimos seguir nuestras actividades por otras rutas que no son digitales; en este sentido, nuestra voz sigue parasitando. El ruido negro es una figura contradictoria interesante: la ausencia de sonido. Esto quiere decir que aún en la ausencia hay un tipo de presencia que se muestra, la voz Ngiba es una especie de ruido negro”.

En la creación de su obra ‘Romper en/el silencio’ y ‘Chasen Thajni: La casa de todos’, el artista comenta que utilizó la intuición, ya que no tenía del todo claro el resultado concreto, que se fue construyendo y cerrando con el proceso del hacer y resolver sus propias preguntas. “No opero desde un conocer anticipador que guíe reglamentariamente mi trabajo. Por ello, la primera enseñanza que tuve en este proceso de 18 meses de trabajo viene de mis asesores, quienes me enseñaron a asumir y hacerme cargo de esa manera de producir con todo y sus consecuencias, la cual requiere libertades, no absolutas, pero sí extensas”, concluye el artista.

Desde hace 12 años la Fundación BBVA México y el Museo de Arte Carillo Gil trabajan conjuntamente para llevar a cabo un programa de formación artística. La muestra resultante tiene como objetivo abrir campos de reflexión y crítica dentro de las prácticas artísticas, así como estimular el diálogo, negociaciones e intercambios entre artistas y diversos agentes sociales.

En su sexta edición, el Programa BBVA-MACG reúne la exposición ‘Parasitage. RUIDOS NEGROS’, que reúne obras desarrolladas por 10 jóvenes artistas que contaron con el apoyo de curadores y distintos asesores que los acompañaron en el proceso creativo de su pieza durante 18 meses, entre ellos  Anni Garza Lau, Elsa- Louise Manceaux, Erik Tlaseca, Néstor Jiménez, Octavio Aguilar, Rolando Jacob, Tania Ximena, Ulises Matamoros, Víctor Del (M)Oral Rivera y Yanieb Fabre.

En una experiencia virtual, Michel Blancsubé, curador invitado de esta muestra, explica la narrativa con distintos acercamientos sobre  las creaciones artísticas de los beneficiarios, que son parte de la exposición ‘Parasitage. RUIDOS NEGROS’.