El peso mexicano, con pocos elementos para depreciarse
El tipo de cambio es una de variables más observadas por la relevancia que tiene en el valor de las monedas en cada país y en el caso de México su análisis ha cobrado mayor importancia por el impacto que tiene el comportamiento de las tasas de política monetaria en Estados Unidos, que en algunos episodios económicos pasados han causado que el peso mexicano sea una de las monedas que más se depreciaban frente al dólar.
Carlos Serrano Herrera, economista jefe de BBVA México, señala en el artículo ¿Qué explica la estabilidad del peso?, publicado en el periódico El Financiero por qué es importante entender que se está en un nuevo ciclo de subida de la Reserva Federal de los Estados Unidos, pero no necesariamente ante este escenario el peso podría depreciarse y representar un problema mayor para la economía.
Serrano precisa que la Fed pasa por unos de los ciclos de subida más pronunciados en las últimas cuatro décadas; “en marzo de este año la tasa de política monetaria de la Fed estaba en niveles cercanos a 0%, mientras que ahora se ubica en un rango de entre 3% y 3.25%. La expectativa es que para el primer trimestre del año entrante esta tasa se ubique en niveles cercanos a 5%. Se trata de un alza mayor a la del ciclo de aumentos observado entre 1994 y 1995 que fue uno de los factores que detonó la terrible crisis macrofinanciera en nuestro país”.
El peso mexicano ha mostrado estabilidad, incluso apreciándose 3% durante 2022
De acuerdo con el economista, este comportamiento ha derivado en que la mayoría de las monedas se han depreciado frente al dólar estadounidense y basta ver los casos del euro que se ha depreciado cerca del 12% y la libra en un 20% y así ha sucedido con otras monedas emergentes que también han perdido valor contra la moneda de Estados Unidos. Sin embargo, el peso mexicano “ha mostrado estabilidad, incluso apreciándose 3% durante 2022”.
De acuerdo con Serrano existen factores que han influido en este comportamiento del peso. En primer lugar destaca “la relativa buena posición fiscal frente a otras economías, tanto avanzadas como emergentes”, y explica que México tiene un nivel de deuda menor al de otras economías emergentes siendo consistente con el grado de inversión y que como porcentaje del Producto Interno Bruto (PIB) está por debajo de 50%. Sin embargo, reconoce que aún con la relativa holgura hubo espacio para una expansión fiscal que hubiese ayudado a aminorar los efectos de la pandemia y a fortalecer la recuperación económica, ya que México es de los pocos países de “América Latina que no ha alcanzado el nivel de PIB prepandemia”.
Otro factor relevante para el economista jefe de BBVA México es que México no ha presentado desequilibrios externos; es decir, que “el déficit de cuenta corriente es también relativamente bajo (debiera terminar el año en torno al 1% del PIB), lo cual compara también favorablemente con otros emergentes”. Adicionalmente, destaca el ingreso de remesas a México, que “este año serán cerca de 58 mil millones de dólares lo cual equivale a cerca de 4% del PIB y representa la mayor fuente de divisas para el país”.
Como tercer factor Serrano detalla que existe un alto diferencial entre las tasas de interés de México y Estados Unidos, por lo que “en la década previa a la pandemia, ese diferencial había sido en promedio de 4.5%; ahora es de 6%”. Y asegura que Banxico podría cerrar esa brecha durante 2023 toda vez que la inflación comience a descender, por lo que “no debería preocupar que el resultado sea una ligera depreciación del peso, que incluso podría dar algo más de competitividad a las exportaciones, ayudando a amortiguar la desaceleración. Además, el efecto en la inflación no sería significativo”.
En conclusión, para el economista los fundamentales macroeconómicos de México le han otorgado la estabilidad al peso por lo que no coincide en que podría depreciarse en un 20% en el corto plazo, pero advierte que donde sí se debería poner atención es que si Estados Unidos recupera su camino de crecimiento México no puede seguir estancado y ese panorama debe cambiar revirtiendo políticas públicas que han impactado en la inversión.
El artículo se publicó en El Financiero el 27 de octubre de 2022 y puede consultarse en este link.