Emmet Cohen, un pianista de jazz rumbo al futuro
Entre la tradición y la innovación, el músico estadounidense ilustra los valores del jazz, su carácter como fruto del crisol estadounidense y su vigor y resiliencia ante géneros de mayor difusión y éxito comercial.
Nacido en Miami, Florida, Emmet Cohen se mudó con su familia a Montclair, Nueva Jersey, a los diez años. Casi una década después, ya mayor de edad, eligió como hogar y base de operaciones el vibrante barrio neoyorquino de Harlem.
Ni azar, ni chiripa. El artista conversó con bbva.com, próximo al concierto con su trío en El Cantoral, el sábado 29 de enero en la Ciudad de México, mismo que forma parte del ciclo New York Jazz All Stars, realizado por De Quinta Producciones con el apoyo de la Beca de Arte BBVA México.
En la charla, el músico se refirió a su barrio con pertenencia y admiración: “Vivo en la Avenida Edgecombe; Duke Ellington vivía a diez cuadras, en Avenida Edgecombe 555. Sonny Rollins vive aquí arriba. Billie Holiday vivía a unas cuadras. A tres minutos, caminando desde aquí, Thelonious Monk iba a estudiar stride piano con Mary Lou Williams. El salón de baile Savoy no está lejos; ahí se dieron los primeros bailes integrados (de blancos y negros) en el país, de tal modo que es un lugar histórico, especial”.
La puesta al día de un estilo
Es el entorno del que Cohen se nutre y desde el que hace su aportación al jazz del siglo XXI. Su apuesta es ambiciosa: retoma el Harlem stride, Stride o estilo Harlem, una clase de jazz que estuvo en boga en los años 20 del siglo pasado –descendiente del ragtime y el jig piano- e incorpora con imaginación y fortuna múltiples elementos de la extensa historia de la música sincopada.
Tampoco es coincidencia que durante estos años pandémicos el pianista haya concebido sesiones en vivo (“Live from Emmet Cohen’s Home”), bien reconocidas en el mundillo del jazz. Los lunes se transmiten en vivo y luego es posible verlas en YouTube; ahí “viven” las 83 sesiones que se han grabado hasta ahora, jugosos gajos de historia contemporánea del jazz.
Hace un siglo, en medio de otra pandemia, los músicos de Harlem organizaban 'rent parties' para “pasar el sombrero” y reunir dinero y pagar sus alquileres. La historia se repite, “porque hay una economía de personas que dependen de ella”, apunta Cohen.
El valor artístico de estas sesiones brinca a la luz. Basta buscar aquellas con el saxofonista Houston Person (87 años) o con la legendaria cantante Sheila Jordan (93) para entender la orgullosa estafeta de Cohen: tender puentes entre las leyendas vivas y los nuevos creadores.
Un valioso puente entre generaciones
Una parte notable de su discografía, disponible en las plataformas digitales, son las Masters Legacy Series, que hasta ahora suman cuatro volúmenes. En ellas ha colaborado con Jimmy Cobb, Ron Carter, Benny Golson y Albert “Tootie” Heath (con quien, por cierto, tocó en Xalapa, Veracruz, apenas unos meses antes de estallar la pandemia) y también con George Coleman.
Escúchense las grabaciones en estudio y en directo de Cohen y se apreciará una fértil asimilación del variado lenguaje pianístico del jazz, desde históricos exponentes del stride piano, como Art Tatum, Fats Waller y Willie “The Lion” Smith, hasta maestros de mayor ambición y diversidad técnica y estilística, como Bud Powell, Thelonious Monk, Ahmad Jamal y Cedar Walton, entre otros.
Su aprendizaje, por supuesto, no se limita a la atenta escucha de pianistas. El contrabajista Ron Carter, integrante del segundo gran quinteto de Miles Davis a principios de los años 60, es una de sus figuras señeras, todo un faro para el pianista. “Es una de las almas más generosas que conozco –revela-. Me invitó a pasar la Navidad en su casa, con su familia. Ha hecho mucho por mí y por otros músicos. Sé de buenos bajistas que estaban empezando a los que les compró y les envió un contrabajo.”
Y Cohen tampoco menosprecia los invaluables consejos artísticos de Carter. “Una vez me contó: ‘Cuando tocaba con Miles (Davis), Herbie (Hancock), Tony (Williams) y Wayne (Shorter), yo tenía que tocar algo que los hiciera actuar diferente cada noche. Mi meta era tratar de crear algo nuevo, como un químico que mezclara diferentes tubos de ensayo imaginando diferentes maneras de tocar la música.’ Y eso lo hizo un innovador. Esas palabras resuenan en mí y me hacen pensar: es lo que yo quiero hacer.”
El jazz y los jóvenes
El músico recibió sus primeras lecciones de piano a los tres años y podría decirse que a sus actuales 31 es un vital veterano. Merecedor de la Beca Cole Porter de la Asociación de Pianistas Americanos, él mismo es un educador comprometido, participante de talleres y clases magistrales. Sabe que, a pesar del éxito del pop, el rock, el hip hop y el reguetón entre muchos jóvenes, el jazz puede tocarlos. “Parte de mi trabajo y sentimiento como músico de jazz –comenta- es tocar con jóvenes músicos para gente joven y mostrarles que el jazz es hip y cool, algo de lo que deben formar parte y permitirle interactuar en sus vidas”.
Cohen comenta que en las pláticas y talleres los jóvenes aspirantes a músicos suelen preguntarle “sobre el sendero a seguir”; y abunda: “Eso es lo que la gente realmente quiere saber. ¿Quién eres? ¿Cómo influye eso en quien eres como músico? ¿En dónde está la conexión?”
El pianista es un abanderado del jazz que no guarda dudas de la salud y vigor del género, mucho menos del valor, vigencia y resonancia de sus grandes exponentes, como Duke Ellington, Louis Armstrong, Thelonious Monk, Dizzie Gillespie, Miles Davis y John Coltrane. “Su música representa la humanidad al más alto nivel, la creatividad, la habilidad de traer paz y justicia y luchar por lo que se cree”, subraya.
Crear jazz como quien medita
Future Stride, publicada a principios del 2021, es su grabación más reciente; y “Dardanella”, con más de millón y medio de descargas en Spotify, es una pieza que puede dar una idea del imaginativo y lúdico ejercicio musical que el pianista emprende sobre el teclado.
Cohen considera que la audiencia del jazz en México escucha la música con toda el alma. Como buen improvisador, advierte: “Me gusta sentir la vibra en la sala y a partir de eso ver lo que tocamos”.
Con sus acompañantes, el bajista jamaicano Russell Hall y el baterista californiano Kyle Poole, conforma un triángulo equilátero de alto potencial.
Algo que le importa mucho es que su actuación en El Cantoral se realizará bajo todas las medidas sanitarias que imponen las circunstancias. El aforo se limitará al 50% y se exhortará al público a usar cubrebocas en el recinto y durante todo el concierto. Los tarjetahabientes de BBVA México obtendrán un 20% de descuento y los participantes en la clase magistral, previa al concierto, 40%.
De Monty Alexander aprendió Cohen a tocar desde el corazón. Por otra parte, al ser cotidiano practicante de yoga, para él hacer sonar el piano es como meditar. “Cuando toco es el momento de silenciar todas las cosas que llegan a mi mente. Solo respirar, sentir y dejar que mis instintos hagan el resto.”