La inclusión financiera en la pobreza e informalidad
La inclusión y la salud financiera están ligadas al bienestar de las personas. Para fomentarlas es fundamental que se atiendan retos importantes en el país, como dar mayor oportunidad de acceso a los servicios financieros tanto a personas en pobreza como a personas en informalidad laboral, para que los utilicen a su favor.
Guillermo Cárdenas Salgado, economista senior de BBVA México, explica en el artículo 'Acceso a la inclusión financiera: pobreza vs informalidad laboral', publicado en el periódico El Economista, la relación que existe entre el acceso de las personas a los servicios financieros, el fenómeno de la informalidad y los estratos económicos de la población.
Cárdenas precisa que la Política Nacional de Inclusión Financiera 2020-2024 (PNIF), define que la inclusión financiera está sustentada “en cuatro pilares: acceso y uso de servicios financieros formales, y protección y educación financiera al consumidor”. Primeramente, establece que para lograr que las personas estén incluidas financieramente, no sólo deben tener contratados servicios financieros, sino también utilizarlos regularmente.
De acuerdo con el autor, “si se consideran dos tipos de segmento de población, como son las personas con trabajo informal que no son pobres y las personas con un grado de pobreza o vulnerabilidad, se puede inferir que la necesidad financiera entre ambos grupos difiere”.
Es decir, que basta entender que la estrategia para fomentar la inclusión financiera en México tiene un claro enfoque en la dispersión de apoyos sociales a través de transferencias bancarias y precisa que “con ello se ha logrado que 7 millones de adultos tengan cuentas abiertas por el gobierno para recibir apoyos, de acuerdo con la PNIF”.
La inclusión financiera está sustentada en cuatro pilares: acceso y uso de servicios financieros formales, y protección y educación financiera al consumido.
Con base en la Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF) 2021 Cárdenas hace un comparativo entre la formalidad e informalidad con el tipo de servicio médico que debe recibir por parte de su trabajo y la población en algún grado de pobreza o vulnerabilidad que recibe alguno de los programas sociales del gobierno, revelando lo siguiente:
- “De los adultos (18-70 años) en México en trabajos formales y que no son pobres, el 82% tiene una tarjeta de débito, el 37% tiene una tarjeta de crédito o departamental, el 23% tiene al menos un seguro contratado directamente, y 82% tienen una cuenta de ahorro para el retiro o Afore.
- De los adultos en trabajos informales y que no son pobres, el 11% tiene una tarjeta de débito y el 21% tiene tarjeta de crédito o departamental, el 8% tiene al menos un seguro contratado directamente y 28% indicó tener una cuenta de ahorro para el retiro o Afore.
- El 81% de los adultos con un grado de pobreza (independientemente el tipo de trabajo) tienen una tarjeta de débito y el 18% tienen una tarjeta de crédito o departamental, el 5% tiene al menos un seguro contratado directamente y 18% indicó tener una cuenta de ahorro para el retiro o Afore”.
El economista destaca que la tarjeta de débito es un producto básico para guardar dinero, ejercer el ahorro y reducir el uso de efectivo. El análisis demuestra que aquellos adultos con un trabajo formal y un cierto grado de pobreza, son quienes más acceso tienen a este servicio, en contraste con quienes pertenecen al segmento de trabajo informal que no están en pobreza, pese a ser susceptibles de adquirir este producto"
En lo que se refiere al acceso al crédito y al seguro Cárdenas señala que es necesario que se tenga un mayor acceso de la población a ambos servicios y en lo que respecta al ahorro para el retiro (Afore) sólo quienes cuentan con un trabajo formal y no son pobres son lo que tienen un mayor acceso a este servicio.
Cárdenas concluye que es importante que se analicen los factores que generan que la informalidad tenga bajo acceso a servicios financieros y que no sólo es importante que las personas accedan a servicios financieros, sino también que los aprovechen de forma eficiente y les permita “mejorar la salud financiera de la población en México a partir de incrementar la liquidez, la inversión (en activos, negocios o capacitación personal o de los hijos)”, así como aprender a ser resilientes, manejar y planear sus estrategias financieras.
El artículo se publicó en El Economista el 1o. de junio de 2023 y puede consultarse en este link.