El muñeco de Año Viejo y otras tradiciones en Colombia para celebrar el fin de año
Una de las fechas más tradicionales en Colombia y que está acompañada de un gran número de rituales y ceremonias cuyos fines van desde atraer la buena suerte, hasta crear el ambiente para que en el año que viene hayan más viajes y paseos, es el 31 de diciembre. Un Feliz Año, frenético y lleno de actividades.
“Las campanas de la iglesia están sonando / anunciando que el año viejo se va / la alegría del año nuevo viene ya / los abrazos se confunden sin cesar / Faltan cinco pa´ las 12 / el año va a terminar / me voy corriendo a mi casa / a abrazar a mi mamá”, dice en uno de sus apartes la canción que más suena en Colombia el 31 de diciembre, minutos antes que termine el año, al filo de la medianoche, mientras los cielos se iluminan con cientos de juegos pirotécnicos.
Esta composición del maestro Aníbal Velásquez, anima las reuniones que con motivo de la espera del Año Nuevo se celebra en millones de hogares en Colombia y que están acompañadas de tradiciones que a manera de rituales, están en la lista de las cosas que se hacen en esta fecha. Desde la quema de muñecos que simbolizan el año que termina y con el que se busca “eliminar” todo lo malo que haya pasado, hasta el uso de ropa interior de color amarillo, la ingesta de doce uvas (una por mes, acompañada de un deseo), salir a la calle con una maleta, regalar lentejas y meter papas bajo las camas son, entre otras, las tradiciones que por esta época se viven en Colombia.
La tradición del Año Viejo
Es 31 de diciembre y en muchas calles y barrios de Colombia, grupos de personas buscan afanosamente pantalones, camisas, sacos y en general ropa y artículos que no se usen con el fin de vestir el muñeco de Año Viejo. Por lo general, se trata de rellenar de aserrín, papel periódico o cualquier otro elemento que permita dar forma a toda es ropa que termina posando en los andenes, puertas, parques o simplemente a orilla de cualquier vía, y que muchas veces representa a algún personaje de la política o de la farándula de la vida nacional o internacional.
A medida que avanza el día, este muñeco se va convirtiendo en el “alma” de la fiesta, alrededor del cual los contertulios brindan y hasta lo alzan para bailar con él. En algunos casos lo suben en los vehículos para pasearlos por las ciudades y pueblos y en los bolsillos de su indumentaria van metiendo listas de las cosas que se quieren quemar o de las cosas que se desean para el año que viene.
Al llegar la medianoche, se procede a su incineración en medio de los gritos y alborozos por la llegada del Año Nuevo. En una época, estos muñecos contenían pólvora que estallaba en luces y explosiones, costumbre que debido a las malas prácticas y accidentes, terminó siendo prohibida en gran parte del país.
Diseños de Año Viejos en Colombia.
Otras tradiciones
A las doce en punto todo el mundo se abraza y se desea lo mejor para el año que viene, se comen las doce uvas y se brinda con una copa de vino espumoso o champaña. Además, algunas personas corren a cambiarse la ropa interior que lleven en ese momento por otra de color amarillo, especialmente preparada para la ocasión, acción que se complementa con tomar una maleta grande o chica, llena o vacía, y salir a dar una vuelta por los alrededores de la casa o del barrio en donde esté, dicen que con el fin de que en el año que viene hayan bastantes viajes.
Lo interesante de todas estas actividades y preparativos que se dan para esta fecha, es su impacto en la economía y cómo estas ya hacen parte de las estrategias comerciales de empresas y almacenes. Por ejemplo, en el Eje Cafetero y en Medellín, las regiones de mayor tradición en la quema del muñeco de Año Viejo, han surgido cientos de pequeñas empresas que los fabrican y los venden en calles y avenidas y hasta los empacan en modelos de pequeño formato para que cada uno, de manera personal haga su quema.
En los almacenes populares de las grandes ciudades, es muy común ver por estos días anuncios relacionados con la comercialización de ropa interior de color amarillo. Grandes vitrinas muestran diferentes estilos, formas y modelos de estas prendas que son adquiridas días antes de la fecha o a última hora por compradores presurosos que a veces prefieren pasar de incognito.
Así, tras la quema del muñeco, el brindis de medianoche, haber comido las doce uvas, cambiarse la ropa interior, recorrer las calles con la maleta, desear a sus familiares y amigos un Feliz Año, cenar y bailar un par de cumbias, los colombianos están listos para despedir el Año Viejo y saludar al Año Nuevo bajo los arrullos de “Faltan cinco pa´las doce el año va a terminar, me voy corriendo a mi casa a abrazar a mi mamá”.