Un chavo en busca de un mundo mejor

Nacido en San José de los Reynoso en Guadalajara, Jalisco, Josué fue un niño que vivió con carencias, “lo que me ha permitido que active el hambre de salir adelante”. Con tan solo 19 años de edad, tiene claro que uno de sus objetivos es ayudar a su comunidad. “Para mí significa mucho haber nacido en esta entidad porque me ha permitido forjar mi propia identidad. Además, quiero ser una persona que genere nuevas oportunidades para los jóvenes del futuro”, resaltó.

La confianza, importante para cumplir metas

El becario, quien actualmente estudia la carrera de Ingeniería en Biotecnología en el ITESM, campus Guadalajara, comentó que le fue difícil obtener esta beca. El miedo que desde pequeño tuvo le impidió creer en sus capacidades; pensaba que había otros estudiantes que se la merecían por ser mejores que él. “He trabajado emocionalmente para cambiar mi forma de pensar -resaltó Ramírez- y creer en el gran potencial que poseo para hacer grandes cosas”.

Llenó su pensamiento de optimismo e hizo suya la frase “yo puedo hacer lo que me propongo”, eso lo llevó a crear un proyecto social con impacto en su comunidad, requisito que le solicitó el ITESM para otorgarle la beca. De este modo, en unión con cuatro compañeros, ideó la forma de apoyar a su entidad. Después de un gran trabajo en equipo, se dieron cuenta que el municipio donde crecieron no recolectaba la basura en los terrenos baldíos, por lo que decidieron poner un centro de acopio PET, con el objetivo de que los pobladores depositen de forma correcta la basura.

Con diversas campañas de recolección se logró el objetivo, con dos propósitos: “el primero, enseñar a la comunidad a eliminar de forma correcta la basura. El segundo, obtener mi beca para estudiar en la universidad. En ese momento supe que quería enfocar mi carrera en el medio ambiente”, ahondó Ramírez.

Haber nacido en un poblado con pocas oportunidades no lo limitó. La universidad le ha permitido desarrollar habilidades y conocimientos que le dieron la posibilidad de ser parte del equipo multidisciplinario que se formó en 2022 y de representar a su campus en la competencia internacional más grande de biología sintética, el iGEM (International Genetically Engineered Machine), en la cual los alumnos universitarios desarrollan proyectos que presenten soluciones a problemas del mundo real.

Con el proyecto “Detección fácil y económica de contaminantes”, el equipo NeoTech-e (como se nombraron) desarrolló un biosensor enzimático fluorescente con el objetivo de poder detectar de forma sencilla y eficiente los contaminantes emergentes, como la eritromicina (consiste en detener el crecimiento de la bacteria), rifampicina (funciona matando la bacteria) y pentaclorofenol (cancerígeno dañino para la salud humana y medio ambiente).

Aunado a este proyecto, los estudiantes crearon una historieta infantil para crear conciencia sobre el cuidado del medio ambiente. “Realizamos cursos de verano con la temática de ciencia para sensibilizar a los niños y niñas sobre la importancia de cuidar nuestro planeta”, destacó el beneficiario de la ‘Beca BBVA para Chavos que Inspiran’. También fomentaron la semilla en los menores “querer es poder, y sin duda podrían ser los futuros científicos que ayuden a mitigar esta problemática para crear un mundo mejor”, destacó el estudiante.

La música: inspiración para un nuevo camino

Envuelto en un ambiente musical, en donde su papá es cantante, sus hermanas tocan la guitarra y cantan en el coro de la iglesia, y sus tíos tocan instrumentos, Ramírez se llenó de inspiración para aprender a tocar el piano. Decidió continuar su aprendizaje sonoro en otra comunidad lejana a la suya. “Cuando estudiaba la secundaria decidí tomar un diplomado de música sacra, lo que me llevó a estar en el coro con mi hermana, donde tocaba el órgano y ella cantaba”, comentó.

Sin duda, el arte musical le ha dado la oportunidad de continuar su camino, pero, sobre todo, “poder confiar en mí mismo”. Con esta forma de pensar, tomó la decisión de tomar un diplomado en coreografía, el cual fue un gran reto, pero lo ayudó a continuar esa búsqueda para ser mejor. “Soy una persona muy descoordinada con los pies, pero este diplomado me dejó el aprendizaje de no dejar de hacer cosas nuevas, y me obligó a salir de mi zona de confort”, declaró.

“La música -agregó- ha sido muy relevante a lo largo de mi vida, ya que fue la primera puerta que me dio la posibilidad de hacer cosas nuevas”.

Creer es poder

Integrante de una familia de bajos recursos, la ‘Beca para Chavos que Inspiran’ ha sido relevante para el estudiante en biotecnología y para dos de sus hermanos, quienes también han sido beneficiados por este programa tanto en lo personal como en lo familiar. “La beca no solo nos ha apoyado económicamente, sino también ha influido en cada pensamiento. Anteriormente, creíamos que estudiar en la universidad era imposible, y hoy estamos haciendo realidad nuestro sueño”, reveló Ramírez.

Este año suman más de dos décadas del programa ‘Beca BBVA para Chavos que Inspiran’, con el que se ha beneficiado a miles de estudiantes talentosos, como Ramírez, quien actualmente está viviendo su sueño de estudiar en la universidad. La Fundación BBVA México se suma y contribuye así al logro del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) N.4, referente a una 'Educación de calidad', que impulsa el desarrollo de oportunidades para recibir educación y aprendizaje gratuitos, igualitarios y de calidad con su lema ‘Con Educación haces más de lo que crees’.