Permanente obra negra, un libro infinito con muchos autores
Nada está escrito en la historia universal de la literatura. Aún no se dice la última palabra. Tampoco se ha puesto el punto final en el campo de la escritura experimental. En México, la escritora Vivian Abenshushan (Ciudad de México, 1972) publicó recientemente un libro 'sui generis' titulado Permanente obra negra, con la editorial Sexto Piso y el apoyo del Proyecto Bi de la Fundación BBVA . Su autora lo llama “un proyecto de escritura experimental fundado en la copia, la reescritura, el 'cut-up', el montaje de citas y la activación de máquinas de escritura colectivas”.
Lo anterior no debe intimidar ni ahuyentar a los lectores. Es una obra lúdica, pero soportada en un amplio conocimiento y con un extenso acopio de fuentes bibliográficas. Un trabajo múltiple que puede leerse como ensayo, narración, catálogo de citas, crítica al mundo contemporáneo y al sistema económico imperante, y reflexión sobre el mundo editorial, los autores y los lectores. Dividida en seis líneas discursivas (o series), habla de muchas cosas, a veces con seriedad, a veces con humor. Cada una de esas líneas está impresa con distinta tipografía (Baskerville, Bodoni, Corbel, Adobe Caslon Pro, Franklin Gothic Medium y Eurostile).
Experimentar con la escritura
Según su autora, “Las escrituras experimentales, y el arte experimental en general, siempre han estado de algún modo alejados del gran público en un lugar elitista de aparente sofisticación, como si fueran algo incomprensible, inaccesible y difícil de entender. Para mí era muy importante volver a la calle y demostrar que, de algún modo, lo que buscan las escrituras experimentales es democratizar la escritura.”
En efecto, Permanente obra negra se inscribe en la ya larga tradición de la vanguardia que viene desde principios del siglo XX. Dialoga con pensadores fundamentales de la crítica cultural y literaria, como Walter Benjamin y Roland Barthes, entre otros; y puede detectarse en ella la influencia de autores difícilmente clasificables, como David Markson y Ulises Carrión.
Asimismo, se escabulle de rígidos muros entre artes, canales y mecanismos. Persigue búsquedas similares a las que diversos artistas contemporáneos han emprendido con imágenes, objetos e informática. “Lo que se ha buscado con frecuencia en la escritura experimental es la interacción –comenta Abenshushan-. Hoy le llamamos interacción, pero en las vanguardias era la abolición de la autoría, o que el autor y el lector fueran coautores y participaran en la creación de los libros de igual manera, y no esta idea del autor solitario con su pluma de ganso en la noche y con una velita esperando la inspiración de las musas.”
Una obra en diversos formatos
Permanente obra negra tiene diversos formatos: el de libro tradicional, por decirlo de algún modo; el de fichero; el de libro suajado; y una interfaz en internet que invita a diversas lecturas y combinaciones.
Escritora, editora y agente cultural independiente, Abenshushan vierte en esta obra extraordinaria diversas visiones sobre la autoría, la creación y la escritura, producto de más de una década de búsqueda bibliográfica y recolección de citas de escritores y artistas. También desarrolla un relato (que mucho tiene de autobiográfico) en torno a una 'negra' literaria (esos ghost writers que escriben tras bambalinas las obras que otros firman). Algo relevante: reaviva la propuesta del lector como partícipe y co-autor de una obra. “El libro tiene como protagonista al lector y a la lectura –acota Abenshushan-. Es decir, el lector como alguien performativo que mueve las páginas. Se acerca de algún modo a los libros para niños que despliegan ‘pop-ups’, o a los libros que se combinan, en los que hay participación.”
Y agrega: “No sé por qué cuando nos hacemos adultos vamos perdiendo esa capacidad de juego y de manipulación del objeto libro; éste se vuelve adusto, prestigioso, serio. Este libro nos vuelve a invitar a usar el cuerpo; se lee de manera muy distinta y ocupa un lugar diferente en la casa. Se puede desplegar en el piso, pegar sus fichas, hacer pequeños mosaicos; se pueden sacar al azar; y el otro libro, el suajado, va creando combinaciones. Estoy hablando del lugar central del lector como alguien que también piensa, imagina, produce sentido y crea mundos posibles. El verdadero protagonista de Permanente obra negra es la lectura.”
El apoyo del Proyecto Bi
Un libro así no se publica todos los días. Fue necesario conjuntar a una autora audaz, como Abenshushan, a una editorial independiente, como Sexto Piso, y a una iniciativa de promoción cultural, como el Proyecto Bi de la Fundación BBVA México. Comenta la escritora: “El apoyo de la Fundación BBVA México ha sido muy importante para el proyecto, porque justamente la escritura experimental no tiene muchos espacios de circulación, producción, edición y publicación, pues a veces son proyectos complejos y su producción es costosa. Para mí era muy importante que la caja, el libro suajado, el algoritmo y el libro normal pudieran circular de manera masiva sin que fueran productos extraordinariamente onerosos.”
Finalmente, la autora hace un llamado a la comunidad artística para que conozca los alcances del Proyecto Bi: “Invitaría a todos los productores, agentes culturales independientes, instituciones, artistas, mediadores y promotores de lectura, a acercarse a la convocatoria del Proyecto Bi de la Fundación BBVA en México porque realmente es una iniciativa que permite desarrollar proyectos que de otra manera difícilmente podrían realizarse. Hay una apertura a diversos lenguajes y disciplinas y también una vocación pública. El proyecto impacta múltiples espacios y comunidades y eso le da una característica muy particular.”