La vivienda en México, buena inversión patrimonial
La vivienda es uno de los principales bienes que le permiten a las personas formar un patrimonio sólido, por ello se ha consolidado su adquisición a través de los años para facilitar a las familias tener acceso a una vivienda digna por medio de créditos financieros del sector público y privado. Marissa González Guzmán, economista senior de BBVA México, detalla por qué es tan importante la demanda por vivienda y qué factores impactan su asequibilidad en el país.
González señala en el artículo ‘El precio de la vivienda acelera, pero sin riesgos’, publicado en el periódico El Economista que la vivienda en los últimos años ha tenido una importante apreciación, tan solo entre el primer trimestre de 2019 al mismo periodo de 2024 reporta una apreciación anual de 8.5%. La relevancia de analizar este impacto radica en conocer qué tan accesible es adquirir una vivienda en el país.
La economista precisa que existe una demanda constante de vivienda porque la población ha crecido en el mismo periodo de 2019 a 2024 en una tasa promedio de 1.4% y destaca que “la tasa de interés del bono M10, referencia para los créditos hipotecarios, promedió en estos cinco años 7.7%, por debajo de la tasa de interés hipotecaria que tuvo un promedio de 9.8%, ambas se han mantenido estables”.
En 2016 la vivienda en renta correspondía al 14.6% del total del parque habitacional, mientras que en 2022 esta proporción aumentó a 15.1%
De acuerdo con datos del Índice Nacional de Precios Productor (INPP) también en el mismo lapso hay un aumento para la construcción residencial de 7% promedio anual. La especialista en vivienda de BBVA México detalla que la oferta de vivienda nueva ha disminuido, “ya que los inicios de obra anualizados de acuerdo con el Registro Único de Vivienda (RUV) pasaron de 248 mil viviendas en el 1T19 a 167 mil al cierre del 1T24, una reducción de 7.6% anual”, lo que revela un avance para el mercado de vivienda usada y “la mayor apreciación de la vivienda nueva”.
Con este contexto, González explica cuál es la asequibilidad de la vivienda en el país: en el 2019 un hogar requería ahorrar cuatro años tres meses para poder adquirir una casa, mientras que al cierre de 2023, tuvo un aumento de cuatro años seis meses. “La razón enganche sobre ingreso indica cuántos meses del ingreso del hogar se necesitan para cubrir el pago del enganche del crédito hipotecario, en 2019 era de 8.87 meses y aumentó en 2023 a 9.15 meses”. En lo que corresponde al porcentaje de pago de una hipoteca con relación a los ingresos del hogar, en 2019 era de 22.8% y pasó en 2023 a 25.8%, por lo que concluye que “mientras se mantenga por debajo del 30% se considera aceptable”.
La economista también hace referencia al aumento de los precios de la renta y destaca que la proporción de vivienda rentada se ha mantenido estable, “en 2016 la vivienda en renta correspondía al 14.6% del total del parque habitacional, mientras que en 2022 esta proporción aumentó a 15.1%. Las viviendas propias representaban el 68.8% del total en 2016 y para 2022 aumentaron a 69.6% del total”.
En conclusión, los costos de la vivienda están aumentando sin que representen un riesgo para la adquisición y, de acuerdo con González, se explican por un incremento demográfico lo que favorece la demanda, que además se apoya en la estabilidad que presentan las tasas hipotecarias y el aumento en los costos de construcción, que contribuirá a un crecimiento del parque habitacional que se verá beneficiado de cara a la compra de bienes inmuebles por los indicadores de ingreso en los hogares que de acuerdo con la economista tienen una tendencia al alza.
El artículo se publicó en El Economista el 6 de junio de 2024 y puede consultarse en este link.