Modificar nuestros valores para combatir el cambio climático
Capital tecnológico, capital humano, capital regulatorio, capital social… son factores que la economía mide e incorpora en sus análisis. El capital cultural, sin embargo, es un concepto poco habitual en esta ciencia. Pero Timothy Besley, catedrático de la London School of Economics, considera que es fundamental como elemento condicionante de la actividad económica de cualquier organización, institución o país.
El profesor británico, que impartió la XII Conferencia JEEA-Fundación BBVA, lo define como “el stock de preferencias y valores en la población” y defiende que hay múltiples herramientas para incorporarlo a un modelo de estudio económico: “sondeos, como la Encuesta Mundial de Valores, permiten abordar estos conceptos desde una perspectiva del análisis empírico”.
Puede parecer una aproximación muy teórica, pero sus aplicaciones prácticas son muy claras para el catedrático de la LSE, incluso para hacer frente a desafíos globales como el cambio climático provocado por el hombre. En sus tesis, Besley explora “cómo podemos confiar en el proceso político para lograr ese cambio de comportamiento”, convencido de que “una de las mejores esperanzas para la humanidad es cambiar nuestras preferencias y valores”.
Besley asegura que “las decisiones económicas y políticas se toman en un contexto de creencias, valores y pensamientos. Y éstos suelen afectar a cómo se comportan las personas y la forma en que se hace política”. Se trata, por tanto, de una relación recíproca, de ida vuelta, ya que las decisiones y medidas políticas “traen consigo cambios en las preferencias” de los ciudadanos. “Ha sido potente en diversas áreas: el tabaquismo, el medio ambiente o la percepción hacia el machismo”, afirma.
"Cuando los políticos hablan el mismo idioma que los ciudadanos se crea un vínculo que los políticos tradicionales no eran capaces de lograr
Es así, además, como se puede llegar a comprender por qué el uso de un lenguaje común entre políticos y ciudadanos puede estar detrás de triunfos como el de Donald Trump o el auge de los partidos populistas. “Cuando los políticos son uno más y hablan en el mismo idioma que los ciudadanos, se crea con ellos un vínculo que los políticos tradicionales no eran capaces de lograr”.
Para el Profesor Besley, los legisladores han de escuchar a los ciudadanos y atender a sus preferencias y valores. De lo contrario, nada puede asegurar que no se vuelvan a producir reacciones como el brexit: “Si la UE no se reforma para reflejar las preocupaciones de aquellos que ahora se están cuestionando su razón de ser, entonces el brexit puede no ser el último movimiento de salida”.