Consideraciones sobre la estabilidad de la deuda pública en México
El año 2023 traerá retos importantes para la economía de México y del mundo, como lo afirma Arnulfo Rodríguez Hernández, economista principal de BBVA México en el artículo “Supuestos cuestionables para la estabilidad de la deuda pública” publicado en el periódico El Economista, en el que destaca que uno de los más relevantes es evitar el deterioro de las finanzas públicas y con ello un impacto económico significativo.
Como primer punto, Rodríguez detalla la posibilidad de que se dé una desaceleración en el crecimiento económico global y una probable recesión económica en muchas regiones del mundo durante 2023.
En ese sentido, precisa que BBVA México prevé que el crecimiento económico "pase de 3.2% en 2022 a 2.4% al cierre de este año. Para el caso de México, los pronósticos de la institución financiera son 3.0% y 0.6% (con sesgo al alza), respectivamente".
El economista anticipa que el PIB debería registrar un crecimiento real de 2.3% en 2023 y 4.8% en 2024-25 para mantener la deuda pública estable
El economista menciona que el gobierno federal tiene una estimación del déficit público de 3.6% del Producto Interno Bruto (PIB) y que además sería el nivel más alto desde 1990, "después de haber asumido un crecimiento económico puntual de 3.0% para la estimación de las finanzas públicas de este año".
De acuerdo con Rodríguez, si el crecimiento económico fuera cercano a la previsión de la institución financiera o incluso a la del Fondo Monetario Internacional (FMI) de 1.2% y el consenso de los analistas de 0.9%, los ingresos tributarios serían menores a los programados, "y el déficit público podría ser superior a 3.6% de no ser posible hacer los ajustes compensatorios en el gasto público".
Para el economista principal de BBVA México, aunque la previsión del gobierno federal para el Saldo Histórico de los Requerimientos Financieros del Sector Público sea 49.4% del PIB y esté basada en una estimación más conservadora para el crecimiento económico de 2023, advierte "la estabilidad de este cociente asume que las necesidades de financiamiento del sector público se reducirán de 4.1% en 2023 a 2.7% del PIB en 2024-28".
Rodríguez indica que si el crecimiento “fuera 0.6%, 2.1% y 1.8% en 2023, 2024 y 2025, respectivamente, y que las necesidades de financiamiento público se mantuvieran en 4.1% del PIB en 2024 y 2025, el indicador de deuda pública más amplio sería 50.2%, 51.4% y 52.7% del PIB, respectivamente”. Por lo que ante ese escenario de riesgo, el economista anticipa que el PIB debería registrar un crecimiento real de 2.3% en 2023 y 4.8% en 2024-25 para mantener la deuda pública estable “en 49.4% del PIB en 2023-25”.
El autor explica que el gobierno federal pretende lograr la estabilidad de la deuda pública con un balance primario que pase de -0.2% durante 2023 a 1.0% del PIB en el periodo de 2024-2025, lo cual podrá lograrse al disminuir la inversión física pública de 3.6% en 2023 a 2.2% del PIB en los próximos dos años, según las cifras contenidas en el “documento de Criterios Generales de Política Económica para 2023”.
Dadas estas acciones que el gobierno federal en México busca poner en marcha, para Rodríguez es “cuestionable que apoye la estabilidad de la deuda pública en menor inversión pública (como porcentaje del PIB) para no afectar el gasto corriente” y advierte que “sin lugar a dudas, esta política económica terminará perjudicando el crecimiento potencial de la economía mexicana”.
El economista retoma las conclusiones para México de la misión del FMI en 2022 y hace énfasis en que se haga una evaluación al marco institucional de la política fiscal mexicana, lo cual podría conducir a una reforma “que incluya un ancla fiscal de deuda con cláusulas de escape bien especificadas y un mecanismo transparente para regresar a la trayectoria de deuda después de una desviación temporal”.
Rodríguez considera que el país está muy a tiempo de mitigar el riesgo de que se deterioren las finanzas públicas en el mediano plazo, y sugiere contar con un presupuesto balanceado que elimine los déficits primarios en conjunto con un techo al crecimiento del gasto público.
El artículo se publicó en El Economista el 12 de enero de 2023 y puede consultarse en este link.