México debe cambiar sus decisiones fiscales sin contener el gasto público
Ante la severa crisis económica que enfrenta el mundo, derivada de la pandemia del Covid-19, el país se encuentra en un escenario en el que lo mejor que puede hacer, aunque suene contradictorio, es realizar una fuerte expansión del gasto. Así lo ha indicado Carlos Serrano Herrera, economista jefe de BBVA México.
En su artículo 'Ahora, contener el gasto público es una irresponsabilidad fiscal' publicado en el periódico El Financiero, el economista hace un análisis sobre lo que se observa en estos momentos a nivel económico, con choques simultáneos de oferta y demanda en muchos países, por lo que considera que es un mal momento para implementar una política fiscal restrictiva en México. Al respecto señala que aun cuando resulte “paradójico y contradictorio, cuidar el gasto público hoy resultará en una peor posición fiscal dentro de algunos meses, en un aumento del riesgo país y en mayores reducciones en la calificación soberana”.
Serrano señala que en situaciones normales un anuncio del gobierno orientado a no aumentar la deuda pública sería bien recibido por los inversionistas. Sin embargo, en estos momentos lo que se informó a nivel federal el domingo pasado en el sentido de que no se tendrían respuestas fiscales provocó una depreciación del peso y “los mercados estimaron que el riesgo país aumentó”.
La cabeza de estudios económicos de BBVA México explica que “la deuda como porcentaje del PIB va a aumentar, en cualquier caso”. Tan solo en 2019 cerró en 44.7% y para 2020 se situará alrededor de 53% porque el presupuesto que se elaboró se planteó en un escenario que ahora no existe, con un crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) que se estimó en 2% y lo que se verá es “una profunda recesión, posiblemente la más alta de los últimos 50 años”.
Para Serrano, en este entorno la deuda pública debería subir todavía más, por lo que considera que “se debe implementar una fuerte política fiscal contracíclica, como lo están haciendo un elevado número de países, entre los que están Estados Unidos, la mayoría de las economías europeas, incluyendo a Alemania -a pesar de su histórica aversión a realizar expansiones fiscales- e incluso varios países latinoamericanos, como Colombia, Perú y Chile”.
"Ninguna empresa que fuese solvente antes del inicio de la epidemia debería desaparecer"
El economista destaca que la aplicación de políticas contracíclicas permiten contrarrestar las caídas del PIB en escenarios de contracción; es decir, de no implementarse, las pérdidas económicas son más pronunciadas y con ello los ciudadanos de menores ingresos son los más afectados. Por tanto, la aseveración del presidente sobre este tipo de políticas no tiene un sustento en la evidencia histórica.
Serrano ha señalado que contener el gasto público en la situación actual del país es irresponsable fiscalmente y explica que al no aplicarse planes que permitan evitar una crisis de daños económicos permanentes, “la recuperación será más lenta y posiblemente de dará una disminución en la tasa de crecimiento potencial del país. Esto significará que se contará con menos recursos para servir la deuda en el futuro”.
También expone que aun cuando en el corto plazo la deuda como porcentaje del PIB podría beneficiarse, en el mediano tendría un deterioro debido a un menor PIB al que se espera. Detalla que los recursos deben destinarse en tres rubros: “Primero, fortalecer el sector salud; segundo, apoyar a empresas a fin de evitar que desaparezcan como consecuencia de la crisis; al respecto agrega que ninguna empresa que fuese solvente antes del inicio de la epidemia debería desaparecer; ello ayudaría a una recuperación más rápida y menores pérdidas de empleo; y tercero, a proteger a la población más vulnerable, en particular a aquellos que laboran en el sector informal”.
Por último, el economista jefe de BBVA México afirma que es importante que exista una reforma fiscal que aumente la recaudación y que entre en operación una vez que concluya la contingencia. Serrano asegura que es mejor “llevar la deuda como porcentaje del PIB a niveles de 60% o 65% pero asegurando una recuperación del crecimiento más rápida, que dejar que se quede en 55% pero con afectaciones en la tasa de crecimiento potencial”, por lo que estima que se debe cambiar el rumbo para contrarrestar las dificultades, tanto de salud como económicas, y no perder el grado de inversión en 2021.
El artículo de Serrano se publicó completo en El Financiero el 8 de abril de 2020 y puede consultarse en este link.