El crecimiento del crédito bancario a hogares se acelera durante 2023
De acuerdo con el Informe “Situación Banca” de BBVA México, los primeros seis meses del año se distinguieron por datos de actividad económica y empleo por encima de lo esperado, en un contexto de tasas de interés elevadas y una inflación con tendencia a la baja. En consecuencia, se han reducido las expectativas de una recesión económica, lo que ha favorecido el consumo de bienes y servicios.
En este entorno, se pueden distinguir dos principales tendencias en la intermediación bancaria: Primero, un crecimiento sólido y sostenido del crédito al consumo, el cual ha permitido que el saldo otorgado ya supere los niveles prepandemia. Segundo, una continua recomposición de las fuentes internas de financiamiento hacia instrumentos de mayor rentabilidad, ante la posibilidad de que las tasas de interés permanezcan en niveles elevados por mayor tiempo al anticipado. Después de alcanzar su nivel mínimo de los últimos ocho años en 2020, el flujo de financiamiento al sector privado se ha incrementado 2.1 puntos porcentuales (pp) del PIB para cerrar el 1T de 2023 en un nivel de 2.8% del PIB, ligeramente por debajo del 3.1% promedio registrado entre 2010 y 2018.
El estudio precisa que esta recuperación del financiamiento al sector privado ha estado apoyada en el mayor flujo de financiamiento a los hogares, a tal punto que este flujo ha representado más de la mitad del financiamiento total desde 2020. De hecho, y a diferencia del crédito a empresas que no ha recuperado su nivel prepandemia, en junio de 2023 el saldo promedio de crédito otorgado por la banca comercial a los hogares fue 8.5% mayor en términos reales (excluyendo la inflación) a lo observado en febrero 2020.
Detrás del mayor flujo de financiamiento a hogares ha estado el crecimiento del crédito al consumo, que en la primera mitad de 2023 representó 2.4 de los 6.1 puntos porcentuales que creció, en promedio, el crédito al Sector Privado No Financiero (SPNF). Esto aun cuando el crédito al consumo sólo representó el 23% del saldo durante el período mencionado. El Informe “Situación Banca” detalla que el relevante crecimiento del crédito al consumo, que alcanzó 12.6% anual en términos reales en junio de 2023, ha estado sustentado en un crecimiento por encima de lo esperado tanto de los salarios reales como del empleo formal.
Al interior del crédito al consumo, el segmento de tarjeta de crédito ha sido el principal motor de crecimiento. Durante el primer semestre de 2023 el crédito vía tarjeta contribuyó con 5.4 de los 10.7 puntos porcentuales de crecimiento promedio anual en términos reales (excluyendo la inflación) del crédito al consumo total. Esto, tras una aceleración en su crecimiento que llevó al segmento de tarjeta de crédito a cerrar el semestre con un alza a tasa anual de 16.8% real, un ritmo mayor en 4.4 puntos porcentuales respecto a diciembre de 2022.
En lo que se refiere al crédito a la vivienda también ha tendido a acelerarse, aunque a menor ritmo. El crecimiento anual promedio durante la primera mitad de 2023 en términos reales fue de 4.6%, el mayor en cinco semestres, a pesar de una ligera alza de la tasa de interés. La estabilidad del crecimiento, aunada a que este segmento fue el único con crecimiento real positivo en 2020, le ha permitido incrementar su participación en el saldo del crédito total al SPNF hasta 23.0%, luego de que en 2019 fuera de 19.0%.
La continua recomposición de las fuentes de financiamiento, segunda tendencia a destacar de la intermediación, se intensificó en 2023 y se mantiene caracterizada por una menor tenencia de recursos líquidos, sobre todo de hogares, en favor de instrumentos con un mayor rendimiento (v.gr. depósitos a plazo y fondos de inversión de deuda) ante un contexto de elevadas tasas de interés y un crecimiento económico por encima de lo esperado.
De hecho, de acuerdo con cifras de Banxico, el flujo anual de billetes y monedas así como de depósitos de exigibilidad inmediata de residentes, se redujo entre el 4T de 2021 y el 1T de 2023 de 2.8 a 1.3% del PIB. Mientras tanto, los flujos de captación a plazo y en fondos de inversión de deuda de residentes se incrementaron de 1.2 a 2.6% del PIB en el mismo período.
Esto se confirma al observar la divergencia entre las trayectorias de crecimiento de los componentes de la captación bancaria tradicional. El estudio de BBVA México señala que el crecimiento anual en términos reales (descontando inflación y el efecto cambiario) de la captación a la vista entre junio de 2022 y de 2023 pasó de 2.6 a -0.2%, mientras que el de la captación a plazo pasó de 0.5 a 10.4% en el mismo período. De esta manera, la captación bancaria tradicional cerró la primera mitad de 2023 con un crecimiento real anual de 3.3% (vs 1.9% en junio de 2022).
En cuanto al uso de los flujos de financiamiento, el sector público se consolida como el principal usuario con más del 50% del flujo total, mientras que, como ya se mencionó, el sector privado ha registrado una recuperación de la mano de los hogares. El componente más débil continúa siendo el del financiamiento a empresas, cuyo flujo anual en términos de PIB durante el 1T de 2023 estuvo 0.5% por debajo del promedio registrado entre 2010 y 2018. Este tipo de financiamiento es el más sensible a los aumentos en las tasas de interés.
En suma, las cifras por encima de lo esperado del empleo y de la actividad económica en su conjunto durante la primera mitad de 2023, han favorecido el consumo privado y, con ello, han apoyado el crecimiento del crédito a los hogares, particularmente a través de tarjetas de crédito y créditos de nómina.
Hacia delante, el Informe “Situación Banca” prevé que el escenario más probable apunta a un crecimiento económico más vigoroso y niveles de tasas de interés que podrían mantenerse elevados por mayor tiempo. En consecuencia, podría esperarse que se mantenga la tendencia positiva del crédito a los hogares, particularmente del crédito al consumo. No obstante, se puede anticipar un dinamismo más moderado tanto porque los hogares ya han comprometido parte de su capacidad de pago como porque no se espera una reducción rápida en los costos del financiamiento.
Adicionalmente, este escenario favorecería una continuación de la tendencia de recomposición entre las fuentes de financiamiento que se ha observado hasta el momento, lo que podría exacerbar la escasez de recursos a bajo costo en el sistema bancario.