Factores que impactan en fuentes de financiamiento de la economía mexicana
México vive un momento económico en el que desde la perspectiva de Iván Martínez Urquijo, economista principal de BBVA México, es importante analizar el financiamiento a la economía, tanto del lado de sus fuentes como de sus usos, y con base en eso tener un panorama general acerca de la vulnerabilidad del país ante un escenario de mayor riesgo.
De acuerdo con Martínez en su artículo ‘Vulnerabilidades en el financiamiento de la economía mexicana’, publicado en El Economista, durante los últimos años el sector público ha hecho un mayor uso de los flujos de financiamiento a la economía mexicana, además de que este uso se ha concentrado en gastos recurrentes y prácticamente ineludibles. Para poner esto en contexto, el autor destaca que “tan solo en 2023 el Proyecto de Presupuesto de Egresos de la Federación plantea destinar el 63.2% del gasto total a los rubros de pensiones, costo financiero de la deuda y el gasto federalizado” de acuerdo con datos del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria.
“Los flujos de financiamiento externo pasaron de 1.0% a -0.8% del PIB entre 2019 y 2021, ante el menor apetito de los no residentes por deuda gubernamental en moneda nacional”.
El economista señala que ante este relevante uso de financiamiento por parte del sector público y en el contexto de mayores tasas de interés, es fundamental analizar las fuentes de financiamiento de la economía mexicana. Con este objetivo en mente distingue dos principales tendencias. La primera es la reducción del financiamiento externo. El autor se apoya en datos recientes del Banco de México que señalan que “los flujos de financiamiento externo pasaron de 1.0% a -0.8% del PIB entre 2019 y 2021, ante el menor apetito de los no residentes por deuda gubernamental en moneda nacional”.
Martínez hace énfasis que “entre marzo de 2020 y junio de 2022, la tenencia de bonos gubernamentales por parte de no residentes se redujo en cerca de 28,500 millones de dólares”, esto, aun en un escenario de liquidez global y de elevadas tasas de interés en México. Además advierte que si bien la menor demanda externa se ha visto compensada por la demanda de inversionistas nacionales, el hecho de que los inversionistas extranjeros no muestren apetito por deuda gubernamental en moneda nacional refleja una vulnerabilidad.
El autor puntualiza como segunda tendencia del financiamiento de la economía el inusual “incremento del componente interno, que incluso ha compensado la caída de las fuentes externas y que de acuerdo con Banxico, en 2020 y 2021 el flujo anual de recursos de las fuentes internas promedió 8.4 puntos porcentuales del PIB, cifra 57.5% por encima del promedio registrado entre 2010 y 2018”.
Para el economista este incremento podría explicarse por un mayor ahorro precautorio derivado de la pandemia, el cual se ha visto reflejado en el aumento del 22.5% de los depósitos a la vista entre febrero de 2020 y diciembre de 2021 de los distintos tenedores de bonos privados. No obstante estas elevadas magnitudes, destaca que para este 2022 la disponibilidad de estos recursos ha registrado una caída por el incremento en el consumo y el menor número de casos de Covid 19, por lo que se prevé que mantenga su reducción y alcance niveles más parecidos a los observados entre 2010 y 2019.
Martínez concluye que “la economía mexicana cuenta con menores fuentes de financiamiento externas, fuentes internas que pierden fuerza y un sector público con necesidades de gasto inercial cada vez mayores”. En consecuencia, es necesario seguir de cerca la evolución de las fuentes de financiamiento y estar atentos a que las vulnerabilidades no se traduzcan en un escenario de riesgo .
El artículo se publicó en El Economista el 22 de septiembre de 2022 y puede consultarse en este link.