Incremento al salario mínimo requiere acciones que mejoren el mercado laboral
David Cervantes Arenillas, economista senior de BBVA México, analiza en el artículo ‘La política del salario mínimo: un debate necesario, pero insuficiente’, publicado en El Economista, la relevancia y el debate que ha generado este incremento en el salario en México, ante la urgente necesidad de que recupere su poder adquisitivo que, de acuerdo con el economista, ha tenido dos décadas de estancamiento.
Cervantes destaca que una de las principales reservas que se generaron entre los especialistas sobre este aumento es que impactara y provocara “distorsiones inflacionarias en la economía”, ocasionadas por las condiciones de la economía con respecto a su crecimiento potencial y holgura, es decir que estos aumentos se “traspasarían al resto de la distribución salarial”.
El economista explica que estas distorsiones en realidad no se han presentado, pues entre el 2015 y el 2022 el incremento al salario mínimo en promedio anual ha sido de 8.8% en términos reales, “en cambio, el salario promedio de cotización del IMSS en ese mismo periodo solo creció en promedio anual 1.7% y la mediana de ingreso 3.6%”. Por lo que aclara que al analizar estas distribuciones salariales, “lo que ha sucedido es una compresión de las colas de la distribución salarial”, pues se han perdido empleos con mayor remuneración y se han desplazado a la derecha los de menores ingresos, por lo cual “se ha contribuido a elevar el nivel de remuneración de trabajadores de menores ingresos”, sin embargo se han concentrado en empleos de hasta dos salarios mínimos, lo que no es tan positivo.
Entre el 2015 y el 2022 el incremento al salario mínimo en promedio anual ha sido de 8.8% en términos reales
Asimismo, Cervantes advierte que si se habla del sector informal y con base en información de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), “en el tercer trimestre de 2015, 19.8% de los trabajadores asalariados remunerados en situación de informalidad laboral tenía ingresos equivalentes de hasta un salario mínimo, para 2022 el porcentaje llegó a 51.6%”, lo que significa que los incrementos del salario mínimo no han tenido efectos en los trabajadores informales.
Aun cuando el gobierno federal ha anunciado que para el 2023 se realizará un incremento del 20% al salario mínimo que sí obedece a una recuperación necesaria de este ingreso, para el economista se deben “calibrar lo efectos” pues México es una de las economías que no ha logrado recuperarse del impacto de la pandemia, a lo que se suma la alta inflación que ha presentado durante el 2022 y como lo menciona la prioridad es poder mantener las expectativas inflacionarias bien ancladas.
Por último, Cervantes hace énfasis en que esta política de incremento al salario mínimo no ha sido suficiente para resolver los problemas estructurales del mercado laboral, pues falta que al debate se sume la discusión los elementos estructurales de la economía que deben mejorarse para que se consolide un mercado laboral sólido “y un horizonte de creación de empleos con mejor remuneración”, impulsando la inversión, los esfuerzos de política pública para atacar el estancamiento de la productividad laboral, que deberán primero atender y generar mecanismos que no fomenten la informalidad productiva y laboral que tanto impacta en el crecimiento y desarrollo de la economía.
El artículo se publicó en El Economista el 1o. de diciembre de 2022 y puede consultarse en este link.