La Reserva Federal y sus retos de política monetaria
Ante los altos niveles de inflación que se han presentado en el mundo, el rol institucional de los bancos centrales los obliga a implementar una política monetaria restrictiva. Arnulfo Rodríguez Hernández, economista principal de BBVA México, destaca en la columna ‘El dilema que la Fed podría enfrentar’ publicada en el periódico El Economista, la contundencia con la que la Reserva Federal combate la elevada inflación aun ante un posible escenario de recesión económica.
Rodríguez explica que la decisión de la Fed de subir la tasa de fondos federales en 75 puntos base, ubicándola en un rango de entre 2.25% y 2.50%, significa que “la Fed está actuando con contundencia para no permanecer por mucho tiempo detrás de la curva y así poder ganarle la carrera a una inflación que ha ido ascendiendo rápidamente en los últimos 16 meses”.
De acuerdo con el economista, la inflación anual registró en junio de este año 9.1% y con ello se estableció un nuevo máximo histórico no visto desde diciembre de 1981. Con la finalidad de mantener su credibilidad y evitar un posterior costoso control de la inflación, “la Fed está reafirmando su compromiso con la estabilidad de precios mediante acciones de apretamiento monetario y una efectiva comunicación sobre cómo ajustará su política monetaria hacia delante ('forward guidance')”.
“Mayores tasas de desempleo que las previstas por la Fed para 2022-24 podrían ser necesarias para lograr la convergencia de la inflación a ese nivel”
Rodríguez afirma que las contundentes decisiones de la Reserva Federal podrían inducir una recesión por el rápido incremento en la tasa de fondos federales, misma que podría ubicarse en 4.0% a finales del primer trimestre de 2023. Sin embargo, “hay que reconocer que el mayor riesgo para Estados Unidos y la economía global sería el fracaso de la Fed en su intento por restablecer la estabilidad de precios”.
En su análisis, el economista principal de BBVA México advierte que dada la experiencia de la década de los 70, en la cual se vivió la Gran Inflación y el “considerable apretamiento monetario en la era de Paul Volcker al frente de la Fed y las profundas recesiones de 1980 y 1981”, no es difícil pensar como lo detalla Rodríguez, que “la posibilidad de que la inflación se arraigue firmemente en altos niveles pudiera resultar muy costosa para la producción y el empleo”.
Es así como el especialista comenta que “la Fed se quedó muy detrás de la curva en diciembre de 2021. Comparando la tasa de fondos federales con la tasa de interés dada por una regla de Taylor, la Fed se encontraba 450 puntos base por debajo después de haber estado solamente 210 puntos base atrás en septiembre del año pasado”. Una vez que los funcionarios de la Fed reconocieron el error de haber pensado que el significativo aumento en la inflación era transitorio, mediante “forward guidance lograron inducir un incremento en las tasas de interés de la curva de rendimientos”.
Rodríguez anticipa en el artículo que la Reserva Federal logrará ubicarse por delante de la curva hasta marzo de 2023, señalando que la distancia y el tiempo que la Fed se mantenga así serán la clave para ubicar la inflación en niveles cercanos a 2.0% hacia 2024, pero advirtiendo que “mayores tasas de desempleo que las previstas por la Fed para 2022-24 podrían ser necesarias para lograr la convergencia de la inflación a ese nivel”.
El economista principal de BBVA Research dice que “usando el modelo de Joseph E. Gagnon y Christopher G. Collins, se requiere que la tasa de desempleo congruente con una inflación estable (NAIRU, por sus siglas en inglés) baje a 4.2% a partir de este año para que la inflación subyacente llegue a 2.0% a finales de 2024. Si la pandemia dejara cicatrices en el mercado laboral, la NAIRU podría ubicarse en 5.0% y la inflación subyacente sería 3.0%”.
De acuerdo con Rodríguez, la convergencia a 2.0% con una NAIRU de 5.0% se lograría si la tasa de desempleo se elevara de 3.9% a 4.7% y 4.1% a 5.0% para 2023 y 2024, respectivamente. Entonces la Fed tendría que elegir entre “inducir más desempleo o aceptar una mayor inflación”, lo que lleva al economista a sugerir que el banco central estadounidense revise su marco de política monetaria y, una vez que la inflación esté controlada, defina una nueva meta inflacionaria de 3.0%.
El artículo se publicó en El Economista el 28 de julio de 2022 y puede consultarse en este link.